Desde el 2013 se lleva adelante en República Checa el programa del Ministerio de Defensa denominado POKOS, es decir, “preparación del ciudadano para la defensa del Estado”.1

El interés principal es la difusión de las actividades del Ejército, de distintas maneras. Así señalan los sitios del Ministerio: “Debates, conferencias, seminarios, prácticas, exposiciones, jornadas temáticas y de proyección, actividades artísticas, lúdicas y de competencias, así como la realización de demostraciones al público sobre el modo de garantizar la defensa nacional”. Los seminarios en las escuelas son solamente para los estudiantes de 10 a 15 años, pero en algunos casos también se los ha hecho con niños de seis. Soldados en uniforme hablan de la guerra y les muestran técnicas de defensa, como por ejemplo el modo de proceder en el caso de un ataque enemigo con armas químicas. Se hace que los niños “jueguen” con armas para que la vida militar les resulte atractiva. Estas capacitaciones se organizan a pedido del director de la escuela sin consulta ni información a los apoderados.

Esta campaña publicitaria de la vida militar ha sido reforzada con el paso famoso del ejército norteamericano por la República Checa en marzo del 2015. Ahí encontramos las primeras imágenes de niños que juegan con armas de los soldados norteamericanos.

¿Por qué se puso en marcha este programa? “Acá está Isis”, afirma en una entrevista el Primer Ministro Bohuslav Sobotka, agregando referencias a la crisis de Ucrania. En resumen, la justificación es muy simple: vivimos en una época peligrosa y tenemos que defendernos. Los niños de hoy serán mañana nuestros soldados. Pero al decir esto, que puede parecer una frase razonable e inocua, no se reflexiona sobre algunas cosas muy importantes.

1. Estos seminarios se desarrollan en una atmósfera en la que la guerra está presente como escenario futuro. Esta atmósfera oscura y llena de temores se hace palpable debido a la presencia de los militares y sus armas. Sabemos que la escuela pública en una sociedad democrática y civil tiene la función de desarrollar en los jóvenes la reflexión y el sentido crítico, formar seres humanos capaces de elegir libremente su propia vida. Por el contrario, las emociones como el terror inhiben las capacidades intelectuales e inmovilizan el sentido crítico, que surge justamente durante los años de estudiantes, dejando que los jóvenes se acostumbren a «un estado negativo del sistema nervioso, caracterizado por preocupaciones aprensivas, nerviosismo general y tensión» (J. Panksepp, The Archeology of Mind. Neuroevolutionary Origins Of Human Emotions).

Como ya ha sido demostrado por diversos estudios de antropología y neurociencias, la violencia no es genética.2 Lo que determina nuestras opciones depende de lo que aprendemos durante los primeros años de experiencia en el mundo, cuando todas las conexiones neuronales se están desarrollando. Al presentar a los estudiantes una perspectiva aterradora del futuro, ofreciendo como posibilidad única la militarización, se creará una generación que no sabrá dar otra respuesta que la beligerancia y el conflicto físico, que buscará aplicar en todos los contextos. Aprendiendo que quienes pertenecen a su propia especie son probables enemigos, desarrollará una profunda inseguridad y desconfianza hacia los demás.

Los autores de este programa se defienden afirmando ingenuamente que los niños se divierten y están contentos. Por nuestra parte, hemos recogido testimonios que evidencian otra realidad. Algunos padres señalaron que sus hijos estaban atemorizados, otros que los notaban excitados porque estaban “aprendiendo a combatir a los inmigrantes”. Estos militares no tienen ninguna experiencia ni preparación pedagógica para hablar en una escuela. Basta mirar el vídeo del documental “Výchova k válce“ – Educación para la guerra – de la cineasta Adéla Komrzýová del 2016 para darse cuenta de la falta de sensibilidad educativa, de la dureza con la que se hacen estos seminarios.3

2. Estamos frente a una manipulación muy grave. Se da por hecho que frente a una violencia es necesario reaccionar con otra violencia. Pero la decisión de tomar un arma y disparar y matar a otro ser humano, aunque fuera solo para defenderse, es una opción difícil y profunda que cada uno debe tomar ante su propia conciencia. ¿Cómo se le puede pedir a un niño de diez años?

Se manipula el concepto de amor a la patria para justificar la violencia y para hacer del militarismo una ideología, un mito y casi una religión de Estado. De hecho, cualquiera que esté en contra de la militarización es etiquetado como traidor a la patria. Se justifica la violencia y la carrera armamentista con los intereses superiores del Estado, intereses que son puestos por sobre el ser humano, la libertad individual y la moral. Este es un aspecto típico de todos los regímenes totalitarios. En el vídeo citado, “Výchova k válce“, un alto funcionario del Ministerio de Educación, Ondřej Andrys, dice claramente que es el Estado quien decide lo que los estudiantes deben hacer en las escuelas y que los padres no tienen ningún derecho de intervención.4

3. Otra gran manipulación consiste en afirmar que actualmente la situación es difícil, pero sin esclarecer respecto a que es peligrosa justamente por culpa de la mentalidad violenta y militarista que se está difundiendo cada vez más. ¿Cómo puede pensarse que la solución sea desarrollar aún más el culto a la violencia y al armamentismo cuando justamente se trata del problema que se quiere resolver?

