Ante la situación de violencia suscitada en Nicaragua, el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales ha emitido un pronunciamiento condenando la acción represiva de las fuerzas de seguridad del Estado y lamentando las muertes ocasionadas.

Asimismo, el comunicado de la entidad rechaza el uso instrumental y cínico que las oligarquías y los poderes mediáticos, dentro y fuera de Nicaragua, pretenden hacer de estas trágicas muertes.

La nota finaliza expresando que tan sólo el diálogo democrático puede garantizar el ejercicio de la soberanía popular, la primacía de los derechos humanos y el establecimiento de una paz duradera.

A continuación el texo íntegro del pronunciamiento:

POR LA PRIMACÍA DEL DIÁLOGO Y LA PAZ EN NICARAGUA 
Declaración de CLACSO

Nicaragua está de luto.

Durante los últimos seis días, alrededor de 30 nicaragüenses han perdido la vida, víctimas de la represión policial a manifestaciones que se han desplegado por todo el país. Hay centenares de heridos.

Estudiantes, jóvenes trabajadores y trabajadoras fueron los protagonistas iniciales, junto con jubilados y ancianos, de las primeras protestas que adquirieron, en las últimas horas, un mayor alcance y participación. Fueron ellos y ellas también las principales víctimas de la acción represiva de las fuerzas de seguridad y de las milicias que actúan con su complicidad.

Como miembros de CLACSO, creemos que la gravísima situación que vive el país no puede reducirse a la controversia acerca del sentido que posee la reforma del sistema previsional que allí se está llevando a cabo. La pertinencia y orientación de esta reforma es un asunto del pueblo y del gobierno de Nicaragua, no nuestra. Ellos podrán decidir qué es lo mejor para el futuro del país.

Lo que motiva esta declaración es que, como miembros de CLACSO, no podemos permanecer indiferentes ante la muerte de cualquier estudiante, cualquier joven o jubilado, cualquier trabajador, campesino o campesina, asesinado por manifestarse públicamente a favor de tal o cual política, sea cual fuera la perspectiva o la intencionalidad que orienta su protesta. No puede el Estado matar ciudadanos y ciudadanas que se manifiestan abierta y libremente, defendiendo lo que son o lo que creen que son sus derechos. Cuando esto ocurre, la democracia tambalea, produciéndose un profundo daño en el estado de derecho, en las libertades y en las condiciones básicas de justicia y de protección de la vida humana.

La acción represiva del gobierno nicaragüense merece nuestra condena enérgica.

Rechazamos también el uso instrumental y cínico que las oligarquías y los poderes mediáticos, dentro y fuera de Nicaragua, pretenden hacer de estas trágicas muertes. Como siempre, ellos miden a los países y a sus gobiernos con la doble vara de los intereses elitistas, mezquinos y antidemocráticos que defienden. Ahora condenan al gobierno de Nicaragua, tratando de capitalizar su crisis interna, aunque nada han dicho ni dirán de la represión, los asesinatos y la violación de la libertad de expresión que se llevan a cabo en Honduras, donde también ha habido una treintena de muertos desde el fraude electoral que consagró la estafa política del actual gobierno. Hoy, gritan contra Nicaragua, pero nada dicen de la violencia política que se cobra la vida de centenares de líderes y lideresas sociales, campesinas, indígenas y ambientales en Centroamérica, México y Colombia.

Nicaragua fue protagonista de una de las revoluciones más extraordinarias y fecundas de la historia latinoamericana contemporánea. Si lo fue, será capaz de superar esta crisis, reconociendo, como esa gran revolución nos ha enseñado, que sólo el diálogo democrático puede garantizar el ejercicio de la soberanía popular, la primacía de los derechos humanos y el establecimiento de una paz duradera.

 

Comité Directivo

Secretaría Ejecutiva

Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO

Buenos Aires, 24 de abril de 2018