Los comentarios expuestos por la Canciller del gobierno federal al margen de la Conferencia de Seguridad de Múnich sobre las huelgas estudiantiles por el clima impactan a muchos; todavía imagina a Rusia como una fuente oculta detrás de las huelgas y uno debe preguntarse si estas observaciones fueron pensadas en serio. En Bélgica, donde los estudiantes también impulsan a decenas de miles de personas a manifestaciones, el hecho de que un ministro tuvo que renunciar debido a suposiciones absurdas similares no ha podido disuadir a la Sra. Merkel.

En respuesta, publicamos una carta abierta dirigida a la Canciller, escrita por Gunther Moll, quien ya había escrito una carta en tres partes a los estudiantes en huelga, a sus maestros y padres. En esta ocasión Moll pide a la Canciller que apoye a las huelgas estudiantiles e insta a la razón y la responsabilidad que uno desea de hecho de todos los políticos.

 

«Viernes para el futuro»

Estimada Señora Canciller Federal,

Permítame dirigirme a usted mediante una carta abierta, después de sus declaraciones en la Conferencia de Seguridad de Múnich; declaraciones como: «En Alemania, los niños ahora protestan por la protección del clima» o «Pero de repente todos los niños alemanes, después de años sin ninguna influencia externa, tienen la idea de que esto es una protesta; de que tienen que hacer eso o de que no pueden imaginar esto otro. Por lo tanto, hoy en día las campañas se pueden propagar con mucha más facilidad a través de Internet”.

Cuando escuché por primera vez sobre el movimiento «Viernes para el futuro», instantáneamente una reflexión y una pregunta me vinieron a la mente.

La reflexión: Genial, empecemos ahora. Con esto me refiero a la realización de la historia ficticia de la llamada revolución “Die Kinderwagen” (N.d.T.: cochecito en alemán), en la que niños, padres y abuelos logran finalmente persuadir a los gobernantes de nuestro país para que garanticen los derechos consagrados en la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño. Esta historia ficticia la compartí con mi hijo Benjamin en 2012 en el libro «DieKinderwagenRevolution» (La revolución del cochecito), y nuevamente en una versión reducida y revisada en 2016 en el libro «El Cambio Radical: Cómo los niños, los padres y los abuelos cambiaron nuestro país».

La pregunta: ¿Habría yo participado durante mis años de colegio en las manifestaciones de los viernes? Mi respuesta es «no». No porque me faltara el coraje para hacerlo, sino porque todavía creía que los políticos solo querían lo mejor para nosotros, los ciudadanos. Así crecí en los años 60 y 70, así que lo había leído y escuchado en todas partes. Hoy, mi opinión, que resumí recientemente en el artículo «El engaño de tres caras«, es otra muy distinta.

En mi trabajo como psiquiatra infantil, he podido hablar con los niños sobre sus deseos, esperanzas, preocupaciones y temores casi todos los días durante más de tres décadas, así como su propia visión del mundo. Por lo tanto, permítame, señora canciller, declarar lo siguiente:

Primero, los niños en nuestro país tienen un nivel de conocimiento que yo no tenía durante mis días escolares. Esto, a través de la educación de sus padres y abuelos, a través de la enseñanza de sus maestros y de las fuentes de información independientes disponibles en Internet hoy en día; afortunadamente tenemos en nuestro país tantos grandes padres, abuelos, educadores, maestros y periodistas.

Y segundo, los niños en nuestro país, por la misma razón, han adquirido una actitud y responsabilidad por ellos mismos, sus semejantes y nuestro medio ambiente, como lo declaran las Naciones Unidas en su Declaración de los Derechos Humanos. En cuanto a madurez intelectual, estos niños están mucho, mucho más lejos, que muchos de nosotros, los adultos. Usted puede, como le puedo asegurar a través de mi experiencia profesional, pensar de forma autónoma y actuar socialmente responsable. Y no solo en el «aquí y ahora», una de nuestras grandes habilidades humanas, sino especialmente en el futuro.

Un futuro que, a menos que las «metas de protección climática» se implementen lo más rápido posible, llevará a una catástrofe climática. Porque incluso usted, estimada Canciller, aunque es una de las personas más poderosas de la tierra, no podrá invocar el «Planeta B».

Como psiquiatra infantil, hago todo lo posible para que los niños, tal como lo prescribe la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, se conviertan en personalidades plenas y armoniosas en la mayor medida posible y vivan con la mejor salud posible. Es parte del desarrollo de la personalidad trabajar sinceramente por «los asuntos propios» a partir de un impulso interno; la salud se trata fundamentalmente de un medio ambiente sano.

Para evitar la catástrofe climática, debemos proteger de inmediato nuestro clima y nuestro planeta. Eso es lo que hacen los niños en nuestro país; solo por eso.

En mi opinión, prefiero a los estudiantes cuyo movimiento «Viernes para el futuro» no es una campaña hecha por una «influencia externa», sino que viene de sus corazones y responsabilidades, y apoyo su protesta sobre el cambio climático, en lo que a mí respecta.

Hágalo usted también, apreciada señora canciller, por favor. Esto es, desde el fondo de mi corazón, mi gran deseo.

Respetuosamente,

Gunther Moll

 

Profesor y Doctor Gunther Moll

Directo del Departamento de Niños y Jóvenes para la Salud Mental en el Hospital Universitario de Erlangen

www.gunther-moll.de

http://www.facebook.com/Professor.Gunther.Moll

 

El discurso completo de la Canciller Federal en la Conferencia de Seguridad de Múnich se puede ver en este video; los comentarios expuestos aquí los puede encontrar aproximadamente en el minuto 40 (N.d.T.: en alemán, se pueden seleccionar subtítulos en español):


Traducido del alemán por Sofía Yunga