La política de la carrera armamentista es aprobada solamente por una pequeña minoría que controla la información y pretende imponer su ideología. Al contrario, entre la gente común se abre paso cada vez más una cultura de paz. La mayoría no quiere guerras, violencia o ejércitos armados hasta los dientes. El futuro que todos queremos para nuestros hijos no es el de irse a la guerra a morir, como tal vez fue en el siglo pasado manipulado por las grandes ideologías.5

La solución a la peligrosa situación mundial consiste evidentemente en cambiar el modo de pensar. Resultaría coherente formar en los jóvenes la capacidad de resolver problemas con inteligencia, de modo diplomático y noviolento. Sobretodo habría que enseñarles a comprender las causas de los problemas que estamos obligados a enfrentar y no reaccionar de modo compulsivo ante los efectos de estas causas sin ninguna reflexión. Este es el rol de la escuela laica en un país democrático y civil.

Consideramos que estas causas hay que buscarlas también en ciertas políticas agresivas que han producido destrucción y emigraciones, creando el terreno fértil para el desarrollo del fanatismo y el terrorismo. Los gobiernos occidentales aprueban la venta de armas a los países dictatoriales como Qatar y Arabia Saudita, que apoyan al terrorismo.6 En el 2015 con un gasto de 87 mil millones de dólares Arabia Saudita fue el tercer país del mundo en gastos militares, precedida solamente por los Estados Unidos y China.7 El Ministro de Defensa checo Martin Stropnicky la definió como “un actor muy importante en Medio Oriente“ y apoyó la colaboración entre Arabia Saudita y República Checa en materia de ejércitos y armamentos.8 Jurgen Grasslin, experto en comercio de armas, nos informa que en muchas guerras, como en Siria, Libia e Iraq, se venden armas indiscriminadamente a todos los actores presentes y que “las dramáticas consecuencias de esta política de exportación sin freno es que Isis utiliza armas provenientes de 25 Estados”.9

Estamos en presencia de una estrategia del temor que aspira a militarizar a la sociedad.10 De hecho, observamos la tendencia a un fuerte aumento del gasto bélico, el regreso al servicio militar obligatorio y la venta libre de armas para defensa personal. Según los datos de SIPRI el gasto mundial de armamentos en el 2016 fue de 1.680 mil millones de dólares, con un incremento de casi un 60% respecto al 2000.11 En los últimos años los Estados Unidos han presionado fuertemente a los miembros de la OTAN para aumentar el gasto militar en por lo menos un 2% del PIL. La consecuencia sería, considerando solo los países europeos, un gasto anual de 295 mil millones de euro, es decir, 80 mil millones más que el gasto actual, con un incremento del 37%. No se puede dejar de observar que al mismo tiempo se va empobreciendo la sociedad, reduciendo el gasto público en áreas como la educación, la salud y el apoyo a las capas más vulnerables de la población.

De lo señalado, surge un cuadro en el que los Estados y los políticos parecen ser rehenes de la industria bélica. ¡No son los jóvenes quienes tienen que pagar por los errores de los adultos!

Distraídos por los problemas de la vida cotidiana, violentados por la desinformación de los medios de comunicación y paralizados por nuestros temores, no nos damos cuenta de lo que sucede ante nuestros ojos. Nos olvidamos que proteger a nuestros hijos y a la vida en general es una prioridad que está por sobre cualquier interés económico y, como nos enseñaba Sócrates, por sobre cualquier poder político. Y sin embargo este silencio deja el campo libre a los promotores de la violencia. Al respecto, Martin Luther King decía que no temía la maldad de los malvados, sino el silencio de los honestos.

Exhortamos a la parte sana de nuestra sociedad a fin de que se exprese y tome posición sobre este tema de primera importancia para nuestra vida. ¡No dejemos nuestro destino y el de nuestros hijos en manos de unos pocos políticos serviles a la industria armamentista! Nuestro futuro depende de lo que decidamos hoy.

1POKOS, sitio oficial del Ministerio de Defensa

2Piero P. Giorgi, Nonkilling Human Biology, 2009

4El ministro Bottai del gobierno facista de Mussolini decía en 1937: “Se trata de elevar la curiosidad por las armas y el ejercicio de las armas, transformándolas en un dato de la cultura nacional, de nuestra formación intelectual y moral”.

5En este artículo no hablamos de los ejércitos ni de su rol, sino de la imposición de una mentalidad violenta a los niños.

7 SIPRI (Stockholm International Peace Research Institute)