El exvicepresidente de Ecuador Jorge Glas cumple hoy su decimocuarto día de huelga de hambre, en medio de pedidos por sus derechos y salud, que no han obtenido la respuesta esperada.

A las peticiones de familiares, excolegas y seguidores del exsegundo mandatario se han sumado las de representantes de organizaciones sociales, grupos de migrantes y asambleístas de diversos países.

Numerosos son los mensajes difundidos, principalmente, a través de las redes sociales, para expresar solidaridad con Glas, quien la víspera debió ser atendido por un médico y recibir un suero a fin de evitar deshidratación, ante episodios de calambres y mareos.

En sus muestras de apoyo, nacionales y extranjeros llaman a la comunidad internacional a que vele por los derechos del exsegundo mandatario, quien adoptó la medida en protesta por su traslado de la cárcel 4 de Quito al Centro de Rehabilitación de Latacunga tras conocerse la fuga, de Ecuador, del exsecretario d e Comunicación Fernando Alvarado, bajo investigación penal.

‘Hago un URGENTE llamado a poner fin a las condiciones carcelarias inhumanas en las que está sometido el vicepte. electo Ecuador, @JorgeGlas’, señaló desde El Salvador, un miembro del grupo parlamentario del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional.

Desde la asamblea legislativa de Navarra, en España, Laura Pérez sentenció: ‘Tiene que quedar en inmediata libertad el exvicepresidente Jorge Glas, cuyos derechos fundamentales están siendo vulnerados y cuya salud está en peligro.

A su juicio, se le debe garantizar, por encima de todas las cosas, el derecho a la defensa y su presunción a la inocencia.

Por su parte, la parlamentaria andina ecuatoriana Rosa Mireya Moscoso afirmó:’Cada día que pasa la situación de salud del compañero Vicepresidente se deteriora. Hacemos un llamado a la comunidad internacional para que abogue por sus derechos y su vida’.

A las solicitudes se han sumado emigrantes de este territorio andino, quienes residen en diversos países como el Reino Unido, Bélgica, Francia y España.

El pedido crece a medida que la salud de Glas, debilitada por padecimientos como hipertensión, gastritis y espondilitis anquilosante, parece deteriorarse por la falta de alimentación.

La Cruz Roja Internacional, la Organización de las Naciones Unidas y la Conferencia Episcopal de Ecuador, son algunas de las instancias a las cuales se han hecho llamados para que intercedan, ante el ejecutivo, a fin de restituir las condiciones que garanticen la integridad de Glas, cuya vida podría estar en peligro.

Desde octubre de 2017 hasta el 21 de octubre pasado el exvicejefe de estado estuvo en la Cárcel 4 de Quito, primero por una orden de prisión preventiva y luego en cumplimiento de la sentencia de seis años impuesta en su contra por el delito de asociación ilícita, que según sus abogados y letrados foráneos no se ha podido probar.

Incluso a partir del momento en que fue vinculado al caso de corrupción de la empresa constructora brasileña Odebrecht, su equipo legal sostuvo que el proceso en su contra tenía fines políticos y solo buscaba despojarlo de la vicepresidencia, pues no existían pruebas para inculparlo.

El propio Glas insiste en su inocencia y ciertamente, no se ha podido probar que resultara favorecido con dinero o algún otro beneficio procedente de la empresa brasileña, ni las auditorías a sus bienes han derivado en alguna irregularidad o constatado algún fondo mal habido.

Mientras el gobierno anunció que el traslado de prisión responde a motivos de seguridad, sus abogados cuestionan el proceder por violentar su derecho de inmediación, toda vez que el proceso se encuentra en Recurso de Casación.

Según denunciaron, además se transgrede la normativa internacional sobre la protección a personas privadas de la libertad.

Para muchos, Jorge Glas es una víctima de la judicialización de la política y un caso más de arremetida contra líderes progresistas en América Latina, como los expresidentes Luis Inacio Lula da Silva (Brasil) y Cristina Fernández (Argentina).

Incluso, algunos de sus mayores detractores, han emitido criterios de desacuerdo con la medida de transferirlo de penitenciaría.

Sin obtener respuesta aún a las demandas por la garantía de sus derechos, Glas sigue aferrado a su determinación de mantener una huelga de hambre, sus seguidores aumentan las muestras de apoyo en las redes, en las calles y afuera del Centro de Rehabilitación de Latacunga y su defensa persiste en demostrar su inocencia.

Por Sinay Céspedes Moreno
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