Arantxa Tirado y Ricardo Romero “Nega” presentan su obra conjunta “La clase obrera no va al paraíso”, un libro que reivindica la lucha de clases y la importancia de la clase trabajadora en ella.

Vidal Aragonès llega tarde. Entre risas, “Nega” comenta que se tiene que deber a que “es político“. 10 minutos más tarde llega el diputado y empieza la presentación del libro “La clase obrera no va al paraíso” (Editorial Akal, 2016).

Los autores de la obra han conseguido llenar el auditorio donde se realiza el acto, la Biblioteca El Carmel – Juan Marsé, un espacio inaugurado hace menos de una década y que se encuentra entre empinadas y recién asfaltadas calles del popular barrio de El Carmel, en la cara oculta de Barcelona. Arantxa Tirado es politóloga, lationoamericanista y, por encima de todo, vecina del barrio y de orgullosa clase obrera. El coatuor del libro es el rapero, activista político e integrante del grupo “Los Chikos del Maíz”, Ricardo “Nega” Romero. A ellos tres se les suma el abogado laboralista y actual diputado por la CUP Vidal Aragonés, que hace de puente entre el activismo y la política parlamentaria.

El primero en intervenir es Nega, y lo hace citando a Marx, Tatcher y Warren Buffet sobre cómo definían estos a la clase obrera, y nos recuerda -muy a su pesar- que “la más acertada es la de Tatcher”. Nega empieza con una reflexión para ponernos en contexto: “pensad en los anuncios de televisión. Todos ellos remiten a una clase media imaginaria, ya que si os fijais nunca hay nadie que lleve mono”. Y prosigue: “el trabajo es invisible, una elipsis temporal. En el cine nunca vemos a nadie que esté en el trabajo, siempre va o vuelve; el problema es que, desgraciadamente, también es invisible en la política”. Nega recuerda que Owen Jones (que también prologa del libro) explica en su segundo volúmen la siguiente anécdota: “uno de los primeros parlamentarios por el partido laborista, a principios de siglo XX, llegó a la cámara con su mono azul de trabajo en lugar de con el habitual traje de 3 piezas inglés. Era tan poco habitual que al representante electo, nada más llegar, lo mandaron a arreglar el tejado”. Y es que, claramente, nadie estaba acostumbrado a que el representante del pueblo no vistiera como la mayoría de la clase trabajadora que lo había votado. Y en ese aspecto, se refiere Nega, “no hemos aprendido: se vota poco y mal”. Siguiendo con ejemplos audiovisuales, vuelve a hacer referencia que la clase obrera “no sale en la televisión, y cuando lo hace está desprestigiada”. Y lo que es aún peor, ya que no solo la presentan como una clase inferior, sino que ahora “la culpabilizan del auge del fascismo o las victorias de Trump”. Para Nega “la superioridad moral no existe: solo existe el dinero”. Y mientras este sigue mandando, existirá la lucha de clases. “El capitalismo, a diferencia de Roma, sí que paga a los traidores”, concluye Nega.

Arantxa Tirado está orgullosa de poder presentar el libro en su barrio, y eso se nota. Lo reinvidica. Ella, que a pesar de lo que muchas veces le recordaban en la escuela “ha estudiado” y quiere desestigmatizar el barrio. Recuerda cómo “muchos profesores no han creido en estos niños que han crecido rodeados de marginalizad, estigmatizacion, drogas y rabia”. Habla de esa clase obrera que nos han hecho tener en la cabeza. “Otros, como yo, usamos esa frustración en algo constructivo, y el libro cristaliza todos esos objetivos, una emancipación de la clase”. Tirado hace referencia al que es probablemente el vecino más ilustre de El Carmel, al genial Juan Marsé, y recuerda la contribución que hizo este a la construcción imaginaria de la clase obrera con su popular Pijoaparte. “Si la gente no estudia no es porque no quiera, sino porque la estructura social no ayuda a ello. A muchos niños y niñas se les ha hecho creer que estudiar no sirve de nada, que es solo para gente que se lo puede permitir”, y sin duda los argumentos son de peso ya  que “las subidas de matriculas no ayudan. Tengamos una dato en mente: solo el 10% de los estudiantes universitarios son hijos de trabajadores manuales. Es más que preocupante”. Tirado reivindica que hay que involucrarse en la política, pero “no solo en los partidos, que estos son, recordemos la herramienta”. Los intereses de la clase obrera solo los va a defender la clase obrera y esta “tiene que ser nuestra principal reivindicación”. Arantxa Tirado es optimista, y eso se transmite en el auditorio.

