Por Evelyn Jaramillo (texto y fotos)

En Ibarra, la ciudad blanca, se llevó a cabo el 29 y 30 de julio el Congreso Nacional de Cultura Viva Comunitaria, allí se reunieron varios colectivos, representantes de nacionalidades indígenas, académicos y actores culturales independientes de varias partes del país. Esta jornada tuvo como principal objetivo consolidar la Red Ecuatoriana de Cultura Viva Comunitaria como actor político – cultural para fortalecer el ejercicio de los derechos, saberes y vivencias desde las comunidades y ciudadanías latinoamericanas con enfoque en la experiencia de lucha de los pueblos.

En esta jornada se efectuaron varias plenarias informativas en los que se trataron temas referentes al marco jurídico de la cultura desde los actores culturales, el Estado y los medios comunitarios y sobre la gestión cultural desde lo público y comunitario. En un segundo momento se trabajaron mesas de trabajo donde se planteaban propuestas para el fortalecimiento de la red a nivel interno y externo, a su relación con el Estado y otras instituciones e iniciar con la organización del Tercer Congreso Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria en la que Ecuador será sede y congregará a representantes culturales de varios países para compartir experiencias y saberes.

 

Daniela Pabón, programadora de núcleo dinamizador de Cultura Viva Comunitaria – CVC, menciona que es importante este primer encuentro nacional ya que es un ejercicio colaborativo y de articulación de la circulación cultural de las regiones que pueden servir como una base para un programa permanente de circulación cultural entre cultura viva comunitaria. Del mismo modo agregó que en el Congreso Latinoamericano es importante “aprovechar el momento coyuntural que vive el Ecuador a nivel político y poder, como organizaciones, delinear la reglamentaciones para esta Ley de Cultura y para cómo nosotros queremos que se construya la cultura, porque tiene que construirse desde las bases y mientras más organizaciones seamos, más voces seamos va a ser más fácil exigir estos derechos y con los representantes latinoamericanos esperamos que se fortalezca aún más”

José Luis Gualinga, del pueblo de Sarayaku considera que este congreso ha sido un espacio para crear nuevos vínculos, reorganizar algunos aspectos en la comunidad y ser partícipes, especialmente los jóvenes. Además recalcó que “es importante que participen otras nacionalidades indígenas para que realmente se debata con la gente que vive en la comunidad ya que habría más aprendizaje, más intercambio y más interrelación para fortalecer esta organización”.

Desde la perspectiva de Adrián Espinosa, artista independiente, “hay mucha gente organizándose desde muchos puntos del país que están pensando en objetivos similares, en algunas ocasiones este tipo de congresos son buenos en la medida en que nosotros podamos sacar resultados después de esto, actuar frente a lo que se ha conversado”.

Nelson Ullauri, gestor general del núcleo dinamizador de CVC, considera que “la importancia de la CVC es múltiple pero sobre todo es visibilizar aquellos proyectos que se dan en nuestras comunidades, territorios, barrios y que inciden en las formas de convivencia que tenemos como sociedad y como habitantes de nuestros territorios , la función pública debe entender que la inversión y procesos de cultura viva comunitaria no se quedan en lo artístico sino que inciden más en la cuestión de convivencia, creación, generación del Buen Vivir”. Ullauri habló de la importancia de la cultura viva comunitaria para el fortalecimiento de una cultura para la paz, señaló que “hay ejemplos en Medellín que en plenos tiempos de violencia, los procesos territoriales de cultura afloraron y rompieron estos miedos que se daban ahí y lograron que la sociedad vaya consolidando ese proceso que actualmente, en buena hora, lo vive Colombia; entonces CVC va hacia perfeccionar la convivencia y en esto la paz es fundamental”.

Según el documento de conclusiones del Primer Congreso de CVC en La Paz, Bolivia, cultura viva comunitaria es un movimiento latinoamericano de arraigo comunitario, local, creciente y convergente, que asume a las culturas y sus manifestaciones como un bien universal y como un pilar efectivo del desarrollo humano social. Su objetivo es lograr que los gobiernos asignen el 0.1% de sus presupuestos nacionales y municipales a programas de CVC y buscar que los bienes y programas públicos se construyan en alianza entre el Estado y las organizaciones sociales.