1.- Expresamos nuestra absoluta solidaridad con el pueblo nicaragüense, que en décadas pasadas fue referente revolucionario en toda Latinoamérica y que hoy, lamentablemente, vive una crisis social y política que esperamos pronto puedan superar.

2.- Exigimos el cese de la represión y la violencia. Reconocemos en ello la responsabilidad que le cabe al Estado al desplegar una política de represión sistemática hacia la protesta social.

3.- Hacemos un llamado a terminar con los grupos civiles paramilitares, sean ellos oficialistas u opositores, quienes contribuyen a una escalada de violencia que dificulta la posibilidad de una salida pacífica. Por ello, solicitamos investigar y esclarecer las violaciones a los DDHH que se puedan haber cometido, con las correspondientes sanciones para los civiles, autoridades policiales y políticas responsables, al tiempo de implementar medidas de reparo y justicia a las víctimas.

4.- Rechazamos todas las iniciativas de desestabilización e intervención política por parte de agentes externos (sea del Grupo de Lima, de EEUU, OEA o de cualquier otro), las que consideramos buscan sacar provecho del malestar social que vive el pueblo nicaragüense, para colocar en el centro del conflicto la destitución e intervención internacional por razones geopolíticas, antes que una solución a los problemas que vive el país.

5.- Tomando la inspiración de liberación del sandinismo, llamamos al gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo a terminar con la corrupción y el nepotismo que hoy existe en su interior, así como también las políticas neoliberales y los pactos con el conservadurismo eclesiástico con los que ha gobernado. Han sido, entonces, las últimas reformas previsionales, su oposición a las demandas feministas, y los problemas sociales y ambientales que ha ido desarrollando la matriz económica, entre otros factores, los que han producido hoy un legítimo ejercicio de la protesta social. Frente a esto reafirmamos nuestro rechazo al ejercicio de la violencia como respuesta por parte del Estado.

6.- A su vez, rechazamos que la legítima movilización y protesta social sea instrumentalizada en función de los intereses propios de las organizaciones políticas opositoras, que buscan agravar el cuadro de violencia y desestabilización, favoreciendo con ello una posible intervención internacional. Por el contrario, la movilización social debe servir para avanzar en las transformaciones políticas y sociales que el pueblo requiere.

7.- Los intentos de desestabilización y el rechazo a cesar el uso de la violencia vuelven más difícil encontrar un camino de acuerdo político y social. Por lo mismo, llamamos a todos los actores a buscar una salida democrática, que considere el diálogo y dé viabilidad a una solución pacífica al conflicto, respetando la autodeterminación del pueblo nicaragüense.

 

Firmas:

Partido Humanista

Dirección Nacional Movimiento Autonomista

Movimiento Político Socialismo y Libertad