Manifiesto de la Campaña estatal por el cierre de los CIE y el fin de las deportaciones

Barcelona, 15 de junio 2019.

En esta fecha, los colectivos en lucha por el cierre de los CIE nos sumamos a la reivindicación del 15J: Día contra los Centros de Internamiento de Extranjeros como un día de lucha y de reflexión. Nos sumamos con el mismo objetivo con el que comenzó esta convocatoria hace ya siete años: hacer visible lo invisible. Una iniciativa necesaria, urgente y abierta a todas aquellas personas individuales, colectivos de base y organizaciones de la sociedad civil que desde diferentes rincones alzan sus voces con un mismo fin: señalar y denunciar públicamente estos lugares de segregación, desposesión y vulneración de derechos de personas migrantes y racializadas; y luchar contra aquellos dispositivos de control, privación de libertad y deportación que separan, criminalizan, discriminan y rompen sin pudor nuestras relaciones, vínculos y redes comunitarias.

Los CIE no son sino la piedra angular de la necro-política Europea. Una política migratoria deshumanizada, racista e hipócrita que extiende y perpetúa el orden colonial; que asesina abierta e impunemente en las fronteras y en las ciudades; que permite y respalda las redadas racistas en nuestros barrios; y que fomenta la expulsión de nuestras vecinas en vergonzosos vuelos de deportación. Deportaciones que demasiado a menudo se llevan a cabo sin garantizar ningún derecho: sin garantizar una abogada, un intérprete, un médico, una llamada. Deportaciones durante las cuales las personas son humilladas y agredidas; son atadas con bridas y con camisas de fuerza, son amordazadas, golpeadas y sedadas. Deportaciones en las que se dejan atrás familias, amigos, trabajos. Deportaciones capaces de demoler enteros proyectos de vida.

Los CIE son un agujero negro en el Estado de Derecho. En ellos se priva de libertad a personas que no han cometido ningún delito, sino por el contrario, una mera falta administrativa: no han regularizado su residencia en el Estado español. Las personas encerradas en los CIE, además de ser nuestras vecinas, llegan hasta aquí expulsadas de lugares y situaciones adversas. A menudo se trata de contextos de violencia, guerras y persecución. Ningún motivo es vano o menos merecedor de protección. En 2018 fueron internadas un total de 7.855 personas en los Centros de Internamiento de Extranjeros del Estado español, más de dos tercios eran de nacionalidad Marroquí y Argelina. Además un total de 89 menores de edad fueron retenidos en estos centros, algo especialmente grave pues según las leyes de protección del menor y la propia ley de Extranjería, un menor de edad no puede ser detenido ni internado en un CIE.

Imagen de: Jorge Lizana (Fotomovimiento)

Los Estados miembros de la Unión Europea, en vez de amparar, acoger y ofrecer herramientas y posibilidades a las personas migradas, las abandona a su suerte en medio de su sistema colonial y racista. Un sistema que las subalterniza, menosprecia y vulnera, cuando no directamente las asesina. Un sistema que se sustenta sobre los cimientos de la Europa Fortaleza, sus gobiernos y las multinacionales que expolian los recursos de los países de origen. Un sistema que se sustenta, además, sobre la silenciosa complicidad de quienes normalizan la segregación y el encierro de las personas migrantes y que sin embargo aprueban la libertad de movimiento de quienes la ejercen desde las posibilidades económicas y los privilegios Europeos brindados por un modelo vergonzosamente desigual y racista, una complicidad que ampara y permite que los CIE sigan existiendo.

Los CIEs también son aquellos lugares en que se encierra a menores de edad, a personas víctimas de trata, a personas con enfermedades crónicas y con graves problemas de salud mental, sin darles una asistencia médica adecuada. Son lugares donde se maltrata, se insulta, se agrede y se veja a las personas encerradas. Son lugares donde las condiciones higiénico-sanitarias deficientes derivan en brotes de sarna o chinches. Donde no se aplica una efectiva de la tutela judicial, ni se garantiza un acompañamiento digno ni eficiente. Además, estos lugares cumplen una función muy clara para la necro-política Europea: infunden miedo, control y discursos racistas y de criminalización sobre la población migrante. 

La falta de acceso a la información es una constante en los CIEs. Las respuestas parciales o directamente opacas por parte de las instituciones que deberían velar por su control; la ausencia de un registro donde aparezca información sobre los periodos de estancia, el origen, la edad y datos concretos de las personas internadas; las solicitudes de asilo presentadas; las quejas o peticiones registradas… Todas estas carencias ponen de manifiesto la falta de transparencia que rodea estos centros, y nos apuntan hacia una evidencia muy grave: la Administración no quiere que la verificación de su funcionamiento y las condiciones de vida de los internos en los CIE pasen al dominio público. 

Actualmente existen en el Estado español siete centros de Internamiento. En estos lugares carentes de dignidad y de derechos, los internos han llevado a cabo numerosas huelgas de hambre y otras formas de resistencia para protestar ante la opacidad que suponen estos centros; ante la falta de condiciones dignas; ante inminentes e injustas deportaciones que devuelven a las personas hacia países en conflicto, poniendo en peligro sus vidas. Su mera existencia vulnera los derechos más fundamentales. Nos encontramos en un momento en el que las reformas legislativas vuelven a criminalizar a las personas migrantes introduciendo cambios cada vez más represivos, como ha ocurrido con la reforma de la Ley Orgánica de Seguridad Ciudadana, con el Código Penal o la “futura reforma de retorno” que Los ministros del Interior de la Unión Europea empezaron a pactar la pasada semana.

Imagen de: tanquemelscie.cat

Se fortalecen los sistemas de control de fronteras frente a los sistemas de ayuda humanitaria, se criminalizan los movimientos de solidaridad y de defensa de derechos humanos, se cierran las vías seguras de llegada, encerrando a Europa en sus propias fronteras. No podemos concluir este día sin mencionar a Jonathan Sizalima, Mohamed Abagui, Idrissa Diallo, Samba Martine, Aramis Manukyan, Mohamed Bouderbala. Todas ellas, personas fallecidas en los CIEs y por cuya memoria seguiremos luchando hasta alcanzar el cierre definitivo de los Centros de Internamiento de Extranjeros.

Hasta no alcanzar el cierre definitivo, continuaremos trabajando para denunciar la vulneración de derechos humanos que supone su existencia; seguiremos exigiendo condiciones dignas; seguiremos demandando la verificación de las condiciones y los estándares de respeto y dignidad de los Derechos Humanos. Porque después de muchos años de lucha y denuncia, nos encontramos ante un único camino posible y radicalmente específico: el cierre definitivo de todos los Centros de Internamiento de Extranjeros. Un camino que ya no es un sueño, una quimera o una utopía, sino la única apuesta política posible. Es un camino real que ha sido posible uniendo fuerzas, demandando cambios desde diferentes lugares y negándonos a aceptar el orden violento, racista y colonial del Estado; de la ley de Extranjería y de los dispositivos de control, rechazo, encierro y desposesión hacia las personas migrantes. Por ello es el momento de dar un grito alto y firme que deje claro que no vamos a permitir más expresiones de racismo institucional y que la única solución es el cierre de estos centros infames.

Acciones en todo el Estado español en el Dia contra los CIE: https://www.tanquemelscie.cat/2019/06/15-de-junio-dia-por-el-cierre-de-los.html

Campaña estatal por el cierre de los Centros de Internamiento de Extranjeros y el fin de las deportaciones.

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