Aunque una de las promesas de la Revolución 4.0 es producir más mercancías con menos trabajadores, si el salario y el poder de compra de los trabajadores disminuyen, la cuestión a responder es: ¿Quién podrá comprar ese exceso de productos?», pregunta Massimo Canevacci, en la entrevista a continuación, concedida por e-mail a la IHU On-Line. Según él, hipótesis como la de establecer un ingreso mínimo o disminuir la jornada de trabajo han sido discutidas como alternativas para «sostener el exceso de producción». Sin embargo, puntualiza, «el problema cultural puede ser aún más importante y conflictivo: por muchos motivos, la cultura digital no es muy conocida por la mayoría de la población. A todo el mundo le gusta el celular, pero nadie parece interesado en saber cómo funcionan exactamente los móviles».

A pesar de las contradicciones que involucran a la Revolución 4.0, Canevacci apuesta por el desarrollo de la cultura digital. «Desarrollar una cultura digital es fundamental no sólo en la escuela o en la universidad, sino también en la llamada tercera o cuarta edad». Según él, la metrópoli es el «contexto más sensible» de ese cambio tecnológico y, por ello, «los servicios públicos podrían aumentar con proyectos como el de smart cities, pero parece que Brasil está fuera de esa discusión», lamenta.

Entre los aspectos negativos de la Revolución 4.0, Canevacci señala el anonimato en las redes sociales, que favorecen la «agresividad creciente» y la publicación de «información falsa especializada y organizada por intereses políticos». En ese sentido, pondera, las mayores contradicciones de la Revolución 4.0 pueden ser vistas en el ámbito político. «Los políticos en la era digital 4.0 ganan más siendo populistas, racistas, homofóbicos, etc. El colapso educacional y el cierre psicológico favorece esa absurda, pero ‘comprensible’ fuerza política ultrarreacionaria.” En ese escenario, evalúa, «la política debería revolucionarse, pero la izquierda parece aún más anticuada, bloqueada e incapaz de renovar».

IHU On-Line – ¿Cómo analiza y comprende usted la Revolución 4.0? ¿Cuáles diría que son las principales transformaciones por las que estamos pasando en esta revolución tecnológica?

Massimo Canevacci – Finalmente comenzamos a hablar y a discutir más sobre la relación entre economía, cultura y tecnología, y menos sobre el capital financiero. La nueva generación robótica implica justamente la palabra «revolución» y asume un desafío difícil de gobernar y entender. Esencialmente, una producción digital-robótica produce más mercancías (materiales e inmateriales) con menos trabajadores. Así, si el salario general disminuye, porque menos personas consiguen trabajar, ¿quién podrá comprar ese exceso de productos? Es un buen problema. Las hipótesis diferentes sugieren ofrecer un salario mínimo como garantía para las personas que están en edad de trabajar y una renta para jubilados, así sería posible sostener el exceso de producción. Otra alternativa sería disminuir el tiempo de trabajo socialmente necesario y así distribuir empleos. Pero el problema cultural puede ser aún más importante y conflictivo: por muchos motivos, la cultura digital no es muy conocida por la mayoría de la población. A todo el mundo le gusta el celular, pero nadie parece interesado en saber cómo funcionan exactamente los teléfonos móviles.

Desarrollar una cultura digital es fundamental no sólo en la escuela o en la universidad, sino también en la tercera y cuarta edad. Como ya se ha dicho, cada persona necesita estudiar y aprender durante toda la vida. Y el trabajo es parte constitutiva de la experiencia cultural-política de cada persona. ¿Quién decide cómo la tecnología digital transforma la producción de Internet de las cosas, la cotidianidad doméstica? La tecnología siempre ha sido central en la cultura occidental aplicada en la producción. Ahora es un fenómeno global. Los procesos migratorios van a crecer aún más. Los demagogos populistas ganan poder a través de esta revolución. Este es el problema.

IHU On-Line – Hoy algunos llaman la atención sobre el hecho de que Facebook, por ejemplo, es el «medio» más popular del mundo, pero ella misma no crea ningún contenido. ¿Cómo comprende este fenómeno?

