El fiscal general de Arabia Saudí llega a Estambul para lanzar una supuesta investigación sobre las circunstancias del asesinato del periodista Jamal Khashoggi.

Según ha informado este lunes la cadena de televisión turca Haberturk, el fiscal encargado del caso, Saud bin Abdulá al-Muayab, llegó el domingo por la noche al aeropuerto Ataturk de Estambul y tiene planeado entregar a Ankara las declaraciones de los 18 detenidos en el caso Khashoggi, asesinado el pasado 2 de octubre en el consulado saudí en la dicha ciudad turca.

Turquía pidió el pasado vienes la extradición de los 18 saudíes sospechosos de estar implicados en el asesinato del periodista. No obstante, el ministro de Exteriores saudí, Adel al-Yubeir, rechazó la petición de las autoridades turcas, explicando que los detenidos serán juzgados en Arabia Saudí.

El fiscal general, además, acudirá a la sede consular de Arabia Saudí en Estambul, donde se cometió el asesinato y donde las autoridades turcas mantienen abierta una investigación.

La Fiscalía saudí ha reconocido que el asesinato del periodista fue premeditado, lo que contradice la versión anterior ofrecida por el régimen de Riad sobre una muerte accidental durante una pelea dentro del consulado.

Por su parte, el diario turco Hürriyet Daily News informa esta misma jornada de que la Policía de Turquía ha inspeccionado el alcantarillado de la calle donde se encuentra el consulado, dentro de la búsqueda de pistas sobre el paradero de los restos del periodista.

De igual modo, varios medios locales han informado de que dos vehículos propiedad del consulado saudí fueron limpiados a fondo por una empresa de lavado de coches.

Las versiones de Arabia Saudí no han logrado persuadir a la comunidad internacional ni a sus aliados europeos, que insisten en que se aclare qué es lo que pasó con Khashoggi.

Varios organismos pro derechos humanos y muchos analistas han denunciado que el reino árabe, con sus tejemanejes, contradicciones y mentiras, intenta ocultar el papel desempeñado por el príncipe heredero saudí, Muhamad bin Salman, en la escandalosa y tortuosa muerte del periodista.

El artículo original se puede leer aquí