Por Lilit Lobos*

A Gcina Mhlophe la conocí en julio de 2014, cuando el Festival Internacional de Poesía de Medellín la trajo como invitada a mi barrio La Honda, asentado en lo alto de una de las laderas de la ciudad. Digo que allí la conocí, y es un atrevimiento referirme a ese encuentro como conocerla, cuando objetivamente se redujo a una tarde que leí algunos de mis poemas y me deleité con los de ella, sumada una conversación posterior en mi inglés chapucero.

Esa tarde, antes de iniciar mi presentación le hice entrega de mi poema “Negra” en inglés. Este poema es de mis textos más importantes, no pude evitar que el llanto me detuviera en plena lectura, porque no era el ejercicio poético de una escritora, “Negra” es oración, es petición desesperada a las Orishas para que me hicieran merecedoras de su abrazo.

Afirmar que le conocí es atrevido, y en este caso en concreto suena a alarde. Pero cuando terminé mi presentación, Gcina Mhlophe me buscó para abrazarme. Y es ese abrazo el que me ha llevado a necesitar escribir acerca de ella y su obra; no me guía el exotismo de escribir acerca de una poeta sudafricana, me guía ese abrazo que me hala como un hilo que atraviesa el tiempo y los olvidos para compartir su obra.

Decía que ese poema era una petición de acogida, y a su manera Gcina Mhlope lo entendió, y por eso me abrazó, y fue dentro de sus brazos que me sentí dentro de África misma, es decir, en un lugar cálido e inalcanzable del que siento que mi espíritu hace parte, aunque aún no logro entenderlo y menos explicarlo racionalmente. Estar en su abrazo fue para mí conocerla; tenía ella tanto amor por la herencia hecha palabra de su África, que le alcanzó para envolverme en él, porque tal vez uno no sea las cosas que ha hecho o dejado de hacer en la vida, tal vez uno sea esa energía, ese espíritu que lleva adentro y ella me lo presentó en ese abrazo.

Es Gcina Mhphole una mujer de palabras poderosas, una escritura que va más allá de los arrebatos emocionales. En ella la poesía es acción y canción, es una típica “storyteller”, que por cierto es un lugar reservado a los hombres, pero designio que ella no aceptó, porque como dije, su palabra es poderosa, más que esa tradición injusta. Siendo storyteller, que en su traducción literal sería “contador de cuentos”, encarna al místico contador que une en su palabra la historia y el devenir de su pueblo, no es una contadora de entretenciones, es quien salvaguarda la memoria a través de la oralidad para abrir los ojos de la mente, es quien usa las palabras como armas de libertad para ella y su entorno social.

Gcina Mhlophe nació en 1958, es activista, actriz, narradora oral, poeta, dramaturga, directora y escritora. El objetivo principal de su actuación es mantener viva la historia de su herencia africana a través de la promoción de la lectura en la población infantil, especialmente de escuelas con dificultades económicas, contando sus historias en cuatro de los idiomas de Sudáfrica: inglés, afrikaans, zulú y xhosa, ella es una mujer que ha encontrado la palabra como herramienta para su propia libertad y es tan grande, que la usa en su vida cotidiana para liberar a su sociedad.

Si bien Mhlophe tiene una multitud de textos publicados, es en Nozincwadi, mother of books el trabajo en el que me detengo esta vez, por ser el que conozco de primera mano y el que mejor resume su objetivo como narradora. Nozincwadi es un trabajo musical, pero también es el compromiso de la autora por la educación de la infancia de su país, donde desarrolla más concretamente su argumento que las letras no pueden ser sólo grafos, tienen que ser música, por eso puedes escucharla hablar son ese ritmo tan hermoso que la envuelve y de repente, sin hacer ninguna pausa, resultar cantando, como si fuera la cosa más natural del mundo pasar de un modo al otro.

El cd contiene los siguientes títulos:

Let´s play, In the company of words, Call on you sky, Mother of books, Amabhuku, Read and grow, Shanelani

Nozincwadi es su apropiación de la literatura y su réplica, a través de ella ejerce su opinión que la literatura tiene que estar al alcance de todos y que para ello la música es una herramienta fundamental, la literatura ha de bajar de esa intocabilidad del canon, cerrada a una élite para ser usada como arma de colonización, y aquí debo hacer un pare puesto que he perdido la línea que divide su opinión de la mía propia, y aclarar que al menos así interpreto yo las palabras que me compartió esa tarde y sus canciones de Nozincwadi.

Finalizo esta invitación a adentrarse en su producción artística, puesto que esta reseña es del todo insuficiente ante la grandeza poética y libertaria de Mhlophe. Comparto tres herramientas para ello:

El primero el link a su página, aunque no esté actualizada, sigue siendo un excelente referente para reconocerla.

http://www.gcinamhlophe.co.za/index.html

Además, dos videos: el primero es una sinopsis de Nozincwadi, con una explicación hermosa en sus propias palabras a partir del minuto 12.

 

y por último el vídeo que la Fundación Prometeo hizo como memoria de su visita a Medellín, donde resume su activismo social y poético, e incluye su poema sobre la mujer africana, que de seguro como lo hizo conmigo, les hará llorar.


* Colombiana, graduada en antropología, co-fundadora y co-directora de la revista La Tintera. Tiene un blog donde publica todos sus escritos: reseñas literarias, poesía, crítica social, feminista y acerca de la sexualidad. https://palabraloba.wordpress.com/

El artículo original se puede leer aquí