La segunda vuelta electoral a nivel presidencial funcionó como una obra escrita de ante mano: Emmanuel Macron (La République en marche) fue elegido Presidente de la República, gracias a una campaña mediática sin precedentes, que se inició en el 2016 y fue orquestada con exagerados bombos y platillos audiovisuales, por «algunos» medios de prensa diaria y semanal.

A varios periodistas conscientes de esta desviación desenfrenada, rápidamente se les «agradeció» cuando se permitieron afirmar que el apoyo al nuevo Presidente de la República francesa era de conocimiento público, y que representaba a fuerzas financieras que apuntan a dar continuidad a su programa económico devastador. Desgraciadamente se sabe muy poco que estos mismos poderes financieros controlan los medios de comunicación (90% de los medios de comunicación franceses son propiedad de 10 multimillonarios y millonarios de este país, todos del mundo de las finanzas, de la industria militar-industrial, de las redes de comunicación[1]) y están presionando a la gran mayoría de los periodistas que trabajan en ellos y que se supone que aprenden a informar, contribuyen a la discusión, proporcionan datos objetivos o criterios de realidad.

Pero el clamor de la gente se escuchó hasta en esas «cumbres»; era necesario que la imagen transmitida encarnara la esperanza, que el candidato se ubicara (o se impusiera) como convocante, lejos de todo resentimiento y odio.

La trampa estaba instalada. Era necesario que Le Pen pasara a segunda vuelta para establecer nuevamente el chantaje: no apoyar a Macron era elegir a Le Pen

Era bastante fácil porque resultaba evidente, como lo demuestra la primera ronda electoral, que los votantes querían terminar con los dos viejos partidos de la monarquía presidencial, el Partido Socialista (Hollande) y el Parti Les Républicains (Sarkozy). Pagaron por sus mentiras, por el desempleo masivo, la irresponsabilidad ecológica, los privilegios de casta. Y se ocuparon de explicar tanto de un lado como del otro, que la mayoría de los protagonistas o los más oportunistas de estos dos «viejos partidos» se encontrarían rápidamente en las mismas filas de la République en marche.

Así fue posible llegar a una mayoría sin contrapeso, haciendo gala internacionalmente de la imagen elaborada por expertos de un «presidente que sedujo al mundo» por su compromiso con la «cohesión constructiva».

Para llegar allí, se tuvo – a toda costa – que demonizar, degradar, a una nueva alternativa que se presentaba: el gran descontento actual, transformado en movimiento popular y en fuerza propositiva: France Insoumise [2], que se articula en torno a un programa que se intentó (y todavía se intenta) pasar como desapercibido.

Nunca sabremos realmente a qué imputar los pocos miles de votos que le faltaron a Jean-Luc Mélenchon, el portavoz del programa de France Insoumise, para poder estar presente en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales … Pero F.I., sin tregua, se organizó inmediatamente para las legislativas, buscando combatir el plan anunciado luego de la presidencial: el saqueo de los derechos sociales (reforma completa del código del trabajo que tiende a derogar), cuestionó el funcionamiento democrático (funcionamiento por ordenanzas), severas restricciones de las libertades públicas (estado de excepción en el derecho común).

En las elecciones parlamentarias, de nuevo la abstención fue abrumadora (60%), algunos la comentaron como una política ofensiva: «nuestro pueblo entró en una forma de huelga general ciudadana en esta elección, demostrando el estado de agotamiento institucional que pretende organizar la vida social con un sistema de votación, donde una minoría estrecha tiene todo el poder. «[3]

La République en marche recibió, gracias a la complicidad de los medios de comunicación y a algunas alianzas con oportunos y oportunistas, una mayoría sin precedentes en la Asamblea Nacional [4], muy legal pero con una legitimidad muy cuestionable, de representatividad magra. Representa principalmente a la oligarquía, a las finanzas, y muestra sin pudor la mentira reiterada sobre su renovada promesa al pueblo.

