¡Por la Paz Mundial, mi solidaridad con Palestina!

 

La balanza de la ley está trucada;

los muertos con nombres occidentales pesan más que aquellos arabizados; eso nos

demuestran las élites.

 

Ni un minuto de silencio,

ni una bandera a media asta,

ni un crespón negro en la última institución de la Unión Europea.

 

Nadie se rasga las vestiduras;

no hay televisivas plañideras

que gasten un minuto

en hablar del genocidio.

 

Las solemnes palabras

de Reyes y ministros

están ausentes.

 

Aquellos que disparan

lo hacen en nombre del Imperio;

Europa arrodillada,

lame las botas ensangrentadas

de víctimas palestinas.

 

Hermanos en el ser;

hombres y mujeres como cada uno

de nosotros y nuestras hijas.

 

Quisiera ver en los parlamentos,

a los diestros parlamentarios

señalar a diario al rostro del asesino.

 

Sin embargo, «mis queridos amigos» aplauden las fábricas de metralla

que aquí fabrican,

las balas que allí quitan

la vida de niños, hombres y mujeres.

 

Hay una llama en la calle

al lado de la pradera;

los pueblos de la Tierra esperan

los brazos libertarios

que terminen con la guerra

y restituyan a la Humanidad,

la paz y la dignidad.

 

Palestina es cada obrero de la Tierra, cada pueblo oprimido que resiste al invasor.

Palestina es ese desierto

del que mana leche y miel de dignidad;

Palestina es la mano que quita la careta a los bandidos y pone sobre la mesa

los nombres del asesino.

 

Y si ha llegado el momento

de que los pueblos de Europa despierten y no dejen pasar la guerra global que nos

imponen las élites?

y si en Europa quedara

la tierna mirada de la solidaridad?

 

Hermanos y hermanas palestinas,

en el género humano somos uno,

y me duele en el alma y en el cuerpo cada uno de vosotros abatido.

 

Desde Puerto Bayyana