A partir de la llegada del Comandante Chávez a la presidencia en 1999, en Venezuela surge un sector opositor, adversario del proyecto Bolivariano, proceso que hace 20 años comenzó a intentar sedimentar las bases de un nuevo Estado socialista.

La derecha política de la Cuarta República y sus ideales, basados en el Pacto de Punto Fijo, no tardaron en pronunciarse a favor de la violencia y el caos para derrocar al Presidente Chávez y al Gobierno Revolucionario.

Tras múltiples intentos, en el 2002, la oposición venezolana impulsa el fracasado Golpe de Estado de abril.

A pesar que el Gobierno siempre plantea el diálogo como primera opción para entender las diferencias y darle oportuna respuesta a la problemática nacional, la oposición no aceptó conversación alguna.

Sin embargo, el Comandante Chávez nunca desistió. En reiteradas oportunidades exhortó a todos los sectores del país a conversar y a entender que Venezuela avanzaba hacia una transformación.

“Mi llamado al diálogo siempre ha sido auténtico y lo he demostrado, lo hice el 4 de febrero de 1992 cuando llamé a deponer las armas y a rectificar. Lo hice mientras estuve preso y lo continúo haciendo”, resaltó el presidente Chávez, en entrevista con el periodista José Vicente Rangel.

Refirió que desde siempre su llamado al diálogo fue honesto: “se lo digo a los dirigentes de la oposición y al país en conjunto, a los trabajadores, a los empresarios, a los intelectuales, a los jóvenes estudiantes, mi llamado siempre ha sido auténtico y lo hemos demostrado”.

En esa entrevista, el entonces Mandatario enfatizó el interés del Gobierno Revolucionario en “hacer un juego político” para “abonar el cambio de lo político y eso implica confrontación de ideas, que deben estar enmarcadas en unas normas”.

“Los actores políticos tenemos que tener la responsabilidad de jugar dentro de los límites del tablero, cuando fui candidato presidencial asumí las reglas del debate político”, indicó Chávez, al tiempo que destacó: “Los dirigentes políticos venían para acá, venían a Miraflores y dialogaban, los dirigentes del MAS, Copei, lo hacían, pero luego rompieron las reglas del diálogo, cuando rompieron el campo político el 11 de abril (golpe de Estado) y convirtieron el país en un campo de guerra, cuando llamaron a quemar las leyes, cuando empezaron a ir a Washington a pedir apoyo, cuando llamaron a la desestabilización”.

Maduro ¿un blanco fácil?

Para 2013, luego del fallecimiento del líder de la Revolución y la decisión de un pueblo de continuar el proceso, esta vez en manos de Nicolás Maduro, se convierte de inmediato en el blanco de la subversión.

La oposición trata de enlutar la llegada de Maduro al poder con la muerte de inocentes, tras los hechos violentos conocidos como “las guarimbas” de abril de 2013.

Los mártires de 2013 pasan a engrosar la lista de víctimas acaecidas por la violencia opositora, pero esto no logra derrocar a Maduro.

Para febrero de 2014, tras nuevos escenarios violentos, el Gobierno revolucionario una vez más plantea el diálogo como premisa para llegar a acuerdos en pro de la paz y estabilidad del país.

En reiteradas oportunidades, el presidente Maduro insta a los sectores que le adversan, a debatir desde la política, sin intervenciones extranjeras, sin injerencia y hasta en espacios neutrales con mediación internacional, para lograr la resolución de los conflictos por la vía de la paz y el diálogo.

Tras su triunfo electoral, el 14 de abril de 2013, el Mandatario venezolano expresa su absoluta disposición al diálogo junto a los diversos sectores sociales del país para abordar los problemas nacionales y trabajar en conjunto para su solución.

“Vamos a trabajar juntos por la democracia verdadera. Los invito a todos y a todas. Aquí no habrá pacto de élites; diálogo bolivariano, sí”, señala el Jefe de Estado.

En el acto de juramentación de su primer gabinete, el 22 de abril de 2013, enfatiza: “Soy presidente de todos los venezolanos, estoy interesado en establecer diálogo fructífero, constructivo”.

Nicolás Maduro es subestimado desde su llegada a la presidencia, la derecha apostó que era un blanco fácil y que sacarlo de Miraflores en poco tiempo era pan comido.

Hablemos de diálogo

El diálogo es la respuesta del Gobierno Bolivariano ante el plan desestabilizador conocido como “La Salida”, promovido por la derecha el 12 de enero de 2014.