La France Insoumise, con pocos recursos y con incesantes ataques groseros en los medios de comunicación, gracias a una movilización fuerte – dado su historia reciente – de los individuos que la componen, fue capaz de presentar candidatos en todas las circunscripciones, 70 de los cuales pasaron a segunda vuelta, resultando elegidos 17 de ellos.

Estos, por sí mismos, constituyen avances significativos:

En primer lugar, la «France Insoumise» eligió suficientes miembros para poder formar una bancada parlamentaria, coherente y ofensiva. Una bancada permite tomar más la palabra en la Asamblea – a través de su presidente, en este caso, Jean-Luc Mélenchon – y vincular a la asamblea legislativa con el movimiento social que tendrá que ponerse en marcha para hacer frente a los proyectos antisociales draconianos del gobierno actual.

En segundo lugar, este grupo formado por individuos de diversos orígenes (Frente de izquierda, Partido de Izquierda, Partido Humanista, Partido Comunista, ecologistas y no afiliados políticamente) está abierto a los demás. Los ha reunido el diputado de EELV (Europa Ecología Los Verdes), Eric Alauzet, presumiblemente para fortalecer la lucha que busca proteger los derechos sociales y del planeta.

En tercer lugar, y tal vez el mayor avance, el grupo refleja la dialéctica generacional que se expresa actualmente en la dinámica histórica. Hombres y mujeres jóvenes, algunos de apenas treinta años, no sólo se convierten en portavoces del surgimiento de esta nueva generación, sino que reflejan su gran vivacidad, creatividad, el deseo de construir otro mundo. Por otra parte, el dinamismo y la permanencia de esta nueva generación en el avance de France Insoumise garantiza que la lucha va a continuar, y asegura, en todo caso, su sostenibilidad.

Este grupo y este movimiento, con sus 500.000 miembros, es una gran fuerza. Una elección no es más que una elección. Pero la voluntad de reformar las formas de organización, la firmeza de convicciones compartidas, la defensa de los valores humanos, afirma que la inteligencia, el sentimiento, la poesía y el sentido puede llevar a este movimiento a producir un efecto demostración que podría resonar más allá de las fronteras.

Por supuesto, los obstáculos son enormes.

La falta de recursos, la inmensa responsabilidad de los medios de comunicación que repiten la difamación, la desinformación, con amenazas de cualquier tipo, así como la falta de experiencia serán aspectos a tener en cuenta.

Pero este movimiento ya tiene la experiencia de haber saltado sobre obstáculos e impedimentos, transformándolos en fortalezas. De este modo, establecer nuevas relaciones con los periodistas que quieran dar un sentido a su función, desplegar nuevas formas de comunicación, incluidas las redes sociales (1 millón de suscriptores en Facebook, poco más en Twitter, cientos de miles suscriptores a diferentes canales creados en Youtube), alientan a los medios de comunicación alternativos, movilizan y generan apoyo, en vez de parapetarse tras la inmunidad parlamentaria, exigiendo esclarecer los contubernios oscuros, aunque comprometan a bancos o a individuos ubicados en las posiciones más importantes del Estado.

Las perspectivas son, sin embargo, esperanzadoras. A pesar de la circulación amplia de la imagen del Sr. Macron como un presidente popular, idolatrado por los franceses, no se pod sostener la ilusión por mucho tiempo. En algún momento, esta burbuja mediática estallará y la gente estará dispuesta a escuchar alternativas.

Y la alternativa se está preparando en torno al eje central de lo que el programa de F.I. (LAEC completo y detallado en 40 folletos temáticos) [5]. Han sido creados varios sitios web específicos, que ofrecen una gran cantidad de contenido, en formas nuevas y decididamente pedagógicos, que permiten generar convergencia entre quienes quieren actuar (grupos de base), quienes quieren denunciar e informar (nuevas formas de comunicación), los que quieren hacer sus transmisiones (vídeos instructivos y temas de fondo).

En la abstención afirmada como posicionamiento deliberado durante las dos últimas elecciones francesas, hay una gran energía disponible. Si es requerida de esta manera (horizontal, abierta, no discriminatoria, participativa y creativa), esta fuerza podría despegar y pasar de la abstención a la ofensiva.

