Venezuela ha iniciado trámites para repatriar barras de oro depositadas en el Reino Unido ante posibles embargos de EE.UU., revelan fuentes cercanas al proceso.

Por temor a posibles sanciones y embargos de acreedores, el Banco Central de Venezuela (BCV) ha iniciado las gestiones necesarias para recuperar del Banco de Inglaterra barras de oro por valor de unos 550 millones de dólares, según dos personas al corriente de los trámites, citadas de manera anónima por la agencia británica de noticias Reuters.

Los funcionarios consultados han explicado este lunes que el BCV envió hace dos meses una notificación al Banco de Inglaterra para comunicarle la intención de Caracas de recuperar 14 toneladas de oro que están almacenadas en la institución británica, que tiene su sede en Londres (capital del Reino Unido).

La República Bolivariana, señala uno de los informantes, aún no ha recibido la parte solicitada de su reserva internacional —con la que busca impulsar su plan de ahorro nacional— porque Caracas “todavía busca el seguro, porque los costos son altos”.

Ni el BCV ni el Banco de Inglaterra han hecho comentarios al respecto.

Tamara Herrera, economista de la consultora venezolana Síntesis Financiera, opina que la decisión “evidencia la preocupación” de Caracas ante una posible congelación de bienes, mientras la Administración del presidente estadounidense Donald Trump va ideando cada vez más restricciones y sanciones contra el Gobierno de Caracas.

De las reservas internacionales, que son 8760 millones de dólares, dos tercios están en barras de oro, lo que representa 151 toneladas, según datos más recientes del BCV. Hace cuatro años equivalían a unas 360 toneladas.

Las nuevas sanciones de EE.UU. podrían bloquear también la exportación de oro por Venezuela, según publicó el pasado miércoles el diario estadounidense The Wall Street Journal, para ejercer presión financiera sobre Venezuela.

El Gobierno chavista condena las sanciones estadounidenses, de las que asegura que son parte de un plan internacional para derrocar al Ejecutivo venezolano. Asimismo, censura la “guerra psicológica” promovida por Washington y sus aliados regionales para “hacer creer al mundo que hay una crisis humanitaria” en Venezuela, y así justificar sus sanciones y una agresión militar.