El domingo 8 de octubre finalizó la segunda edición del Festival Internacional de Cine y Derechos Humanos de Cremona, una iniciativa concebida por Sol Capasso, Magalí Buj y Federico Palumbo y organizada por la Asociación Latinoamericana de Cremona, con el apoyo de la Municipalidad de Cremona, en colaboración con los Festivales Sol y Luna, el Festival de Derechos Humanos de Milán, Buenos Aires, Lugano, FEISAL y numerosos socios como Amnistía Internacional, Pressenza, La Provincia y CSV Lombardia.

«Por primera vez abrimos la inscripción a los cortometrajes y fue una experiencia extraordinaria – dicen los organizadores – recibimos más de 400 obras de unos 40 países que participaron en las diferentes secciones propuestas por el Festival:

Territorio y migración: Frente a la excesiva apropiación de recursos por parte de grupos de poder concentrados y a las desigualdades que esto provoca, muchas personas se ven obligadas a abandonar su territorio para convertirse en migrantes, perdiendo sus derechos como ciudadanos. Por otro lado, los migrantes, con su vida y su significado, están empezando a deconstruir clichés y a conectar mundos distantes. ¿Será esta nueva intersección el comienzo de una humanidad más humana?

Igualdad de género: En África existe un concepto conocido como Ubuntu: el sentido profundo del ser humano sólo a través de la humanidad de los demás. Estamos convencidos de que para despertar este concepto es necesaria la igualdad y la complementariedad entre todos los seres humanos. Por lo tanto, esta sección estará dedicada a obras cinematográficas que sensibilicen sobre la diversidad de género, cuestionen o denuncien la desigualdad. Finalmente, obras que contribuyen a la creación de un nuevo imaginario, a un modelo de renovación más igualitario desde una perspectiva de género.

Derechos en la era digital: Los desarrollos tecnológicos nos sitúan en una nueva dimensión de la Existencia Virtual, en la que pocas empresas privadas juegan un papel predominante. Al mismo tiempo, la Inteligencia Artificial está cambiando, y cambiará aún más, la realidad social. Si esta tecnología se pone al servicio de la humanidad, puede ser enormemente beneficiosa, de lo contrario se abrirá aún más la «brecha social» entre ricos y pobres.

El programa, que se desarrolló durante tres días, del 5 al 8 de octubre, proponía una selección de ocho películas, entre cortometrajes y largometrajes. «Cremona, la ciudad de la música y la construcción de violines» otorgó el premio a la mejor banda sonora a FREMDE (Alemania), la primera obra de Jonathan Behr.