Niños, aldeanos y maestros activistas, todos lloraron cuando, hace un mes, se llevaron a los invitados de la CAS de Poggio alla Croce porque la entidad de gestión del centro suspendió la actividad. Los periodistas lo definieron como «Barbiana de los migrantes» (https://www.facebook.com/watch/%3Fv%3D2604280572929819). Título pertinente para una escuela que duró dos años, dos tardes a la semana sin que alguien faltara, de forma totalmente espontánea, estrictamente centrada en las necesidades del individuo, con un modelo didáctico uno a uno, un profesor para cada alumno.

Pero nada es tan importante como aprender a morir para seguir viviendo. En una hermosa pieza [Via dalla pazza classe, Mondadori] Eraldo Affinati dice del maestro que «desde el principio, de una manera u otra, está destinado a desaparecer».  Así son los maestros de la Escuelita de Poggio alla Croce a los ojos de esos niños, así es la Escuelita. Pero al leer bien las circunstancias, no fue un caso desafortunado, sino el mejor caso posible. Ahora son jóvenes integrados. Por supuesto, todavía tienen mucho que aprender – ¿para quién no es así? – pero ya no tienen miedo, saben cómo relacionarse con los ciudadanos, todos han tenido o tienen una clara relación de trabajo, dos han tomado una licencia escolar en poco tiempo, otro una patente. Mucho mejor la ciudad con sus estímulos y oportunidades. Aquello que se necesita para seguir creciendo.

Morir en una forma para renacer en otras. Incluso la Escuelita se ha dado cuenta de que puede renacer de diversas formas modificadas. Después de todo, la Escuelita es una idea de didáctica, de pedagogía, de relación humana. Como tal, puede volar a otra parte. Ayer en el Cospe,  fue el primer día de la nueva Escuelita. Para la ocasión hubo un proyecto artístico: Decrebis de Walter Morselli. Al estilo de Ai Wei Wei: instalaciones en las plazas de Italia con un unicornio salvaje rodeado de manos que emergen del suelo. Cada mano es el molde de la mano de un inmigrante. Walter escribe:

«Cada mano representa una historia que el gobierno actual ha decidido no escuchar. El unicornio es la máxima representación de la hipocresía de los políticos, que en lugar de legislar a favor de los derechos consagrados en la Constitución, crean leyes contra los derechos humanos: el decreto de seguridad bis, por ejemplo, que prohíbe el rescate de un ser humano en el mar castigado con penas de prisión y con multas de hasta 50 mil euros. Esta hipocresía encuentra su expresión natural en un chaleco salvavidas en forma de un unicornio, bello pero totalmente inútil en caso de una verdadera necesidad».

Así es como fue la nueva escuela ayer. Doce antiguos alumnos de Poggio alla Croce, siete profesores activistas que vinieron de Poggio, varios operadores de Cospe, Walter y Diana Marcella, profesores artistas.  De nuevo, el próximo viernes, antes de las vacaciones de verano, se van a acabar y pintar las manos. Luego, en septiembre, lo haremos de nuevo.

La idea se mueve con la gente, es perseguida por la gente, involucra a otros. La idea parece fuerte porque mueve a la gente. Pero también parece débil porque esencialmente no es institucional, solo mueve a la gente. Es cierto, Cospe fue el anfitrión, pero luego se metió en un grupo de personas, saliendo de las oficinas, entusiasmado por participar.

Y esta es la moraleja de la historia, al final del día: la vida florece en la fragilidad.

Un video.

Algunas fotos:


Traducción: Ana Gabriela Velásquez Proaño