Sabine Rubin es una mujer comprometida, siloista humanista… Ha trabajado durante muchos años para movilizar a las personas que la rodean para que se expresen, especialmente a nivel político y social a favor de un mundo más humano. Actualmente, se adhiere al programa France Insoumise «l’avenir en commun» (Francia Insumisa “El futuro en común”) y es miembro de la Asamblea Nacional francesa.

Participará en el Foro Humanista Europeo 2018 como ponente en la sesión inaugural y en el marco de la mesa redonda «Convergencia social y política».

 

El lema del Foro Humanista Europeo 2018 es «Lo que nos une hacia la Nación Humana Universal». ¿Cómo resuena en ti esta idea?

Para que la noción de la Nación Humana Universal resuene en mí, debo ponerme en modo poético. La palabra «nación» se refiere en efecto a un sentimiento de pertenencia a algo común, digo un sentimiento porque hay una connotación afectiva teñida, además, de familiaridad con esta idea de pertenencia. En verdad, me reconozco sobre todo en la nación francesa, que me es precisamente familiar por su cultura, su lengua, su historia. Pero si me sitúo en un modo más universalista (que también se refiere a los valores más bellos promovidos en ciertos momentos de su historia por Francia) la Nación Humana Universal me obliga a reconocer la humanidad de todos, y a reconocerme como parte de esta gran hermandad humana.

Para que esta idea resuene, debemos, por lo tanto, ponernos en una actitud real de apertura a la humanidad del otro. Porque debe especificarse que la nación humana universal no es simplemente la nación de todos los humanos (la nación de los humanos), sino más bien la nación llena de humanidad, es decir, donde cada ser humano también se considera el uno al otro en su plena humanidad. Es por eso que esta Nación Humana Universal debe basarse en valores humanistas.

En tu opinión, ¿qué elementos pueden unirnos?

Son precisamente los valores humanistas los que pueden unirnos porque estos valores son universales. Se trata de la no violencia, la no discriminación, la solidaridad y la libertad. Ahora, para traducir estos valores en acciones, sólo veo una alternativa: tratar a los demás como uno quiere que lo traten. Digamos que esta es una dirección que podemos dar a nuestras acciones a nivel personal y que podría inspirar las relaciones entre las naciones.

He dicho antes que estos valores son universales porque creo que reflejan las aspiraciones profundas de los seres humanos: abrirse a los demás sin miedo; vivir en un mundo sin violencia; sentir un sentido de pertenencia y solidaridad con los demás. Ciertamente, en estos tiempos, debemos ir muy adentro de nosotros mismos para reconectarnos con estas aspiraciones.

¿Cómo se traducirían políticamente estos valores?

¿Qué significaría la no violencia, la no discriminación, la solidaridad y la libertad política? Amplio programa. Si cada nación eligiera estos valores, serían autodeterminados por el pueblo, organizado como pueblo, sobre la base de una democracia real, incluso directa. Estas naciones autodeterminadas trabajarían juntas en un espíritu de solidaridad y cooperación mutua. Es sobre esta base -y partiendo de la base- que las naciones se organizarían en una confederación para una Nación Humana Universal, modalidades de organización que respeten la diversidad.

Y por supuesto, estas naciones serían no violentas para que la nación humana universal también lo fuera: ésta sería sin guerras, sin violencia económica, y la miseria, el hambre, los sintecho serían parte del viejo mundo. Creo que el ser humano, en el fondo de su conciencia, aspira a eso.

Dado el estado de desestructuración y fragmentación del mundo actual, ¿esto puede parecer una utopía?

Obviamente, desde el contexto actual, es el mundo de la utopía total. Pero las utopías de hoy pueden ser la realidad de mañana. Así que hay que tomar decisiones; decisiones reales. Y debemos trabajar para construir en esta dirección no porque yo lo diga, sino porque es una aspiración profunda de todos los seres humanos a vivir en un mundo de paz y, en general, en un mundo no violento. Sí, esto puede parecer utópico hoy en día, pero es precisamente la imagen que los pueblos necesitan, especialmente en un momento en el que están completamente asfixiados por la globalización y la estandarización del sistema actual.

Esta Nación Humana Universal -que puede parecer una simple expresión de deseos para las viejas generaciones (Huelga General)- ya aparece a las nuevas generaciones como un horizonte visible desde una nueva sensibilidad (Sueño General).

¿Una última palabra?

En un momento en que la mundialización es posible gracias a la comunicación; en un momento en que esta mundialización se basa en la competencia, la dominación y la guerra de todos contra todos; en un momento en que esta mundialización genera miseria y violencia generalizadas, la nación humana universal puede realmente constituir una imagen que permite dar una dirección convergente a los diferentes pueblos del mundo.