Afif Naeimi fue puesto en libertad el 20 de diciembre, después de cumplir una injusta condena de 10 años de prisión por practicar su fe.

El último miembro encarcelado del antiguo órgano de dirección de la comunidad bahá’í en Irán fue puesto en libertad el día de ayer, después de cumplir una injusta condena de 10 años de prisión por practicar su fe. Sin embargo, los bahá’ís iraníes siguen enfrentándose diariamente a una persecución generalizada.

Afif Naeimi, de 56 años, fue detenido el 14 de mayo de 2008 y se le acusó, entre otros falsos cargos, de espionaje, propaganda contra Irán y el establecimiento de una administración ilegal. Naeimi, junto con los otros seis antiguos miembros del grupo Yaran —un órgano especial encargado de atender las necesidades espirituales y materiales de la comunidad bahá’í en Irán—, se enfrentó a esas acusaciones después de más de un año de su detención, en un juicio simulado sin un debido proceso legal. Las autoridades condenaron a Naeimi y a los demás antiguos miembros de los Yaran a 10 años de prisión.

Durante su detención, Naeimi sufrió graves problemas de salud, y a menudo recibió un tratamiento inadecuado. Las autoridades determinaron cruelmente que el breve tiempo que Naeimi, padre de dos hijos en Teherán, estuvo internado en un hospital no se contabilizaría como parte de su sentencia.

«Por supuesto, estamos contentos de que Afif Naeimi haya sido liberado. Sin embargo, esto no debe considerarse en modo alguno como una mejora de la situación de los bahá’ís iraníes en su totalidad», dijo Diane Ala’i, representante de la Comunidad Internacional Bahá’í ante las Naciones Unidas. «La cruda realidad es que decenas de bahá’ís siguen encarcelados en Irán por sus creencias y decenas de miles sufren una intensa persecución que incluye la denegación del acceso a la educación superior, el cierre de tiendas y el acoso».

En los últimos meses, la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Parlamento Europeo y la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, así como parlamentarios australianos y suecos, han condenado la persecución generalizada y sistemática de la comunidad bahá’í, incluidos los arrestos rotatorios, las sentencias arbitrarias de los tribunales y los cierres de comercios. Además, un número creciente de iraníes dentro y fuera de Irán han denunciado la persecución. El mes pasado, un grupo de intelectuales musulmanes iraníes condenó la «violación sistemática y profundamente arraigada de los derechos de los ciudadanos bahá’ís» y la calificó de «inhumana y contraria a las obligaciones religiosas y morales».

El largo historial de persecución estatal contra los bahá’ís de Irán está ampliamente documentado. La página web de los Archivos de la Persecución Bahá’í en Irán contiene miles de documentos oficiales, informes, testimonios, fotos y vídeos que muestran pruebas irrefutables de la persecución. El informe de octubre de 2016, llamado «Replanteamiento de la cuestión bahá’í: Persecución y resiliencia en Irán», también describe la persecución sistemática a los bahá’ís por parte del gobierno iraní.