Por José Gabriel Feres
Vice-Presidente del Partido Humanista

Más de un millón trescientas mil personas apoyaron a Beatriz Sánchez candidata del Frente Amplio a la Presidencia en las elecciones del pasado domingo 19 de Noviembre, apoyaron no sólo a su persona sino que a su programa de gobierno y a una nueva forma de hacer política.

Un programa elaborado inéditamente con una amplia participación ciudadana, con más de 12.000 personas que se reunieron en cerca de 200 comunas y en el cual el 5% de disensos se resolvió posteriormente en un plebiscito abierto.

Un programa de profundas transformaciones, que propone: Asamblea Constituyente para una nueva Constitución; no más lucro y negocio en la educación, la salud y la seguridad social; educación pública, gratuita y de calidad; condonación de las deudas del CAE; Seguro Universal de Salud; reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales; fin al despido injustificado que hoy se camufla como “necesidades de la empresa”; fin a las AFP y una pensión igual al salario mínimo para todos, aunque nunca hayan cotizado; desprivatización del agua;…; y un largo listado de propuestas en todos los campos.

Un programa que explica claramente su forma de financiamiento, apelando a la Justicia Tributaria: impuesto a los súper ricos y un nuevo tramo de impuestos a los ingresos anuales sobre los 150 millones de pesos; royalty a la gran minería por el 5% de sus ventas y fin a las exenciones a las ganancias de capital en la bolsa y a las grandes empresas.

Si no hubiese sido por la operación mediática, fundamentada en falsas encuestas, hoy sin duda sería Beatriz Sánchez quien estaría en segunda vuelta y con altísimas posibilidades de ser electa presidenta de Chile para el período 2018 – 2022, representando el deseo de cambios de la gran mayoría de los chilenos.

Seguiremos construyendo y poniendo nuestro esfuerzo –desde las comunas, desde los movimientos sociales, desde nuestros partidos y organizaciones políticas y desde el Congreso, con los 20 diputados y el senador frente amplista recientemente electos– en impulsar nuestro programa y una nueva forma de hacer política.

Nuestra responsabilidad está con ese más de un millón de personas que creyeron, al igual que nosotros, que es posible transformar Chile y también con aquellos otros muchos que, queriendo cambios, han perdido la fe en que esto es posible, fruto de la reiterada traición a sus esperanzas.

Pero, es ineludible preguntarse: ¿qué hacer y qué posición tomar frente a esta segunda vuelta presidencial?

Ambos candidatos no son lo mismo, pero son sumamente parecidos, y esto no deja mucha opciones abiertas.

La primera que surge, atendiendo a la historia de varias de las fuerzas políticas del Frente Amplio, es: votar en blanco, anular el voto, o no votar, para que quien salga electo cuente con un mínimo de apoyo popular, de manera de que tenga necesariamente que considerar esto en su gestión, al no contar con un respaldo significativo. Nos parece que cualquiera de estas tres posibilidades son legitimas y opciones válidas.

¿Apoyar a Alejandro Guillier? Fruto del “empate técnico” de la elección, bien podría, con toda legitimidad, exigir el Frente Amplio cogobernar participando en ese gobierno, o bien, impulsar la incorporación de medidas programáticas, como No+AFP, por ejemplo, para condicionar su apoyo. Pero, ante lo primero ¿cómo podría el Frente Amplio, que en su sentido primigenio está ser una opción frente al “duopolio” y que afirma que no hay posibilidad de cambio sin su derrota política, involucrarse en su comando o en su gobierno?, o bien, al incorporar ellos algunas medidas del programa del Frente Amplio, ¿porqué habríamos de creerles que cumplirían, si ni siquiera han sido capaces de mantener sus propios compromisos programáticos? Atendiendo a la continuidad de la construcción en la cual estamos comprometidos, entendemos por nuestra parte que no existe posibilidad de negociación alguna con la Nueva Mayoría.

Pero también entendemos un sentimiento que reconocemos muy extendido y que necesariamente tenemos que considerar: tener nuevamente en La Moneda a Sebastián Piñera, representante en propiedad del modelo neoliberal, sería un gran retroceso en muchos de los pocos logros conquistados en estos años post-dictadura. Piñera, quien dice de Macri que es uno de sus mejores amigos, es lo peor para Chile.

Ciertamente la gran mayoría de los chilenos no quiere a Piñera, pero surge preguntarse: ¿tendremos que evitar nosotros, del Frente Amplio, que tal como hizo la Concertación el 2009 al entregarle el gobierno a Piñera, se vuelva ahora, en el 2017, a repetir lo mismo con la Nueva Mayoría?

El problema es sin duda de ellos, pero no se escucha ni la mas mínima autocrítica por su parte, si no que pretenden presentar que el problema es de todos. Ellos tienen además gran parte de la responsabilidad en la desafección de grandes sectores de la población respecto a lo político, que supera hoy el 50% de abstención.

Las propuestas de cambio del Frente Amplio fueron ampliamente difundidas y son conocidas por todos, así que, tanto el candidato Guillier como los de la Nueva Mayoría, saben qué es lo que quiere ese 20,27% que votó por Beatriz Sánchez. Si quieren contar con ese respaldo tendrán que estudiar muy bien lo que dicen y hacen.

Dependiendo de eso, pudiese ser que muchos, buscando evitar el fortalecimiento de esa derecha cavernaria que busca instalarse, no sólo en Chile sino que en todo Latino América, pudiesen votar por Guillier, haciendo explícito que lo que se está haciendo no es apoyarlo a él, si no que se está votando contra Piñera.

En este caso no se pide nada a cambio porque no se quiere nada con ellos, ningún compromiso. Es un acto de libertad que busca evitar lo que se considera peor para Chile y se opta por el mal menor, declarándonos desde ya opositores a cualquiera de ambos candidatos que resulte electo.

Este nos parece que es el campo de posibilidades respecto a la próxima elección del 17 de diciembre. El Partido Humanista, tendrá su encuentro nacional este próximo sábado 25 de Noviembre y el Frente Amplio su reunión de Mesa Nacional –donde llegarán las opiniones de sus orgánicas y de sus bases comunales, para tomar una definición–, el miércoles 29 de Noviembre.

Las orgánicas del Frente Amplio están cada una reflexionando y decidiendo internamente. A lo mismo se ha invitado a las agrupaciones comunales de base. Se revisará posteriormente si es posible arribar a un posicionamiento común.

Señalamos eso sí que, sea cual sea la decisión política que se tome, ese millón trescientas mil personas que dieron su voto a Beatriz Sánchez, tendrá que reflexionar sobre estas mismas opciones y tomar en conciencia su propia decisión, ya que nadie es dueño del voto de otro, sino que sólo del propio.

Volviendo entonces al inicio de este artículo ¿cuál es entonces la responsabilidad del Frente Amplio? Sin duda no tiene ninguna respecto a que salga uno u otro de los candidatos presidenciales, sino que tiene que cumplir con aquellos que depositaron en él su confianza y con los millones que no participaron y espera representar. Su responsabilidad es seguir avanzando, desde las comunas, los movimientos sociales, sus orgánicas políticas y el Congreso, en la construcción de la opción que tendrá que instalar un nuevo modelo de sociedad en nuestro país, libertaria, justa y solidaria.