Carta abierta a Felipe VI

Le trataré con el respeto que usted nos ha negado; la última vez ayer con un discurso en el que se olvidó de las víctimas y echó más leña al fuego, alimentando los bandos y el conflicto.

Le diré algunas de las razones por las que la institución que representa debe desaparecer y usted debe dimitir y dedicarse a otras labores. Y no las explicaré todas porque no tendría suficiente con un libro, sólo hablaré de ciertos aspectos y de algunas razones obvias.

Algunos pocos motivos de por qué usted debe irse:

Señor, usted debe irse porque lidera una institución obsoleta que viene de la Edad Media y que es inaceptable en pleno siglo XXI. ¿Cómo se atreve, por cierto, a hablar e intentar dar lecciones de democracia cuando usted está donde está y vive como vive porque nació hijo y nieto de…? ¿Quién le ha elegido a usted?

Señor, usted debe irse porque su “mantenimiento” genera mayor desigualdad económica, y por tanto social, entre los españoles. ¿Cuántas personas podrían vivir en nuestro país con el presupuesto destinado a su familia cada año -7,800 millones de euros-? ¿Sabe que su presupuesto es igual a lo que cobran 920 pensionistas que viven con la pensión mínima, o que es lo mismo que cobran cerca de 800 trabajadores a los cuales se les reconozca el salario mínimo interprofesional… que muchos no llegan a esto? Tal vez crea que usted tiene más derechos que ellos.

Si fuera el caso, es un motivo más para que se vaya. Esa creencia no tiene lugar en el futuro que la gente de la calle, normal, pacífica, queremos construir para nosotros y nuestros hijos: un futuro con iguales derechos e iguales oportunidades para todos.

Señor, usted debe irse porque representa la corrupción. La institución que encabeza está relacionada con no pocos casos de corruptelas que han perjudicado gravemente y de distintos modos a todos los españoles. ¿Le recuerdo los casos?

Señor, usted debe irse porque representa la injusticia. Podría explicárselo desde muchos ángulos pero relacionado con el punto anterior, le recuerdo que desde la Casa Real se movió todo para que su hermana y su cuñado, ambos estafadores públicos, quedaran finalmente en la calle; su hermana, incluso sin cargos. ¿No me dirá que esto es justo o que la justicia es igual para todos y, por tanto, justa?

Señor, usted debe irse porque tiene relaciones de amistad, y no sabemos si también en otros campos relacionados con los negocios, con gobiernos que compran armas en España para financiar grupos terroristas e invadir y desestabilizar a otros países y otros pueblos.

Señor, usted debe irse porque representa la opacidad más opaca. ¿Por qué sus cuentas, que pagamos todos los españoles, no pueden ser públicas? Usted y su familia, más que ningún otro español deberían ser transparentes.

Señor, usted debe irse porque se pone del lado del verdugo y se olvida de las víctimas; y en ese ejercicio irresponsable sólo habla a parte de los españoles, a los cuales ni siquiera valora aunque ellos lo crean. Pareciera  hablar sólo a quienes pueden defender su sillón y su corona, anoche lo demostró una vez más. Nos preguntamos ¿Por qué no habló cuando se firmó el artículo 135 a escondidas, poniendo a los intereses del gran capital por delante de toda la población española; cuando se privatizaba la sanidad; cuando se entregaba el dinero de las pensiones a los bancos…? ¿Será que tiene intereses comunes con quienes han llevado a cabo tales fechorías?

Señor, usted debe irse porque no tiene respeto alguno por las instituciones aunque tiene la desvergüenza de apelar a ellas. Las instituciones deberían estar conformadas por el pueblo y para el pueblo. Ya en los puntos anteriores, le he comentado algunos de los momentos en los que usted o su familia las han prostituido.

Son tantas causas las que me llevan a pedirle que se vaya… pero el espacio es limitado.

Sólo recordarle, por último, que ya tuvo que abdicar su padre por los  “fregados” en los que estaba metido, apareciendo usted como salvador de su “casa” y como el adalid de la honestidad, lo nuevo… Le agradezco que  no se atreviera a pedir al gobierno que convocara un referéndum para contar con el respaldo del pueblo español a su mandato –tal vez, en ese caso, hubiera tenido hoy algo más de apoyo moral-, pero no lo hizo y ha ido cometiendo errores que le han dejado al descubierto.

Anoche con su discurso, comenzó a “cavar su propia tumba”. No deseo que se muera; de ningún modo. Su familia todavía le necesita y además debe vivir para poder resarcir de todo lo que legal pero no legítimamente ha “tomado” de la población española. Fíjese que le doy el beneficio de la duda, de que usted no ha participado en esas operaciones ilegales que tanta pobreza y desigualdad social nos han traído y que tan en el punto de mira de los terroristas nos han puesto.

Para finalizar, le declaro que creo profundamente en la rehabilitación de todo ser humano, incluido usted. Esto me lleva a pedirle: ¡Váyase, Majestad!