Para concluir

La dualidad Izquierda / Derecha se acabó; ahora se trata más bien de una dialéctica generacional. Sólo los viejos partidos han mantenido a sus «políticos profesionales», los nuevos movimientos pusieron en la delantera a los jóvenes y las mujeres.

Pero es claro que esta nueva generación va a tener que tomar posición respecto del campo humanista o del campo anti-humanista.

Un campo anti-humanista que perpetúa y aumenta la concentración de la riqueza en manos de unos pocos despreciando el dolor y el sufrimiento de millones de personas, que toma decisiones cuyas consecuencias pesarán sobre las generaciones futuras, que niega u oculta las emergencias inmediatas, que en última instancia concentra todos los poderes y encierra al ser humano en las llamadas leyes naturales, según las cuales el más fuerte tiene prerrogativas sobre el más débil.

Un campo humanista que pone a las personas como valor central, que trabaja por salir de lo nuclear en lo militar y lo civil, que tiene la convicción de la desmilitarización, trabaja por una transición ecológica; una corriente humanista que «favorece la igualdad de derechos y oportunidades, fomenta la diversidad de culturas y costumbres, se opone a cualquier tipo de discriminación y consagra la resistencia justa ante toda forma de violencia (física, psicológica, económica, racial, sexual y espiritual.)«[6]

El futuro será de acuerdo a la posición asumida y desplegada.

Y para invitar a este posicionamiento, el actual líder de France Insoumise dice:

«El momento de la historia que se nos presenta se escribe con «H» mayúscula. Vamos a elegir de una u otra forma, incluso en los meses y años venideros, en qué mundo queremos vivir, en qué tipo de sociedad queremos vivir. Es decir que la esperanza por un mundo de días felices permanece intacta a condición de que, a partir de ahora, la fuerza de la abstención se convierta en la fuerza de la revolución ciudadana.»[7]

[1] 10 multimillonarios poseen el 90% de los diarios nacionales, 55% de las audiencias televisivas y 40% de la radial. Fuente: https://www.bastamag.net/Le-pouvoir-d-influence-delirant-des-dix-milliardaires-qui-possedent-la-presse.

[2] Fuente: https://lafranceinsoumise.fr/ y https://www.pressenza.com/fr/2017/04/lavenir-commun-de-france-insoumise-vers-nation-humaine-universelle/sites

[3] https://lafranceinsoumise.fr/2017/06/18/france-insoumise-aura-groupe-a-lassemblee-nationale/

[4] Resultados de la segunda vuelta de las elecciones Legislativas 2017

308 diputados, equivalente al 53,38% de los escaños, La République en marche (apoya a la presidencia)

112 diputados, equivalente al 19,4% de los escaños, Les Républicains

42 diputados, equivalente al 7,28% de los escaños, MoDem

31 diputados, equivalente al 5,37% de los escaños, Parti Socialiste

17 diputados, equivalente al 2,95% de los escaños, La France Insoumise

17 diputados, equivalente al 2,95% de los escaños, UDI

12 diputados, equivalente al 2,08% de los escaños, Divers gauche

10 diputados, equivalente al 1,73% de los escaños, Parti Communiste Français

8 diputados, equivalente al 1,39% de los escaños, Front national

8 diputados, equivalente al 1,39% de los escaños, Divers

7 diputados, equivalente al 1,21% de los escaños, Divers droite

3 diputados, equivalente al 0,52% de los escaños, PRG

1 diputado, equivalente al 0,17% de los escaños, EELV

1 diputado, equivalente al 0,17% de los escaños, Extrême droite

Fuente: IPSOS/SOPRA STERIA

[5] https://laec.fr/

https://avenirencommun.fr/livrets-thematiques/

[6] Silo, El Mensaje, Éditions Références, París, 2010, pp. 133-134

[7] Extracto del discurso de la noche de la segunda vuelta de las elecciones legislativas https://www.youtube.com/watch?time_continue=413&v=05VY4iWQpX0