Una vez declarado el toque de queda desde las 15 horas en Quito, capital del Ecuador, la acción de la fuerza pública se mantuvo con fuerza hasta el final de la tarde, especialmente en las inmediaciones de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Carros militares y fuerza policial se desplegaron por toda la ciudad. Se temió en algún momento que entraran al Agora de la Casa de la Cultura Ecuatoriana y expulsaran con violencia a los indígenas que decidieron quedarse allí y no moverse hacia las tres zonas de paz que están funcionando desde el inicio de la situación en universidades aledañas. Felizmente, no sucedió y a las 21:59 pm, aunque fuera del ágora había fuerza pública, la situación estuvo en calma.

Motocicletas policiales y grupos de policías circularon alrededor de las universidades y corrió el rumor de que entrarían a la Universidad Católica y la desalojarían. Se encontraron con los estudiantes de medicina, que han trabajado día a día respondiendo a esta situación: rodearon su universidad y al grito de «zona de paz», lograron que la fuerza pública se retirara.

A las 8:30 de la noche, una silenciosa Quito despertó respondiendo a la convocatoria al cacerolazo que habían hecho pocas horas antes los movimientos feministas y otras organizaciones ciudadanas a través de las redes.

Avanzó la noche, y al sonido de las cacerolas en todos los puntos de la ciudad y los valles que la rodean, los habitantes de Quito decidieron salir a las calles (a pesar del toque de queda) a recorrer las calles de sus vecindarios; incluso, un grupo de personas llegó al frente de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador – PUCE.

Así, con sus cacerolas, el grito por el fin de la represión, de la violencia e incluso la consigna Fuera Moreno Fuera, se hicieron sentir a lo largo y ancho de la ciudad.

Otras voces y otras formas, todas noviolentas, se hacen sentir en la capital de los ecuatorianos.

Nota final: hace pocos minutos, en cadena nacional, el presidente Moreno anunció que se está revisando el decreto 883 para avanzar en el diálogo con el movimiento indígenas y las organizaciones sociales que se han abierto a ese proceso, que se mantendrá el toque de queda y la militarización en la ciudad hasta que las condiciones cambien y culpó nuevamente a Correa y Maduro, en alianza con el narcoterrorismo y las pandillas, de generar el caos que el país ha vivido. Es la afirmación que el gobierno ha sostenido desde el inicio. Hasta el momento no se han publicado pruebas de ello.