Después de más de dos meses en una celda, el 11 de febrero, las autoridades tailandesas decidieron que el ex jugador de fútbol del equipo de Bahrein, Hakeem al-Araibi no será repatriado.

Al-Araibi, que ya era parte del equipo de fútbol, ​​había huido de Bahrein en 2014 para evitar terminar en la cárcel acusado de devastar una estación de policía.

Una acusación negada por la «prueba de la televisión». En el momento en que tuvo lugar el asalto, al-Araibi estaba ocupado en un partido en el extranjero, transmitido precisamente por televisión.

En Australia, donde obtuvo el estatus de refugiado, al-Araibi mantuvo su pasión y fue contratado por un equipo de Melbourne, Pascoe Vale FC. Allí también se casó. Había decidido pasar su luna de miel en las islas tailandesas con su esposa. Y a la llegada, el 27 de noviembre, fue arrestado debido a una orden de captura de la Interpol, instada por el gobierno de Bahrein.

A favor de al-Araibi, se movilizaron Amnistía Internacional y el sindicato internacional de futbolistas, seguido por el italiano. Entre los colegas que han defendido a Al-Araibi, cabe mencionar al capitán de la Juventus, Giorgio Chiellini.


Traducción del italiano por Michelle Oviedo