Científicos han demostrado por primera vez a través de la mecánica cuántica cómo dos personas pueden experimentar realidades diferentes.

Fue en 1961 cuando el físico húngaro-estadounidense Eugene Wigner, ganador del Premio Nobel dos años después, describió un experimento mental que mostraba cómo la extraña naturaleza del universo permite que dos observadores, por ejemplo, ‘Wigner’ y ‘los amigos de Wigner’, experimenten realidades distintas.

El experimento mental descrito por Wigner consiste en que un científico analice con calma el fotón, la unidad cuantitativa más pequeña de luz, y determine su posición. Otro científico, desconocedor de la medición de su colega, es capaz de confirmar que el fotón (y, por lo tanto, la medición del primer científico) aún existe en una superposición cuántica de todos los resultados posibles.

Como resultado, cada científico está en su propia realidad. Y, técnicamente, ambos tienen razón, incluso si no están de acuerdo el uno con el otro.

Según un estudio publicado recientemente en el portal ArXiv, citado el viernes por la cadena rusa RT, los físicos de la Universidad Heriot-Watt (el Reino Unido) han logrado realizar el experimento hasta el final.

Utilizando una serie de seis fotones que anteriormente fueron medidos por varios dispositivos que sustituían a los dos científicos humanos del experimento imaginado por Wigner, se crearon dos realidades alternativas: una que representa a ‘Wigner’ y otra que representa a ‘los amigos de Wigner’.

‘Los amigos de Wigner’ midieron la polarización de un fotón y almacenaron el resultado. Luego ‘Wigner’ realizó una medición de interferencia para determinar si la medición y el fotón estaban en superposición.

El experimento produjo un resultado inequívoco. Resultó que ambas realidades pueden coexistir aunque produzcan resultados irreconciliables, tal como lo predijo Wigner.

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