Aragonès, a parte de llegar con retraso, empieza su intervención con mal pie. Ha herido el orgullo de Arantxa al situar una calle en El Carmel cuando en realidad pertenecía a Horta. En catalán, Aragonès, explica que es amigo de la coautora del libro desde hace más de 20 años y que siempre “han compartido la mayoría de batallas” pero que “últimamente pasamos más tiempo discutiendo de los que nos separa que de los que los une”. A Nega lo conoce desde hace 45 minutos, pero afirma “sentirse reflejado en sus versos”. Agradece a ambos que hayan elegido “complicarse la vida” al haber elegido llevar a cabo una vida de lucha social, “Arantxa renunciando a una prolífica carrera académica y a Nega en una carrera musical más comercial y fácil”. El diputado repasa el libro, el cual explica afirma que explica “de una manera muy entendible aspectos del marxismo y del neoliberalismo”, lo cual lo situa como una buena lectura por parte de la clase trabajadora de la que habla para que “se empodere y se identifique de forma orgullosa del barrio”. Aragonès, ya de su cosecha, añade que en los tiempos que corren  y sobre todo de cara al futuro, situa al barrio como el eje socializador más importante, “por encima del centro de trabajo”. Escrito en 2015 y publicado en 2016, el libro deja en evidencia, según el político, el cambio al centrismo que ha experimentado Podemos. El cupaire afirma que el siguiente paso debe ser la “construcción de hegemonia revolucionaria”, y con el barrio obrero en el centro como protagonista de esta revolución.

Finalizadas las tres ponencias, llega el turno abierto de palabras. Durante 45 minutos responden a un aforo que, manos alzadas, la mitad es del barrio. Las tres ponentes se sienten como pez el agua al contestar las preguntas.

Ante preguntas sobre el procés se producen los primeros debates. Nega nunca hubiera dado apoyo a unos presupuestos antisociales y liderados por la derecha, “pero lo entiende”. Aranxta ni lo comprende ni lo comparte, y responsabiliza al procés de haber regalado barrios obreros a la derecha y, sobre todo, sigue sin entender “el abrazo de David Fernàndez a Mas”. Y no es la única. Vidal Aragonès es un político y, como si tuviera una cámara delante, o una Arrimadas o Albiol sentados en sus escaños. se anima a dar juego. Por lo menos se ha disculpado 4 veces de no tener tiempo de desarrollar sus argumentos, pero eso no ha sido suficiente para dar titulares cada pocas frases. Alguno de ellos pueden llegar a sobresaltar a sus propios correlegionarios: “El 27 de octubre fue una pantomima, y lo digo claramente. Fue solo una declaración, y una declaración no sirve de nada si no tienes una clase trabajadora detrás”. Y llegó a definir el independentismo como “el peronismo del siglo XXI en Catalunya”.

Ante la pregunta sobre por qué el partido más anticapitalista dio apoyo a un partido netamente conservador, Vidal se excusa y sale al ataque: “dimos apoyo a prespuestos que son clara y abiertamente antisociales. Igual que Iniciativa dio apoyo a políticas de derechas durante el tripartit; o cuando Podemos, nadie lo recuerda, dio apoyo a Nafarroa Bai para investir un gobierno de derechas, y ahí no había un proceso tan importante detrás. Quiero decir, hay que comprender el contexto y la complejidad de la situación”. Aragonès, político bregado en tertúlias mediáticas, no olvida que la clase trabajadora sigue votando mayoritariamente por opciones independentista, y los números en clave de clase le dan la razón: la suma de la CUP y ERC recibe más sufragios que Catalunya en Comú – Podem y PSC.

Después del acalorado debate provocado por el procés, al final del evento los tres vuelven a cerrar filas entorno a la dificultad que comporta ser activista de barrio. “Ser diputado de la CUP o de Podemos es fácil. Ni pressing cup ni nada. Lo dificil es ser militante de barrio”, dice Aragonès. “A la clase trabajadora no la llames para que vaya a una reunión y levante las manos. El éxito del movimiento 15M se basó en conseguir objetivos concretos, y sin ellos la clase trabajadora no va a estar ahí”, redunda Nega. “Ya es demasiado complicado el día a día para los que salen de casa a las 6 y no vuelven hasta las 20h para ganarse el pan. Lo único bueno que nos ha traido la crisis es la cura de humildad que nos ha dado, ya nos ha quitado de encima un poco de clasismo”, remacha Arantxa. Y es que para ser un buen activista, y en ello coinciden todos, hace falta tiempo, no estudios.

30 minutos después de lo previsto concluye el acto porque los trabajadores de la biblioteca también tienen derecho a descansar.