Por Paul Antoine Matos (*)

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador consultará a los pueblos originarios de la península de Yucatán, así como a los de los estados de Tabasco y Chiapas, para realizar el proyecto del tren maya transpeninsular. Esto será de acuerdo con el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre pueblos indígenas y tribales.

“Si hay pueblos originarios, se les tiene que consultar con toda megaobra, así sea con el derecho de vía que facilita las cosas, porque es zona federal”, manifestó Luciano Concheiro Bórquez, subsecretario de Educación Superior, durante el foro organizado en la Facultad de Psicología de la UADY sobre el tren maya.

Afirmó que no pueden folklorizar la idea de los pueblos originarios, sino que deben tener un poder para transformarse. Las comunidades originarias son sujetos de Derechos, cuando por años han sido consideradas como “objeto”, declaró.

La consulta a los pueblos originarios propone una nueva forma de hacer política con el “sagrado deber del gobernar obedeciendo”, donde se escuchará y cumplirá “lo que el pueblo nos mandate”, enfatizó. Sólo así revertiremos la historia con los indígenas en México, porque son ellos quienes le dan la diversidad cultural a la nación, consideró.

“No es un simple formulismo, o ser participativo; sino que se apropien de los proyectos, que los beneficios sociales lleguen a los pueblos originarios para una vida digna”, expresó.

“Aquí se han estado acabando los ejidos por parte de las inmobiliarias, sin ninguna consulta, sin ningún planteamiento y menos beneficios, pagando nada por terrenos que a los meses valen un montón”, manifestó. Debe voltearse a ver qué pasa y quiénes son los enojados con el nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México por el negocio alrededor, un monstruo que ahogaría a la capital, expresó al comparar los proyectos.

“Son condiciones distintas al NAICM, será una consulta regional, al ras de tierra”, expresó. Si no es así, desplegará una serie de efectos sobre el desarrollo regional, “será la oportunidad de un reordenamiento territorial ante la práctica del desorden, cuando se crece sin rumbo, sin planificación ni ejes”, afirmó Luciano Concheiro.

En comparación, el NAICM fue un proyecto donde el gobierno de Enrique Peña Nieto no consultó a nadie, que ocurrió a una velocidad rápida para beneficiar a unos cuantos que querían imponer su ruta, expresó.

“En este país, donde todo va de arriba hacia abajo, podríamos tener la tentación de hacer lo mismo, porque tenemos más fuerza que ningún otro gobierno en otros años, que podríamos usar para imponer. Queremos cambiar las cosas y el estilo de gobernar”, aseguró.

Con el tren se busca dar organización, un sentido desde lo local y puntual hasta lo general, por lo que la consulta será pasar a la acción territorial, reconoció. Se trata de un problema político, ahora se necesita articularse desde abajo hacia arriba, donde se consultará en particular a los pueblos originarios con todos los elementos informados, profundamente difundidos y todas las características de la democracia, indicó.

“En la democracia está el riesgo de que se diga que no, que estén convencidos que no es un buen proyecto”, advirtió.

Es parte integral de una idea, de profundizar la democracia en nuestro país, de romper con la idea de que el pueblo no puede opinar, que no puede decir cuál es su destino, estableció.

Las condiciones del desarrollo, más allá de la idea económica, requieren de imaginación, creatividad, acercarse a la tierra y también del aspecto técnico y científico, comentó.

A las comunidades por las que pasará el tren se les deberá preguntar qué es lo que contemplan como turismo social, si son mochileros o son las casas de habitantes locales, son las dudas que surgirán y modificarán sus vidas, por lo tanto se debe discutir a fondo, expresó.

Construcción con derecho de vía

El futuro funcionario federal afirmó que se tiene el plan de que en marzo del 2019 arranque la construcción del primer tramo del tren maya, lo cual será en las zonas federales con derecho de vía.

En primera instancia, se crecería en condiciones de ofrecer tramos locales de los lugares ya establecidos con el derecho de vía, que es desde Villahermosa hasta Mérida, con el paso por Campeche, mencionó; mientras que el tramo selvático, que incluye Quintana Roo, Calakmul y Palenque, será más complicado porque tendrá que tenerse precaución de no dañar el medio ambiente, indicó.

Tiene que analizarse profundamente la construcción, porque se pretende que sea un tren turístico y de carga, que por su velocidad se conecte con los puertos de altura, expresó. Eso apoyará a promover el transporte local, para que los ciudadanos accedan a una cultura distinta a la del automóvil, mencionó.

“Aun con el derecho de vía hay que consultar el impacto y la velocidad del tren, porque serán distintas, ya sea en la península o en la selva. Deben tenerse condiciones de respeto a sustentabilidad y términos ecológicos”, expresó.

(*) Colaborador en La Jornada Maya y autor en Tercera Vía.

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