El pasado 2 de octubre, en conmemoración del Día Internacional de la noviolencia, se celebró en Barcelona el Vencuentro de espiritualidad y noviolencia, esta vez centrado en los aportes de la mujer a la espiritualidad.

En estas jornadas participaron representantes de diversas espiritualidades, que intercambiaron sobre el aporte que las mujeres habían realizado en sus religiosidades.

Pilar Paricio del Mensaje de Silo

El Mensaje de Silo es una espiritualidad basada en los escritos y propuestas de un pensador y maestro llamado Mario Rodríguez y conocido como Silo. Se trata de una espiritualidad sin jerarquías, que invita al practicante a meditar en humilde búsqueda sobre aquellas preguntas transcendentales que desde antiguo han preocupado al ser humano: ¿quién soy? ¿a dónde voy? ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Cuál es mi propósito? El Mensaje de Silo nace en el año 2002 en torno a un libro, una experiencia y un camino.

En este camino de búsqueda el practicante descubre la necesidad de abandonar sus ensueños, sus deseos, la ilusión del yo, para poder acceder a lo “Profundo”, a la interioridad del espíritu y ponernos en presencia de lo Sagrado. Los practicantes se reúnen semanalmente en torno a comunidades que se han ido desarrollando en numerosas ciudades del mundo.

Además de realizar nuestras prácticas, estamos interesadas en conocer los procedimientos y experiencias en otras espiritualidades, es por eso que con varias amigas estamos estudiando la aportación femenina a la espiritualidad en diferentes corrientes. Nos estamos aproximando al tema desde nuestra propia experiencia de practicantes de una espiritualidad y hemos analizado cuales eran los procedimientos que usaban, las experiencias que tenían y las traducciones que describían figuras como Teresa de Jesús, Hildegarda Von Bingen, las Beguinas, María Magdalena, Matilde de Magdeburgo y Teresa de Lisieux.

Una característica común a todas estas místicas es que podríamos reconocerlas como místicas del amor, pues desarrollan un trabajo devocional, desde el corazón, utilizando un lenguaje parecido al que podrían usar los amantes y se acercan a la divinidad desde el registro del enamoramiento.

En el caso de Teresa de Ávila, describe un primer paso de la experiencia mística que podríamos denominar entrada, usa la oración o meditación para “entrar” en este espacio interno al que Teresa describe como “el castillo interior” o alma.

Sigue avanzando en este camino de interiorización con diferentes tipos de oración, hasta conseguir el vacío interior o suspensión de impulsos.

En las últimas moradas se producen las experiencias místicas; a veces se trata de visiones, otras de charlas o comprensiones y en ocasiones les sobrevienen arrebatos, como si el espíritu saliera del cuerpo y fuera a otra región.

En la séptima y última morada describe el acceso a los “niveles profundos”, al que denomina el centro muy interior del alma, lugar en el cual se encuentra un sol que irradia una gran luz y en el cual se produce la comunión con Dios.

Fruto de estas experiencias, todas estas mujeres escribieron numerosos libros fundaron conventos, compusieron música, escribieron poemas que explican y reflejan sus experiencias místicas.

Estos estudios que hemos realizado, se recogen en dos libros editados por la editorial “León Alado” que se titulan “Las místicas”.

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