Posicionamiento de Nuestra Palabra Radio Progreso y el ERIC-SJ de Honduras

La realidad económica y social, y sobre todo el engranaje político que se ha construido especialmente en estos años de tanta bonanza para muy pocas familias, a costa de descargar miserias para millones, es el fósforo que enciende la mecha de este polvorín social sin control y sin quien tenga capacidad de conducir u orientar porque se trata de una realidad hondureña políticamente incontrolable.

Lo decimos claro, y dejando en el closet la prudencia: mientras el actual presidente se empecine en imponer su reelección, nadie podrá sofocar el ambiente tenso y violento que domina el país. Juan Orlando Hernández se ha convertido en el político y funcionario más repudiado y rechazado por la inmensa mayoría de la sociedad. Ni siquiera chantajeando o comprando el voto logró que la gente lo eligiera. Este repudio es mucho mayor entre las generaciones juveniles, y se extiende a los miembros del Tribunal Supremo Electoral, a quienes se les califica de títeres o serviles del presidente.

Un veredicto de esta instancia que declare presidente electo a Juan Orlando Hernández abonará por creces el ambiente ya crispado y violento, con consecuencias imprevisiblemente negativas. Por ello, solo un conteo acta por acta, depuración de las mismas, bajo supervisión internacional y con presencia de partidos políticos puede producir una tregua, tensa, pero con posibilidades de avanzar hacia la aceptación de resultados.

En cualquier caso, si JOH es elegido y se impone como presidente para un segundo período, en Honduras se abrirá un escenario, que será como una herida abierta y sangrienta. Será un gobierno que solo se podrá sostener con el poder de las armas y la represión. Todos los sectores internacionales debían estar conscientes de su responsabilidad de llamar a JOH a renunciar a sus pretensiones porque en este tiempo encarna a la persona y al grupo que lidera que más daño provoca a Honduras.

Sin duda que el actual período político y social hondureño demanda y exige la construcción de una propuesta de gobierno plural, diverso, con la participación de las más variadas fuerzas, que convoque a diálogos nacionales y que conduzca hacia un nuevo pacto social que hoy es inexistente. Una propuesta autoritaria y dictatorial es lo opuesto a lo que Honduras necesita como modelo de gobierno.

Necesitamos un pacto social con consensos y nuevas reglas del juego para avanzar hacia la reconstrucción de la democracia y el Estado de Derecho. Estas elecciones han dejado constancia de su inutilidad para la democracia, por ello es completamente necesario avanzar con un gobierno de transición hacia ese pacto social que dé legitimidad a elecciones y al gobierno emerja de las mismas.