Posterior a ese intento fallido, el 26 de febrero de 2014, el jefe de Estado, Nicolás Maduro, llamó a la Conferencia de Paz, un encuentro celebrado en Miraflores, el 26 de febrero de ese año y al que asistieron: el Nuncio Apostólico; y personalidades de la derecha venezolana como: Henry Falcón, Leopoldo Puchi, Hiram Gaviria y Vladimir Villegas.

Luego de varios intentos infructuosos, en abril de 2014, después de grandes esfuerzos, se da un encuentro Gobierno-oposición.

Para ese momento, cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas, Unasur, de Brasil, Uruguay, Chile, Bolivia, Ecuador, Argentina, Colombia, Surinam y Venezuela sirven de mediadores para un diálogo nacional, e instan a deponer todas las acciones violentas en el país y condenan «cualquier tentativa de ruptura del orden constitucional», considerando el diálogo la mejor salida a los problemas de la nación y para la consolidación de la paz.

Al tiempo, el Vaticano consigna un representante apostólico, el cual es aceptado y se entablaron las negociaciones para un acuerdo común.

Por su parte, el nuncio apostólico del Vaticano, Aldo Giordano, observador del diálogo entre la oposición y el Gobierno venezolano como testigo de buena fe, en su intervención, lee una misiva enviada por el papa Francisco, en la que invita a las partes a llevar un diálogo sobre la base del respeto.

“Por medio del diálogo pueden descubrir la base común del conflicto que hiere a Venezuela para encontrar colaboración. Todos ustedes comparten el amor por su pueblo así como el dolor que ha causado la violencia y la criminalidad (…) por eso les invito a llevar un diálogo por la coyuntura del respeto”, refiere el documento.

Sin avances significativos, es para octubre de 2015, que se retoma la iniciativa del diálogo, pero la autodenominada Mesa de la Unidad Democrática, MUD, rechaza nuevamente dialogar con el Gobierno Nacional. Posterior a las elecciones parlamentarias, del 6 de diciembre de 2015, el presidente Nicolás Maduro insiste en el diálogo, pero los dirigentes opositores se niegan a establecer comunicación.

En enero de 2016, ante una nueva convocatoria a diálogo por parte del Presidente Maduro, la Asamblea Nacional en desacato apostó por el caos, desconociendo los otros poderes del Estado y emitiendo legislaciones inconstitucionales que pretendían despojar al pueblo de los logros alcanzados en Revolución.

El 30 de octubre de 2016, ante la presión internacional, la MUD acepta dialogar con el Gobierno, aunque días antes, voceros de la derecha como María Corina Machado y Henrique Capriles Radonski aseguraron que no asistirían al encuentro.

2017: Ante el caos se impuso la paz

El 2017 llega con una crisis cada vez más aguda, con más violencia opositora y con victorias contundentes para el chavismo y la Revolución.

Fue con la consolidación de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) en julio de 2017, que comenzó a retornar la paz en el país, tras meses de intensa violencia, más de 4 meses de guarimbas, disturbios, muerte de más de 100 venezolanos. Por fin la negociación para un diálogo se asoma nuevamente con la posibilidad de acercamiento entre Gobierno y oposición que esta vez se suscita en República Dominicana, tierra neutral para debatir las desavenencias entre las partes y avanzar hacia la resolución de los problemas que afectan al país.

El 13 de septiembre de 2017, delegados del Gobierno nacional y de la oposición se dan cita en la Cancillería de República Dominicana para continuar con el proceso de conversaciones y acuerdos.

Un día después, el 14 de septiembre, tras nueve horas de debate, Jorge Rodríguez, explica asegura que la reunión fue fructífera., resaltando que «esta es la oportunidad de diálogo en que más hemos estado cerca de un acuerdo».

Por su parte, el presidente de República Dominicana, Danilo Medina, informa que Bolivia, Chile, México y Nicaragua integrarán una comisión de seguimiento del diálogo y se fija el 27 de septiembre para el siguiente encuentro.

A la cita pautada para el 27 de septiembre, la oposición no asistió. Según los voceros de la oposición continuarían en una “fase exploratoria”.

A finales de octubre de 2017 los dirigentes de la oposición venezolana abandonan la mesa de diálogo.

Para el 16 de noviembre de 2017, los cancilleres de los países amigos, acompañantes en el proceso de diálogo se dan cita en la capital dominicana para afinar la agenda a debatir los días 1 y 2 de diciembre en un nuevo encuentro entre el Gobierno y la oposición.

Llega el mes de diciembre, el día 1, ambos sectores se reúnen en Santo Domingo para una nueva ronda de diálogo, esta vez les acompañan: Bolivia, Chile, México, Nicaragua y San Vicente y las Granadinas, a solicitud de las partes.