Massimo Canevacci – No es así: Facebook es una red social, muy diferente de los medios clásicos. En ese sentido, la masa acabó y la tendencia es que el medio sea más horizontal. Así se difunde un sistema que he analizado en los periódicos online: el anonimato favorece la agresividad creciente y la información falsa especializada y organizada por intereses políticos. Así, aquella que yo mismo imaginaba como una revolución digital-horizontal cambió hacia lo contrario. El contenido es nada y la comunicación, todo. ¿Cómo controlar y/o es posible controlar este fenómeno? ¿Está en riesgo la democracia? ¿Cada persona en Facebook crea valor sólo enviando una imagen? ¿Y este valor es probado? El copyright está acabando y, así, la distinción modera entre lo público y lo privado.

IHU On-Line – ¿En qué medida la revolución 4.0 genera otras dinámicas sobre la comunidad urbana?

Massimo Canevacci – La metrópoli es el contexto más sensible sobre este cambio, en muchos sentidos. Por ejemplo, algunos arquitectos son los más comprometidos en la construcción de una metrópolis comunicacional. Desgraciadamente São Paulo está bloqueada y vive un retraso irrecuperable. En Río de Janeiro la situación no es tan mala como en São Paulo, pero la metrópolis paulista está hundiendo el país entero. Por supuesto, los servicios públicos podrían aumentar con proyectos como el de smart cities [ciudades inteligentes], pero me parece que Brasil está fuera de esa discusión.

IHU On-Line – ¿Cómo cambia la revolución tecnológica nuestra forma de hacer y comprender la política?

Massimo Canevacci – Gran pregunta. Esta es la mayor contradicción. Los políticos en la era digital 4.0 ganan más siendo populistas, racistas, homofóbicos, etc. El colapso educacional y el cierre psicológico favorecen esa absurda, pero «comprensible» fuerza política ultrarreacionaria. La inmigración es parte de este proceso. Los prejuicios aumentan. Trump después de Obama representa simbólicamente todo eso, al igual que Putin, Brexit, Temer, Modi, Erdogan, etc. La política debería revolucionarse, pero la izquierda parece aún más anticuada, bloqueada e incapaz de renovar.

IHU On-Line – De otro lado, ¿cómo cambia la técnica nuestra relación con la cultura y el arte contemporáneo?

Massimo Canevacci – Este lado es el más favorable: todas las artes digitales se están renovando y revolucionando. El cine, la arquitectura, las artes interpretativas, la música: es un proceso extraordinario, que de nuevo encuentra dificultad para incluir segmentos más tradicionalistas, que en Brasil quedan al frente del sistema autoritario paternalista de las novelas (Globo) y canales evangélicos.

IHU On-Line – ¿Qué pueden aún ofrecernos el humanismo y la filosofía en esta época en que se dice que el hombre está dominado por la técnica?

Massimo Canevacci – El ser humano no está dominado por la técnica: es el uso erróneo que favorece un dominio de una parte cada vez más numerosa de ciudadanos. Por eso, la universidad debería ser central en la elaboración de una formación estratégica diferente. Pero no es así. La universidad se convierte en facultades, departamentos, curriculum, etc. La cultura digital no puede penetrar en la filosofía actual. Así se favorece el desastre.

IHU On-Line – ¿Qué desafíos nos lanzan las transformaciones tecnológicas en los días de hoy?

Massimo Canevacci – El desafío de crear las condiciones para vivir en mi casa, en la metrópoli y en el trabajo. También el amor está cambiando y el porno está siendo consumido de una manera creciente; es el síntoma de una crisis de la belleza del placer erótico.

IHU On-Line – ¿En qué consiste su propuesta de construir un pensamiento científico más sintonizado con las transformaciones tecnológicas en curso?

Massimo Canevacci – Cambiar las universidades. Favorecer currículos descentrados e individualizados, invertir en la escuela pública, bloquear la diferencia creciente entre la universidad pública, que es gratis y para ricos, y la universidad privada, que es carísima y para pobres.

IHU On-Line – ¿Desea añadir algo?

Massimo Canevacci – Yo siempre he sido un optimista y un construccionista. Mi visión sobre Brasil es catastrófica. A nivel global, el conflicto está abierto.

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