La Constitución más antigua del mundo fue redactada en África por el rey Sundiata Keita, que vivió entre 1190 y 1255. Su padre, Narhe Magan, accedió a casarse con una mujer jorobada llamada Sologon Konde para cumplir una profecía que anunciaba el nacimiento de un gran hombre de esa unión. Tras la muerte de su padre, un hermanastro, Sumaouru Kante, tomó el trono y Sundiata y su madre se exiliaron al pueblo de Nema, en el pequeño reino de Manden, formado por cuatro familias: los Sarakole, los Soso, los Traore y los Manden.

Sundiata superó su desventaja y se convirtió en un gran guerrero. Al final de un conflicto con su medio hermano, se proclamó a sí mismo Emperador de los Manden y fundó el poderoso Imperio Maliense, que durante siglos controló gran parte de África Occidental. Sin embargo, después de su victoria, cansado de tanta violencia y aconsejado por un grupo de sabios, decidió en 1236 crear un cuerpo de leyes, la llamada Carta de Mandén, proclamada en Kourougan Fuka y luego transmitida oralmente por los Malinké, un grupo iniciático de cazadores y los Griot, juglares africanos. Sundiata murió en 1255 en circunstancias misteriosas, pero dejó a su pueblo un legado extraordinario, basado en ideas muy avanzadas para la época y, aún hoy, revolucionarias.

Los historiadores occidentales no querían reconocer la Carta de Mandén, pero en los años sesenta el historiador y etnólogo maliense Yousouf Tata Cisse la transcribió. En 2009 fue incluido por la UNESCO en la lista del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.

La Carta consta de 44 artículos divididos en 7 capítulos y proclama principios como la paz social en el respeto de la diversidad, la inviolabilidad del ser humano, la educación de la persona, la integridad de la patria, la garantía del suministro de alimentos, la abolición de la esclavitud para todas las razas, la libertad de expresión, la libertad de comercio, la igualdad de género, la prescripción de delitos, la protección del medio ambiente y la igualdad ante la ley.

He aquí un breve extracto:

Toda persona tiene derecho a la vida. Una vida no es mejor que otra.

El respeto por los demás es la regla, y la tolerancia debe ser el principio.

La vanidad es un signo de debilidad y la humildad de grandeza. Afrontaremos juntos las dificultades y ayudaremos a quienes lo necesiten.

Nadie debe ofender a las mujeres, que son nuestras madres. Las mujeres, además de sus ocupaciones diarias, deben cooperar en nuestra gestión.

Respetar la familia, la amistad y el vecindario.

No humilles al enemigo, porque al hacerlo serías considerado cobarde.

La educación de los jóvenes es responsabilidad de la sociedad en su conjunto. Todos deben cuidar de sus hijos y corregirlos.

Las mentiras que duran 40 años deben ser consideradas como la verdad. No se permiten reclamos por viejos agravios.

Nadie amordazará a un semejante para venderlo. La existencia de la esclavitud se extingue en este día.

El espíritu está vivo si puede decir lo que quiere.

El divorcio es legal y se concede a petición de uno de los cónyuges, por ciertas razones específicas: la locura de uno de los cónyuges, la incapacidad de su marido para asumir sus obligaciones (para proporcionar el apoyo adecuado), el incumplimiento de las obligaciones conyugales y la falta de respeto a los suegros.

Respeta la palabra de honor.

Hay cinco maneras de obtener riqueza: compra, donación, intercambio, trabajo y herencia. Las otras formas son ilegales. Sólo hay una excepción: lo que sucede para satisfacer el hambre no es robado, siempre y cuando sólo se tome lo indispensable.

Los bosques
deben preservarse para la felicidad de todos. Antes de prender fuego a un
arbusto, levanta la cabeza y mira las copas de los árboles.

Las mascotas sólo deben estar enjauladas temporalmente, o cuando sea necesario para la agricultura, y deben ser liberadas inmediatamente después de la cosecha.

Cualquiera que viole estas reglas será castigado.

Cada uno es responsable de asegurar el cumplimiento de la ley.


Traducido del italiano por María Cristina Sánchez