El Noe está en África de nuevo. La noticia, me sorprendió. Hacía pocos días habíamos hablado y no mencionó el asunto. Entonces, miré extrañada a su esposa Milene y no hizo falta preguntar. Su respuesta fue categórica.

El Noe, es uno de los 40 integrantes de la brigada médica cubana Henry Reeve, que partió hacia Mozambique tras el paso del ciclón Idai.

Entonces, decidí contactarlo y lo encontré en la cuarta ciudad más poblada de Mozambique, Beira, localidad que quedó destruida en un 90% a causa del paso del meteoro, que se ensañó con el sur de África el pasado mes de marzo. Así lo informó a medios de prensa internacionales la Federación Internacional de la Cruz Roja.

Devastación, miles de víctimas mortales, enfermos, mutilados, carreteras destruidas, viviendas arrasadas; comenzaron a formar parte del entorno de esa ciudad portuaria africana que hoy intenta aliviar, con la ayuda de manos solidarias, las heridas dejadas por el meteoro.

Allí, en medio de improvisados hospitales, labora la brigada médica cubana. Otra vez, integrantes de la Henry Reeve -mochila al hombro- partieron a desafiar la muerte y el peligro. Otra vez, Noel Hernández Roque, el enfermero pinareño del Centro Oftalmológico de Vueltabajo, abandonó su hogar y su gente para lidiar con la miseria, la desolación y la carencia de servicios médicos.

Esta historia, la comparto gracias a la gentileza de este entrañable amigo, que tuvo a bien contarme, con la ayuda de las nuevas tecnologías, su experiencia, como lo hizo en noviembre de 2014, mientras se enfrentaba al ébola en Guinea Conakry.

Nuevas experiencias en Mozambique: historias que salvan el alma

“Nuestra brigada está integrada por 40 profesionales, de ellos 16 médicos, cuyas especialidades son medicina general integral, ginecología, dermatología, cirujanos ortopédicos, psicólogos, epidemiólogos, especialistas en imagenología e intensivistas. A lo que se une el staff de enfermeros, con licenciados en esa especialidad, instrumentistas de salón de operaciones, emergencistas, intensivistas, licenciados en higiene y epidemiología y el grupo de logística, con medios de diagnósticos, laboratorio clínico y farmacia”.

El Noe, está acostumbrado a trabajar en situaciones de contingencia, China y Haití son naciones donde dejó su huella este joven negro de mirada tierna, hablar pausado y una dulzura sin límites a la hora de tratar a sus semejantes.

“Trabajamos en una comunidad que se llama Puntachea donde residen más de 500 mil habitantes, región ubicada cerca de la costa del Índico. El hospital de campaña se encuentra en un terreno frente a un pabellón deportivo y nuestras improvisadas consultas están montadas en el interior del pabellón deportivo, afectado casi totalmente por el ciclón pues quedó casi destruido y sin techo.

Además de la población de Beira, atendemos a pobladores de otras ciudades que se trasladan hasta aquí. Te hablo de los habitantes más carentes, los de menores ingresos y a las personas de clase media y más, que quieren ser consultados por nuestros profesionales. Todos se atienden gratuitamente sin importar clase social, pero eso sí, la gran mayoría son muy pobres.”, me cuenta.

África, para el Noe, no es un lugar nuevo. Allí tiene recuerdos. Y ahora los revive al conocer que, a pesar de los impactos de Idai, la población acumula serios problemas de salud.

“Enfermedades crónicas no transmisibles, y muchos dolores articulares, sin olvidar que aquí el 60 o 70 por ciento de las personas tienen Sida. Desde el punto de vista quirúrgico, las intervenciones más frecuentes son cirugías ortopédicas, hernias inguinales, umbilicales, varicoceles e hidrocele.

En los correos de Noel se puede leer el dolor entre líneas. Niños con edad escolar, deambulando por las calleas para poder vender lo que sea y sobrevivir, personas sin atención médica durante años por falta de recursos financieros, otros pendientes de operaciones que nunca podrían practicarse por falta de dinero, son las imágenes que narra y aunque es la realidad que le toca hoy, le cuesta mucho sobreponerse.

“Anécdotas son muchas, pero la más latente es la carencia de atención médica y social que tienen. Y te digo que a veces en pocas horas le resolvemos sus necesidades sanitarias. La mayor experiencia es servir humildemente a quienes más lo necesitan, eso nos enseñó el líder histórico Fidel Castro Ruz.»

Irremediablemente el Noe y África, me remontan a las historias del continente negro. Primero, en 2014 cuando las páginas del Pequeño Príncipe sugerían buscar su propia estrella, algo que mi amigo hizo antes de partir. Ahora, se me ocurre pensar que las huellas de la brigada médica cubana en Mozambique, pudieran engrosar una nueva edición del texto “Cuentos de los sabios de África”, de Amadou Hempathe.

El artículo original se puede leer aquí