Por Carlos E. Flores / Radio Pichincha Universal

En la escuela, ella se quedaba seis u ocho horas sin ir al baño. Clara (nombre protegido) no sufría de ninguna enfermedad, pero otros pensaban que sí. Era un niño que se asumió como niña. Con el paso del tiempo, la madre de Clara entendió la situación de su hija y pidió que la Unidad Educativa Jefferson de Salinas (Santa Elena) haga lo mismo. Es decir, que su hijo se pueda vestir como niña o que utilice un nombre femenino. Que la traten como niña, sin más. Pero la unidad educativa se negó y trató a Clara desde el discurso del niño.

La convivencia en la escuela fue asfixiante. Si Clara decidía formarse en la fila para niñas, de inmediato era retirada de ahí y llevada al lugar de los niños. Su locker mantenía el nombre de niño, pese a que ella no quería. Hubo, incluso, algunos padres que instruían a sus hijos para que no se lleven con esa niña.

Por esa presión en la convivencia educativa, Clara pasaba largas jornadas sin usar los baños.

La familia puso una denuncia en la Coordinación Zonal 5 del Ministerio de Educación. El proceso no avanzó, nos dijo Christian Paula, de la Fundación Pakta y quien conoce el caso. “No se llegó a sancionar de manera particular a la unidad educativa. La unidad siguió tratando a la niña como niño”.

La Defensoría del Pueblo conoció sobre el hecho y lo judicializó, pero el juzgado de Santa Elena dictaminó que no hubo discriminación. Entonces, el caso fue llevado por Acción Extraordinaria de Protección a la Corte Constitucional y admitido con el número 0095-18-EP, en mayo del 2018. Hasta el momento no se conoce la fecha para esta audiencia.

Desde enero del presente año, el Consejo de Participación Ciudadana y Control Transitorio nombró la Corte Constitucional definitiva. Esta nueva Corte abordará no solamente este asunto, sino los 12 mil expedientes represados que existen en promedio.Para Paula, “este sería el primer caso de bullying transfóbico que llega a instancias judiciales en Ecuador”.

Es fundamental difundir información que abra el debate sobre una homofobia escondida que padecen las y los NNA LGBTI en el sistema educativo, sobre todo, en las escuelas y colegios. La falta de datos numéricos, hace suponer a muchos, que el problema no existe.

Para ese fin, hemos conversado con diversos activistas de derechos humanos que abordan los temas de género y LGBTI. Presentamos algunos casos, aunque eso no significa que sean hechos aislados.

Bullying homofófico, no hay cifras

Paula y la Fundación Pakta también conocen el caso de una adolescente lesbiana, ocurrido a finales del 2018. Ella decidió revelar su orientación sexual a sus padres, quienes ante la noticia decidieron echarla de la casa. La adolescente encontró refugio en la casa de su hermana mayor. Sin embargo, para evitar sufrir más violencia por parte de sus padres o que inclusive la saquen de la escuela, ella decidió ir a la Junta Cantonal de Derechos (La Delicia, Quito).

La Junta aceptó el caso y ordenó que los padres sigan con la manutención, el pago de alimentación y la escuela. Pero no solo eso: ordenó terapias familiares para que los padres comprendan el tema.

Pero, ¿cuántos casos como los relatados hay a nivel nacional? Que no haya cifras no quiere decir que no exista el problema, enfatiza Paula.

Justamente, las entrevistas realizadas por Pichincha Universal para este reportaje revelan dos aspectos: uno, la falta de un instrumento que identifique estos hechos; y, dos, que probablemente las cifras se estén escondiendo en categorías más amplias de violencia en el sistema educativo. Por ejemplo, a Sybel Martínez, presidenta de Rescate Escolar y vicepresidenta del Consejo de Protección de Derechos del Distrito Metropolitano de Quito, le preguntamos si en las cifras de suicidio o deserción escolar podrían esconderse casos de bullying homofóbico en NNA. Ella fue enfática: “No podría. Yo te aseguro”.

Lastimosamente –prosigue-, en Ecuador no tenemos esas cifras sobre bullying homofóbico. Martínez precisa que no todos los casos de suicidio o deserción escolar son por esta forma de bullying, pero se puede inferir que es una de las causas. «Hay literatura internacional que así te lo dice». Ella se respalda en un estudio que realizó Unesco a 25 países, en el 2011. Aunque Ecuador no fue medido, no significa que esta problemática esté ausente en el país, enfatizó.

Entre los datos importantes de dicho estudio está el hecho de que un niño heterosexual que tiene complicaciones en la escuela: o intenta suicidarse o lo hace. Martínez reflexiona y se pregunta, ¿qué nos hace pensar que un niño que sufre bullying homofóbico no sufre más o lo mismo? “¿Crees que no piensan en el suicidio o efectivamente lo hacen? Lo que ocurre es que no tenemos aquí (en Ecuador) esa investigación tan necesaria”.

Martínez grafica más la situación: cuando se habla de bullying homofóbico, muchos no saben de qué se trata. Si bien es un tipo de acoso escolar, no podemos desmerecer que este es grave, asegura. “Una estadística que nos llama la atención es que los jóvenes LGBTI tienen 4 veces más propensión de suicidarse que los jóvenes heterosexuales. Esa ya es una alarma. La deserción escolar es otra. El ausentismo escolar también. Porque claro, el colegio ya deja de ser para ellos un lugar cómodo, seguro”.

La especialista sostiene que aunque estos temas sean difíciles, hay que hablar y trabajar con los padres y los docentes desde una perspectiva de derechos, para aterrizar en temas de orientación sexual e identidad de género. En ese sentido, ella agrega que hablar a tu hijo o hija sobre identidad de género no significa que le estás incitando a que sea de tal o cual orientación.

La resistencia  de algunos padres radica en el miedo a lo nuevo, a lo desconocido, dijo.

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