En el programa Continentes y Contenidos por Radio Hache, los editores de Pressenza Mariano Quiroga y Javier Tolcachier, entrevistaron a Indira Huilca, vocera de la bancada de Nuevo Perú en el ahora disuelto Congreso de la República.

Previo al diálogo con la congresista, Quiroga hizo una sucinta introducción de contexto.

La llegada de Pedro Pablo Kuczynski a la presidencia del Perú coronó el modelo corrupto neoliberal, pero le puso un freno a la familia Fujimori, que quería volver a dirigir los destinos de los peruanos y peruana a través de las urnas. Las denuncias de corrupción derivadas de la empresa Odebrecht y sus subsidiarias dejaron a PPK en la calle, pese al acuerdo con el fujimorismo que incluyó el indulto al padre genocida de Keiko y Kenji Fujimori.

La vuelta del vicepresidente Martín Vizcarra desde Canadá (donde fungía como embajador) para hacerse cargo del Ejecutivo no logró frenar el derrumbe de legitimidad del sistema político y judicial peruano. Esta semana el presidente Vizcarra disolvió el Congreso. El Congreso le respondió con una sesión absurda en la que designaron a Mercedes Aráoz como presidenta encargada y suspendieron a Vizcarra.

Entre los reclamos en las calles del pueblo, el presidente se reunió con las fuerzas militares, quienes le garantizaron su obediencia.

Para ayudarnos a entender mucho mejor lo que ocurre en nuestro país hermano, conversamos con Indira Huilca Flores, socióloga y congresista por Lima Metropolitana e integrante de Nuevo Perú.

En relación a los factores que llevaron al actual desenlace, Huilca señaló que puede hacerse un primer corte en el año 2016, a partir del cual fue electo un nuevo gobierno, encabezado por Kuczynski, y un nuevo Congreso de mayoría fujimorista opositora. También entonces comenzaron las investigaciones sobre actos de corrupción, relacionados con la empresa Odebrecht que involucraban a personalidades relevantes en la esfera política del país.

En paralelo a la relación de un gobierno con un Parlamento cuya mayoría era detentada por los perdedores de la elección presidencial, las investigaciones provenientes de la Fiscalía brasileña que involucraban a ex presidentes, líderes y lideresas de grupos presentes en el Congreso, potenciaron la confrontación. Comenzaron entonces todo tipo de maniobras en el Congreso para evitar que las investigaciones avancen, develando el alcance de las redes de corrupción, incluso aquellas referidas exclusivamente al ámbito local.

La congresista Huilca hizo referencia a la investigación periodística que en 2018 permitió conocer la corrupción dentro del sistema judicial, evidenciando también los vínculos del poder político desde el Congreso con estas mafias de corrupción, situación en la que los grupos implicados intentaban “a como dé lugar”  evitar que estas investigaciones y procesos judiciales avancen .

“En este marco” – continuó Indira Huilca – “se da la confrontación con el Gobierno, un gobierno débil, sin mucha fuerza para orientar procesos anticorrupción”. A lo cual se sucedieron la caída de Pedro Pablo Kuczynski y la asunción de su vicepresidente, el actual presidente Martín Vizcarra.

Acerca de la posibilidad de que la indignación y el apoyo popular masivo al cierre del Congreso fuesen funcionales a desviar la atención de la corrupción empresarial y otros problemas como la flagrante injusticia social, el extractivismo o la actitud servil del gobierno a la política imperialista, Huilca indicó que en el imaginario popular está clarísima la implicación de los factores empresariales en los hechos de corrupción.

“La gente lo tiene muy claro”, aseguró. Una de las cosas que más han indignado al pueblo son justamente los mecanismos institucionales que favorecen la corrupción, por ejemplo en el otorgamiento de concesiones de obras públicas o en los sobreprecios que se agregan a los enormes proyectos de inversión.

En medio de esta crisis, el asunto ha sido “cómo empezamos a revertir esta situación de corrupción, cómo comenzamos a romper ese mecanismo que ha funcionado a la perfección en los últimos veinte años en nuestro país. Sí hay una conciencia en la ciudadanía”, agregó, “sobre quiénes son los responsables de estos hechos, que no solamente involucran a la clase política, sino también sus extendidos tentáculos en la clase empresarial”. La cámara empresarial CONFIEP por ejemplo, está deslegitimada ya que es vista como parte del entramado de corrupción.

“La pregunta es cómo empezar a revertir esta situación. Pese a que el Poder Judicial también está capturado por la corrupción, un grupo de fiscales especiales ha intentado avanzar con las investigaciones y esto, por lo menos, debe seguir, no puede detenerse, sobre todo ante la evidencia flagrante de intentos desde el poder político por acabar con ello. Esto no es un cierre. Es el inicio de un proceso de develamiento de responsabilidades en términos judiciales sobre casos de corrupción, pero también de discutir cuáles son los mecanismos legales e institucionales para impedir que los sectores privados tengan la enorme facilidad que han tenido para decidir sobre el Estado”, afirmó.

Consultada sobre su opinión acerca del estrangulamiento que aún ejercen los tentáculos iniciados por Alberto Fujimori en los 90’, Huilca precisó que la impronta del fujimorismo efectivamente sigue presente en la política peruana a través de dos elementos. El primero y más evidente, es la participación de sus hijos y de la fuerza política creada por él con un peso relevante. Aunque dicho legado está hoy cuestionado. La Sra. Fujimori (Keiko) se encuentra en prisión preventiva por presunto lavado de activos por financiamiento de su campaña, justamente de la empresa Odebrecht.

