Armine (no es su nombre real) se ha casado dos veces. Su primer matrimonio duró apenas unos días porque averiguó que su esposo y su madrastra sostenían una relación íntima y usaban el matrimonio como cubierta.

Cinco años después, conoció a otro hombre y se fue a Rusia con él. No tenía permiso de residencia, así que debía quedarse en casa. Cuando regresaba a casa de trabajar por la noche, su esposo buscaba alguna razón para empezar a discutir y golpearla.

“Me golpeaba con una silla, con platos. Rompía mi ropa, me volvía a golpear y me obligaba a tener relaciones sexuales con él. Una vez me desmayé del dolor, y él me echó agua sobre la cabeza”, cuenta.

Cuando estaba embarazada, la vida de Armine se calmó relativamente. Sin embargo, después de dar a luz, la violencia se tornó más severa. Cada vez que quería tener relaciones sexuales, ella le pedía que usara un preservativo. Pero esto lo enfurecía más y se negaba. Armine quedó embarazada cuatro veces y tuvo cuatro abortos. No tenía dinero para comprar anticonceptivos, y era su esposo quien le llevaba la medicación para los abortos.

“Una vez nos visitó una conocida. Le conté todo y me ayudó a escapar. De noche tomé a mi bebé, de la casa corrí directamente al aeropuerto y vine a Armenia”, dice.

Avergonzada y callada

La violación conyugal y la violencia sexual afecta a muchas mujeres en Armenia. Aunque se supone que los cambios a la ley debía contrarrestar esto, muchos activistas dicen que el problema de violencia sexual sigue siendo grave y las mujeres afectadas quedan con poca protección.

Como muchas víctimas de abuso, Armine no fue a la policía porque está segura de que no tendría ningún resultado. También tiene miedo de que su esposo busque venganza si fuera a la policía.

“La gente dirá: ‘¿cómo es que no puedes (manejar) vivir con dos hombres diferentes? Eres culpable. Eres inmoral’”, dice Armine.

Segun datos brindados por la policía armenia a OC Media, solamente hubo 112 casos de violencia sexual contra mujeres en 2016; en 2017 el número oficial disminuyó a 94.

Pero esto no necesariamente significa que la violencia sexual esté disminuyendo. Zara Hovhannisyan, activista de la coalición para detener la violencia contra la mujer, dice que la renuencia a denunciar ante la policía se puede explicar por el temor de las mujeres que ser avergonzadas como resultado de la violencia sexual, un tema “tabú” en Armenia.

‘No sigo las costumbres armenias’

La relación idílica de Lilit (no es su nombre real) duró hasta que nació su hijo mayor.

“Mi esposo me amaba con locura, cumplía todos mis deseos instantáneamente. No sabía lo que era la palabra “no”. Cuando estaba embarazada, me trataba como una reina. En resumen, mi vida era un cuento de hadas. Luego se volvió un infierno”, dice Lilit.

Después del nacimiento del bebé, cuenta, su esposo cambió. Unos cuantos días después, cuando Lilit estaba dando de lactar, su esposo se le acercó, puso al bebé en la cama y tuvieron ‘sexo apasionado’. Esto se repitió varias veces. al comienzo fue agradable para Lilit.

“Sin embargo, poco después, noté cambio en su comportamiento: me obligaba a hacer cosas en la cama que me eran desagradables o dolorosas, y si me resistía, me amarraba”.

Esta violencia sexual continuó unos seis meses. No dijo nada a su familyia porque no se siente cómoda de hablar de sus problemas íntimos.

Al comienzo, quiso preservar la relación de la familia, y le pidió a su esposo que consultara con un sexólogo y un psicólgo, pero él se negó.

“Estoy viva ahora porque no seguí la costumbre armenia, no temía llevar la etiqueta de “mujer divorciada” y solicité el divorcio. No lo denuncié a la policía. En ese momento, no quería que la gente supiera la historia de mi vida”, dice Lilit.

Con seguridad financiera, Lilit pudo dejar a su bebé y arrendar una casa. Dice que su exesposo hizo diversos intentos de recuperar la relación. Lilit cree que su esposo es adicto a la violencia sexual, y está segura de que también viola a su actual esposa.

“La conozco de lejos”, explica Lilit. “Era una linda muchacha regordeta, que llegó a la ciudad desde la aldea. Después de su boda, la vi un par de veces en la calle. Está terriblemente delgada, camina agachada y lleva el cuello siempre cubierto. Cuando me casé, también tenía el cuello cubierto, porque me sujetaba con sus gruesos dedos y presionaba –quería ahorcarme”.

Me decía: “Sueño con tener relaciones sexuales con un cadáver”.

Cambiar leyes de violencia doméstica

En septiembre de 2017, el Ministerio de Justicia remitió un proyecto de ley sobre prevención de violencia doméstica y protección a las víctimas de violencia doméstica para su discusión. La ley debía ofrecer base legal para evitar violencia doméstica, para proteger a las violencia doméstica y hacer que la justicia sea accesible, pues nada de esto está regulado por la legislación existente.

Pero no todos están a favor de la ley. Varios parlamentarios y figuras políticas y públicas empezaron a protestar. Algunos decían que la ley era “impuesta por la Unión Europea” en Armenia, y está “dirigida a destruir familias y arrancar a los hijos de sus padres”.

Tras intenso debate, se adoptó una versión modificada en diciembre de 2017, titulada ‘Sobre la prevención de violencia doméstica, protección de personas sujetas a violencia en la familia y restauración de la solidaridad en la familia’.

Activistas de la coalición para detener la violencia contra la mujer dijeron que el cambio del nombre y de algunos conceptos que contiene es problemático. Señalan que el término ‘violencia doméstica’ se ha retirado del nombre de la ley, y desde ese texto, y se ha reemplazado con el término ‘violencia en la familia’, que dicen que es más ambiguo desde cualquier punto de vista.

En la ley adoptada, el término ‘causar dolor físico’ ha sido eliminado y se ha reemplazado con ‘causar sufrimiento físico intencionalmente’. El término ‘sufrimiento físico’ no está definido en el Código Penal de Armenia.

Como resultado “si una mujer ha sido sometida a violencia, ha sido herida físicamente, pero las huellas del delito o daño en el cuerpo no son evidentes, ya no se considera delito punible”, dijo Hovhannisyan de la coalición para detener la violencia contra la mujer a OC Media.

 

Esta es una versión de una publicación escrita por Armine Avetisyan, que apareció primero en el sitio web  OC Media.

Traducción: Gabriela García Calderón Orbe

El artículo original se puede leer aquí