Fotos de AIRE Fotografía

Cuando en agosto de 2018 el Senado discutía y votaba la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, un grupo de jóvenes argentinas se reunió en La Haya, sede de la embajada nacional. Querían acompañar y apoyar la vigilia que se hacía en Buenos Aires y seguir la votación, como estábamos haciendo cada una de las mujeres del país.

“Nos habíamos convocado por las redes sociales. En aquel momento no nos conocíamos, pero todas queríamos expresarnos y manifestar nuestro apoyo a las compañeras en Argentina”, dice Anabella Roldán (29), residente en Holanda.

Así nació “Feministas en Países Bajos”, un colectivo compuesto inicialmente por argentinas que hoy también integran migrantes de otros países, especialmente de Latinoamérica.

Anabella describe entusiasmada el proceso que vienen haciendo, y que se reconoce en tantos otros grupos de mujeres.

“Todas estamos aprendiendo de todas. Compartimos mucho material, mucha información. Intentamos que nuestra militancia respete todas las ideologías políticas, todas las historias de cada una, porque cada cual vive esto a su manera. Y cuando una más aprende más reconoce que el feminismo tiene muchas expresiones, pero está claro que más allá del camino personal que sigue cada una, nos une un movimiento común de lucha por los derechos de la mujer con todo lo que nos pasa, con toda nuestra complejidad. Yo creo que con el feminismo se está conociendo no sólo nuestra condición, sino toda la complejidad que llevamos dentro. No es sólo que estemos oprimidas. Nos estamos educando y deconstruyendo mucho. Es un proceso doble que va de la mano: la militancia y todo lo personal.”

Preparando el #8M

Este #8M

Mañana el grupo disfrutará el primer 8 de marzo juntas, en un acto que compartirán con otra organización: Wereldsvrowen (Mujeres del mundo).

El encuentro se realizará a partir de las 16:30 hs. en Plaza Dam, lugar tradicional de convocatoria en Amsterdam. Ahí compartirán música, poemas, performances y manifiestos, mujeres kurdas, iraníes, de Medio Oriente, latinoamericanas, turcas y caribeñas.

Terminado el acto, realizarán una marcha de antorchas hasta un café, lugar de encuentro habitual de militantes sociales. Compartirán comida, videos y esperan poder conectar con los actos que se estén realizando en otros puntos como Buenos Aires, por ejemplo.

“Para nosotras el 8 de marzo no es un festejo para que nos traigan regalitos”, dice Anabella. “¡Queremos salir a la calle y hacer ruido! Por eso mismo convocamos al paro, pero sabemos que no todo el mundo va a parar. Sin embargo esperamos que sí nos acompañen en el acto. Con eso ya ganamos. Y esperamos que toda esta movida nos fortalezca, porque lo que queremos es seguir creciendo en más ciudades, hasta llegar a cada rincón de los Países Bajos”.