“Pero más importante aún”, puntualiza Huilca, “es examinar el legado institucional de Fujimori. Al consumar el autogolpe del 92’, lo que hace es reconfigurar el diseño del Estado”. La Constitución emergida posteriormente es una constitución muy funcional a los intereses económicos empresariales, quitando al Estado la posibilidad de tener autonomía y facultades para intervenir en sectores estratégicos de la economía. “Tenemos un diseño institucional en el país que hace al Estado vulnerable de ser capturado por intereses empresariales”. Eso es lo que ha seguido sucediendo, luego del derrocamiento de Fujimori en el 2000 y en los cuatro períodos de gobierno posteriores. Ninguno de esos gobiernos quiso cuestionar los mecanismos que parten de la Constitución del 92.

La siguiente consulta fue sobre si el actual presidente Vizcarra – electo junto a Kuczynski en una plancha con un programa proempresarial y de derecha – sale fortalecido en términos políticos, y si lo ocurrido le brindaría el respaldo político que nunca tuvo.

La congresista Huilca precisó que al conocerse “con nombre y apellido los hechos de corrupción, vinculando a ex presidentes, funcionarios, ministros de Estado, se desarrolló en la gente, en la ciudadanía una sensación de hartazgo frente a la clase política”. Eso obligó a Vizcarra a distanciarse de la actitud del fujimorismo que intentó obstruir cualquier tipo de investigación.

“Es el hartazgo de la gente lo que empujó a Vizcarra a ponerse en una posición de no contribuir más a esa estrategia de obstrucción de la Justicia. Éste ha salido fortalecido porque ha usado los mecanismos que le brinda la Constitución de evitar un avasallamiento mayor del fujmorismo que ya no sólo pretendía gobernar el país desde el Congreso, sino apoderarse de otras instituciones claves como el Tribunal Constitucional”.

A la pregunta sobre cómo se está articulando ahora el pueblo peruano, luego de diversos levantamientos que culminaron con represión, Indira indicó que las movilizaciones de los últimos días se han incrementado. Movilizaciones que tuvieron distintos ciclos. Por ejemplo las que se produjeron durante el primer proceso de vacancia de PPK, no tanto en la defensa del entonces presidente sino porque se veía el intento del fujimorismo de dar su primer golpe. Posteriormente en ocasión del indulto a Fujimori, a las que siguieron las motivadas por el escándalo en la Justicia. En el último año ya las movilizaciones tuvieron directamente que ver con responder a la corrupción que se guarnecía en el Congreso a través de la mayoría fujimorista.

Conectando la realidad peruana con el panorama regional, en el que América Latina aparece como un espacio de disputa entre fuerzas progresistas y conservadoras y de cara a las próximas elecciones, se consultó a la integrante de Nuevo Perú sobre su opinión acerca de los retos de la izquierda y las fuerzas progresistas para evitar que la derecha neoliberal, fujimorista y aprista vuelvan a ser mayoría.

“Yo creo que uno de los principales retos para quienes somos de izquierda en el Perú, es evitar que se pueda consolidar la emergencia de una coalición corrupta, que no tiene el menor reparo en mostrar sus vínculos con grupos empresariales corruptos o grupos con conflicto de intereses, con una impronta ultraconservadora.”

“Ha sido muy positivo”, continuó Huilca, “que esa alianza que estaba conformándose en el parlamento haya sido interrumpida”. Dar la lucha para que ese espacio no gane fuerza en las próximas elecciones y continuar develando las profundas vinculaciones de corrupción que todavía siguen presentes es una tarea requerirá un nivel muy amplio de interlocución con la sociedad ya que la sensación de la gente es que todo el espectro político está involucrado en mayor o menor medida con la corrupción.

Sin embargo, si bien esa percepción es generalizada, hay quienes diferencian a aquellos que han intentado usar su poder para evitar las investigaciones. “Toca entonces dar la batalla para que esos sectores no logren reagruparse y conseguir nuevamente una presencia significativa en el Parlamento”, concluyó la representante.

Finalmente, se preguntó sobre el rol que juegan las nuevas generaciones y los movimientos de mujeres que enarbolan las banderas del feminismo y la lucha contra el cambio climático.

La congresista afirmó que es inobjetable el protagonismo del movimiento de las mujeres como actores con capacidad de interpelar a quienes tienen un discurso abiertamente antiderechos. Sectores que buscan hacernos retroceder, como es el caso de las iglesias evangélicas, que persiguen el lucro, que más que intereses doctrinarios tienen intereses económicos.

“Yo creo que el movimiento de mujeres tendrá un protagonismo muy importante en los próximos años, tanto de cara a las elecciones de 2020 como también para las elecciones generales en 2021”, pronosticó Huilca.

Algo similar con los esfuerzos para combatir el cambio climático. La congresista hizo  manifiesto el importante rol de las organizaciones indígenas “poniendo en esta agenda, que es más global, su experiencia en la defensa del territorio”. En un país megadiverso como el Perú, temas como la gestión de los territorios, los recursos, el agua, serán parte importante de la agenda, pero siempre en vinculación con la preocupación por la corrupción.

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