Tras una rigidez inicial, con la prohibición de acceso a las aguas territoriales maltesas para el Alan Kurdi de la ONG alemana Sea Eye y la amenaza de intervención de las fuerzas armadas, el Primer Ministro Joseph Muscat autorizó el desembarco de los 65 migrantes a bordo del barco. Dijo que se trasladarían a varios países europeos.

La Sea Eye había hecho sonar la alarma por las condiciones de los náufragos, que necesitaban asistencia médica y un refugio seguro. Después de horas de espera, un post en la página de Facebook anunciaba: « ¡Lo logramos! A pesar de la gran resistencia, finalmente se encontró una solución y los migrantes serán llevados a un lugar seguro. Son tiempos difíciles, pero seguiremos salvando vidas».

La misma determinación en un post de Mediterránea:

«Dos barcos secuestrados, multas, honorarios legales.

Pero sobre todo, ninguna intención de detenernos.

Salvar vidas no es una elección, es un imperativo.

Para hacerlo de nuevo necesitamos la ayuda de todos ustedes».


Traducido del italiano por Estefany Zaldumbide