Finalmente, la oposición venezolana continuará participando de las conversaciones con el gobierno de Nicolás Maduro que mantienen en la República Dominicana. Y desde el día de hoy, estará su delegación negociadora en Santo Domingo con la firma intención de “exigir las garantías electorales que permitan unas elecciones justas y así propiciar un cambio para nuestro pueblo”, decía el comunicado que dio a conocer la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

La MUD critica la ilegalización de partidos efectuada por el Ejecutivo y el adelantamiento de las elecciones, así que aseguran que su rol en los diálogos es el de “protestar por estas últimas decisiones del Gobierno y el avance de su visión totalitaria (…) que sólo buscan dinamitar un proceso de negociación en el que se sienten acorralados”.

Los diálogos cuentan con el apoyo de Chile, México, Nicaragua, Bolivia y San Vicente y las Granadinas, además de la mediación aportada por los anfitriones. Si bien ambas partes achacan a la otra los pocos avances conseguidos, la mesa en sí misma es una victoria de la política venezolana, así como la pacificación de sus calles.

La MUD en su propia reorganización preelectoral, dejó fuera al partido Voluntad Popular, del dirigente bajo arresto domiciliario Leopoldo López, que se negó a plegarse a la mesa de negociaciones.

Tanto Acción Democrática (AD), la formación más antigua del país, como Primero Justicia (PJ), la agrupación del dos veces candidato presidencial Henrique Capriles, se han puesto en marcha para conseguir los avales para participar de las elecciones presidenciales que  la Asamblea Nacional Constituyente anunció que serán antes de fin de abril.

Lamentablemente, hay países que ya anticiparon que no reconocerán los resultados de las elecciones. Argentina, Colombia o los Estados Unidos parece ser que no estarían satisfechos con una posible derrota de la oposición.

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