Por Gabriel Bulgach

El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) no sólo está sufriendo el embate del ajuste que el titular de la cartera de Agroindustria está llevando ese ministerio. Hay en marcha al menos 2 proyectos que impulsan una serie de cambios en las formas institucionales que anuncian un fuerte impacto negativo tanto en la dinámica del organismo como en los efectos de sus proyectos y las transferencias de conocimiento y tecnología.

Uno de ellos, del que hablaremos en esta nota, modifica sustancialmente el modo de trabajo que viene desarrollando el INTA y que concreta el núcleo de sus proyectos de investigación. Se trata del sistema de “cartera de proyectos”, que integran en un lapso determinado el conjunto de los planes de investigación en un amplio abanico de temas[1].

La presente cartera de proyectos tenía su fecha de finalización en Junio de 2019. En Marzo del presente año, se presentó una resolución firmada por el presidente del consejo directivo del organismo (RESOL-2018-242-APN-CD#INTA), con la siguiente referencia: Acta 502 – 3.46 – Baja Cartera de Proyectos. En la misma, su artículo 1° expresa: Dar de baja, a partir del 30 de junio de 2018, la Cartera vigente de Integradores, Proyectos Específicos, Planes de Gestión y Proyectos Regionales con Enfoque Territorial.

 

 

Quizás resulte complejo traducir las implicancias de dar de baja con un año de anticipación a proyectos científicos que requieren de varios años para su desarrollo y finalización. Lo que implica esta resolución es la destrucción de las líneas de trabajo que ha venido desarrollando el organismo en su última cartera de proyectos.

Un integrante del organismo, quien prefirió mantener su anonimato en el contexto de ajuste, despidos y destrucción institucional del INTA, comentó que no sólo tendrá un fuerte impacto negativo la baja anticipada de la cartera de proyectos en relación al cumplimiento de los objetivos y conclusiones que cada investigación implica, sino que se prevé la desintegración de los equipos de investigación y la posibilidad de que se diluyan y pierdan líneas de trabajo que se reformulan y potencian desde hace años. O, de mayor gravedad, que los lineamientos propuestos para la próxima etapa queden desvinculados de los intereses del país.

Al respecto, este antiguo trabajador del INTA observa que “la cartera de proyectos que venía desarrollándose desde 2006, por primera vez desde el restablecimiento de la democracia en el año 1984, estaba regida por lineamientos acordes al desarrollo de una ciencia y tecnología nacional apuntando a la soberanía tecnológica. Lo que va a suceder a partir de ahora no se sabe, ya que la tendencia actual es que haya más asociaciones público privadas y más financiamiento externo. Y, como bien sabemos,  cuando los fondos vienen de afuera, la agenda la marcan los países del norte…

Por otra parte, está circulando el rumor que los próximos proyectos resultarán de una suerte de competencia interna por los fondos y recursos necesarios, entre equipos que se autoconstituyan y presenten proyectos puntuales. Esto implica la implementación de la cultura de la empresa en organismos del Estado, caracterizada por la competencia entre compañeros con la transformación negativa en las relaciones dentro de la institución.

A continuación, el texto completo de la resolución de baja de la cartera de proyectos.

 

baja de cartera de proyectos

En próxima nota, informaremos de un segundo proyecto que está en elaboración por el consejo directivo del organismo y que tienen la intención de  concretar en los próximos tiempos, cuyo objetivo se relaciona con la distorsión y, a mi criterio, la destrucción de aspectos institucionales del INTA.

[1] Sugerimos visitar la página oficial para comprender la diversidad del campo tecnológico que abarcan los proyectos y planes del INTA. https://inta.gob.ar/