“Las calles siempre serán nuestras”. Este es el grito que retronaba en el Paseo de Gracia esta tarde, desde las gargantas de centenares de miles de personas que han querido responder a un gobierno de Madrid, que esta mañana ha anunciado que anulará el autogobierno de Cataluña.

Una respuesta multitudinaria y cívica, democrática y pacífica. El enojo de la gente sólo se mostraba cuando, desde el aire, el helicóptero del Cuerpo Nacional de Policía se acercaba a los manifestantes. Los gritos cambiaban: “Fuera las fuerzas de ocupación”. Tenía que ser una manifestación para exigir la libertad de dos personas, Jordi Cuixart y Jordi Sanchez, encarcelados por un tribunal de excepción, los Juzgados Centrales de Instrucción de la Audiencia Nacional, herederos del infame Tribunal de Orden Público, que se mantuvo con la excusa del terrorismo y ahora se utiliza, sin contemplaciones y sin criterio jurídico, como represor de movimientos ciuidadanos.

¿Cuántos éramos? ¿500.000 personas? ¿750.000 personas? Desde el “Cinc d’Oros” hasta la Gran vía, el Paseo de Gracia era un mar inmenso de gente. No era una manifestación fluida. Apretados y comprimidos, con las esquinas llenas de gente, nietos y abuelos, padres e hijos, cochecitos de bebés, sillas de minusválido…, todo el mundo levantaba las manos al cielo exigiendo libertad y reclamando que Europa volviera los ojos hacia esta ciudad, Barcelona, hacia este país y hacia un gobierno, el de Madrid, que ha perdido el sentido común de la política.

“Que volen aquesta gent que truquen de matinada?” (¿Qué quiere esta gente que llama de madrugada?)” cantaba Maria del Mar Bonet. Pues parece que lo mismo que cuando compuso la canción: pisotear sin contemplaciones la libertad de las personas.

 

Imatges Esperanza Fernández, Daniel Cruz i Krystyna Schreiber

Cuando pase un tiempo y quizás con la perspectiva más fría de un historiador, podremos mirar hacia atrás y comprobar qué ha ocurrido este mes de tensión. La intensa jornada del pasado 20 de septiembre, con los cacheos a las Consejerías y las posteriores detenciones colapsaron Barcelona. Ésta no había estado nunca tan cerca de una revuelta ciudadana desde la Transición. Era una advertencia pero alguien no hizo caso y de nuevo el día 1 de octubre quedará grabado en nuestras conciencias, no como una fiesta, sino como una jornada de resistencia ante las agresiones policiales ordenadas por un gobierno que no pretendía evitar un referéndum, sólo quería atemorizar a la ciudadanía. La huelga general, dos días después, volvía a llenar las calles. Y de manera muy peculiar puesto que banderas españolas constitucionales acompañaban a señeras y esteladas. Todos y todas queremos democracia y libertad.

A pesar de que el día 6 el President Puigdemont, tal y como afirmaría más tarde en una de las cartas a Rajoy, no había proclamado la independencia de Cataluña, el gobierno central quiso dar una vuelta más y una enorme manifestación, la de la mayoría silenciosa como la llamó el gobierno del Partido Popular, llenó Barcelona reclamando la unidad de España. Y el 12 de octubre se intentó de nuevo, pero esta quebró, sólo llenó la Plaza Cataluña y con la compañía de gente tan recomendable como la del “Hogar Social Español” y “Plataforma por Cataluña”. Y la guinda del pastel, que pudo ver todo el mundo, fue cuando la terraza de uno de los bares más clásico y céntricos de la ciudad, el Zurich, quedó arrasada por acción de grupos ultras, que se pelearon entre ellos, ya que a pesar de su común ideología ultraderechista, no se soportan entre sí. Claro que esto no salió en ningún medio de comunicación español.

Al finalizar la manifestación de hoy, y de manera improvisada, la gente ha cantado “Els Segadors”, el himno nacional de Cataluña. ”…Cómo hacemos caer espigas de oro, cuando conviene segamos cadenas…”. Esta es la versión oficial y moderna del himno. La versión original, del siglo XVIII,  tiene un segundo verso: “Ahora, el rey nuestro señor, declarada nos tiene la guerra”. Hace referencia a la Guerra de los Segadores, en la Revuelta Catalana de 1640 y a un rey Felipe, Felip IV. ¿Teniendo en cuenta que fue Felip V el de la derrota del 11 de Septiembre de 1714, era inevitable que fuera Felip VI quién acabara con la autonomía de Cataluña?

¿Y que pasará ahora? El Presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha anunciado esta misma noche que convocará al Parlamento de Catalunya. Ante este verdadero golpe de estado que ha supuesto la decisión del Consejo de Ministros de esta mañana, es muy posible que se acabe proclamando efectivamente la declaración de independencia. Poco importa ya que el uso que pretende hacer el presidente Rajoy del artículo 155 de la CE pueda ser inconstitucional. Lo peor de todo es que, ante una declaración de independencia efectiva, el incendio de esta mañana sea inútil y tenga que aplicarse el estado de excepción del artículo 116, que implica una limitación total de todos los derechos fundamentales.

Por cierto a  pesar del marasmo de gente, dos ambulancias han podido atravesar la multitud. No he visto ninguno otro tipo de incidente. Sólo caras de gente, indignada unas, ilusionadas otras, pero todas seguros y firmes en la defensa de la libertad y de la democracia.