El 2 de diciembre 2017, Gobierno y oposición concuerdan en continuar las sesiones de negociación y diálogo el 15 de diciembre de 2017, esta cita según el mandatario dominicano, Danilo Medina, finaliza con “significativos avances”.

El 15 de diciembre, ambos sectores acuden a un nuevo encuentro y fijan nueva fecha para enero 2018. En esta oportunidad, Jorge Rodríguez, ministro de Comunicación e Información, asevera que «el diálogo siempre ha estado por parte del presidente Maduro, la guerra no puede ser el camino para nuestro país”.

Resalta que el Gobierno Bolivariano ha establecido más de 100 reuniones con la oposición venezolana y “nosotros permanentemente hemos atendido ese espacio de diálogo. El diálogo ha estado por parte del presidente Maduro, quien ha insistido en el diálogo como único camino para Venezuela, no hay otro camino, la guerra no puede ser el camino para nuestro país», expresa Rodríguez, durante una entrevista publicada por la agencia Xinhua en español.

2018: Se suscribe la paz

Del 11 al 13 de enero, ambas partes se reúnen en Santo Domingo para revisar los temas pendientes de la agenda. Acuerdan reunirse el 18 de enero.

El 18 de enero solo la delegación gubernamental asiste a la cita, Rodríguez explica que la oposición no asiste por las presiones estadounidenses para que no se concrete el convenio de paz entre las partes.

Para el pasado 23 de enero, Luis Videgaray, canciller de México, refiere en Chile, que su país yo no participará en calidad de observador en el proceso de diálogo, motivado a la convocatoria a elecciones por la Asamblea Nacional Constituyente para el primer trimestre de 2018.

Seis días más tarde, el 29 de enero 2018, Gobierno y oposición retoman el diálogo en la capital dominicana.

Dos días después, es Chile quien anuncia que retirará su acompañamiento en el diálogo, «si no se concretan a la brevedad las condiciones» entre las partes para unas elecciones «presidenciales democráticas, transparentes y conforme a estándares internacionales».

El 5 de febrero el encuentro se suspende, ninguna de las partes asiste. Al día siguiente, el 6 de febrero de 2018, Gobierno y oposición se reúnen en República Dominicana para rubricar el convenio, el cuál es suscrito por la delegación gubernamental pero no por la oposición venezolana. Jorge Rodríguez denuncia que la derecha no firma el acuerdo por la convivencia, resultado del diálogo obedece a la presión ejercida por el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson.

“Recibiendo instrucciones del procónsul imperial, se niega (Julio Borges) a consignar y a asignar a lo que vinimos, que fue a la firma del Acuerdo de Convivencia Democrática por Venezuela”, manifestó Rodríguez a los medios, en transmisión de Telesur.

Con la afirmación: ¡Yo si tengo palabra! El 7 de febrero de 2018, el presidente de la República, Nicolás Maduro, suscribe el acuerdo de paz y convivencia pacífica, resultante de la mesa de diálogo con la oposición, llevada a cabo en República Dominicana. “Voy a firmar, yo, personalmente el acuerdo de República Dominicana para avalar con mi firma este acuerdo y lo voy a cumplir en todas sus partes. ¡Aquí está el acuerdo de República Dominicana! ¡Yo si tengo palabra!”, reiteró el Mandatario.

En ese sentido, el expresidente español y acompañante del diálogo, José Luis Rodríguez Zapatero, ese mismo 7 de septiembre, ratifica la importancia de que sectores de oposición firmen el acuerdo final del proceso de diálogo en pro de la estabilidad de Venezuela.

El documento denominado Acuerdo de Convivencia Democrática por Venezuela, aborda las Garantías electorales en el que se estipula un cronograma, misión de observación amplia y auditorías; el Estado de Derecho Constitucional; la situación económica y social y todas las acciones de acompañamiento al pueblo de Venezuela, la Comisión de la Verdad y una delegación de supervisión de cumplimiento de lo acordado.

Tras todos estos escenarios, 5 años han pasado y el Gobierno Revolucionario ha resistido los embates de una cruenta guerra económica; la injerencia extranjera; el bloqueo financiero y los incesantes ataques de la mediática nacional e internacional.

Pese a todo este panorama, el Mandatario venezolano insiste en la necesidad de un diálogo franco entre todos los sectores del país para salir de la crisis, superar las adversidades y esta guerra sin cuartel declarada contra las y los venezolanos; una prueba de ello: las más de trescientas convocatorias a diálogo hechas por el Ejecutivo Nacional en el período 2014-2018.

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