Hay un proceso de Mundialización que no se está interpretando correctamente.

Por Blanca Albertos y Fernando Montalbán

Todo el planeta está ya comunicado, lo que ocurre en Asia se sabe pocos minutos después en América, y si un esquimal muere en un trozo de hielo ártico los neozelandeses lo van a comentar casi al momento.

Las migraciones de personas en busca de un futuro mejor ya no son cosas a esperar, se están dando, nos guste o no, y no parece que vaya a parar.

La economía es global, el dinero de las grandes empresas se mueve a velocidad electrónica, ya se puede hablar de una economía global, nuevos modos de pago salen y vienen para quedarse, nuevas monedas que corren por los cables de fibra óptica…

Las multinacionales de cualquier tipo se mueven a sus anchas por todo el planeta buscando dónde abaratar sus costos; estamos ante prácticas de deslocalización que no terminan.

No hay fronteras para acciones financieras o especulativas, todo el planeta es su campo de acción, los grupos de inversión pueden meter la mano en la pensiones de jubilación de cualquier país y retirarse si les viene bien, dejando detrás un desastre.

En todas partes vemos una fuerte tendencia hacia el Nacionalismo, que podríamos denominar YO FIRST, con restricciones a los de fuera y muros que pretenden parar lo imparable. Veíamos hace poco imágenes del muro que separa México de EEUU y cómo la gente se las arreglaba para pasar por debajo aun a costa de su vida, podrá gustar o no, pero la gente no se detiene y los muros tiene un tope de altura, pero no la imaginación humana.

Nosotros, como humanistas, vemos una contradicción entre esas tendencias nacionalistas y el proceso de mundialización.

No pensamos que la solución sea ir cada uno a lo suyo (YO FIRST), porque aunque a uno le vaya bien no podemos dejar de ver que si afuera está todo mal eso nos afectará; mientras en el planeta existan poblaciones o países que tienen graves carencias y sufrimiento nada podremos hacer para impedir que vengan.

El proceso es común, no es europeo, ni americano, ni español, es del Ser humano y es un proceso que tiene que ver con la superación del dolor y el sufrimiento, la superación de las condiciones de origen –naturales–, es un proceso que arranca desde la época de los primeros homínidas.
Ese proceso nos ha traído hasta aquí, a esta mundialización actual, tenemos un planeta interconectado, de modo que lo que está pasando era de prever.

Entendemos que cuesta ver este proceso en el tiempo, al ser muy largo nos cuesta sentirnos conectados con él, pero aun así este proceso está en marcha y cuanto más nos alejemos de su camino peor nos va a ir. Esos nacionalismos van en contra de este proceso, por cuanto no están viendo esta dirección, su mirada es a lo “urgente” y a lo “corto”, pero hay que elevar la mirada para poder comprender.

Por ejemplo, los gobernantes de ahora no están actuando de acuerdo a lo que pide el momento actual y las nuevas generaciones, que sí están viviendo la mundialización.

Los gobernantes siguen dando respuestas antiguas, de acuerdo a su paisaje de formación, digámoslo más claramente, al mundo en el que ellos se formaron y que ya no existe, guste o no guste no existe, se acabó. Sus medidas van en contra de la evolución de las cosas al querer imponer un paisaje que ya no está.

Los gobiernos no ven ese proceso inevitable y no actúan en consecuencia. ¿Qué sería actuar en consecuencia? Está bien actuar de forma local pero con una mirada global. Si en vez de tomar medidas proteccionistas solo para los míos se llegara a acuerdos internacionales para fomentar el desarrollo de todo el planeta, o de los países más desfavorecidos, se avanzaría más y en conjunto. Recordemos que las cosas marchan bien cuando marchan en conjunto, no aisladamente. Pero para llegar a esto la mirada del YO FIRST no vale, es vieja.

¿De qué me sirve estar bien si el resto, con el que ya estoy comunicado, sufre o no tiene posibilidades?

Detrás de todos esos nacionalismos hay una mirada muy corta, no reconoce al otro, le culpabiliza de sus propios males. Lo que ocurra fuera nos afecta, querámoslo o no.

¿Lo de Siria no nos afecta?, ¿la situación africana no afecta a Europa?, ¿la situación centroamericana no afecta a los USA?

El discurso del YO FIRST es mentiroso, no podremos dar respuesta desde la mirada actual, nos afectará querámoslo o no. Los muros no van a solucionar nada porque no van a la raíz del problema, tenemos una falta de mirada de proceso global.

No estamos viendo ese proceso, estamos poniendo una mirada que no se corresponde con la realidad, es una mirada antigua pero no imposible de cambiar.

Mucho del trasfondo de esa mirada está alimentado por el temor, temor a lo nuevo, a los cambios. Estamos tomados por esos miedos, los acontecimientos van cada vez más rápidos y nuestras respuestas no van en concordancia con la velocidad del proceso actual.

Echemos una mirada a cómo las cosas se movían en 1900, 1800, 1600, etc., y veremos que los cambios eran más lentos; había, quizá, tiempo de adaptación, pero ahora el tempo histórico se está acelerando y la generación que está en el poder no sabe adaptarse a lo nuevo, no da las respuestas que se deben dar.

La humanidad está creciendo y la ropa se le está quedando pequeña y ahoga

Ante esa falta de nuevas respuestas, tomados por el temor a los cambios y a lo por venir, es lógico que la memoria colectiva vuelva a presentar a los nacionalismos como la solución (la memoria siempre nos da lo conocido, es su trabajo).

Se cree que el nacionalismo nos salvará de lo global y los cambios y se obvia que todo está comunicado, eso es imparable, no se puede cambiar, está aquí. Y este temor al futuro está en todos los bandos en pugna, es el mismo miedo que intenta por todos los medios resolver la situación, si nos diéramos cuenta de esto tal vez una mirada humanizadora se podría posar sobre todos y cada uno de los habitantes de este planeta, tal vez despertáramos de una vez y podríamos reconocernos en el otro.

Como humanistas creemos que hay que aclarar ciertas cosas y no perder tiempo cargando contra aquellos que representan respuestas viejas.

¡Seamos valientes y lancemos la mirada al futuro sintiendo que ese proceso, que nos alumbró el camino hace tanto tiempo, sigue velando por esta especie que un día se puso en pie, se reconoció a sí misma y, desde entonces, no ha parado de andar creando nuevos caminos!.