El martes pasado el Comité de Ministros (Minería, Energía, Economía, Fomento y Turismo, Agricultura, Salud y Medio Ambiente) aprobó de manera unánime el proyecto Centro Integral de Gestión de Residuos Industriales, (CIGRI), de Ciclo S.A que – con una vida útil de 50 años – se emplazará en un área de 43 hectáreas, ubicada en el sector denominado «Los Ciruelos” de la comuna de Til-Til, el que se estima recibirá 161.075 toneladas de residuos anualmente.

A la mañana siguiente, temprano, llegó a la localidad la candidata presidencial del Frente Amplio, Beatriz Sánchez, para protestar contra la instalación de esta planta y escuchar las quejas de los vecinos que quedarán a tres kilómetros de las instalaciones de la empresa Ciclo S.A.

«Hay que cambiar la fórmula legal, por lo menos la institucionalidad medioambiental tiene que cambiarse en Chile», señaló. «Si los vecinos no tienen voz respecto de lo que pasa a su alrededor, si pueden protestar durante años y les siguen instalando vertederos o lugares donde hay residuos tóxicos que van empeorando su calidad de vida, uno se pregunta ¿Qué tipo de democracia estamos viviendo en Chile?», dijo.

Apoyados por parlamentarios de la zona, la comunidad presentará un recurso de reclamación en el tribunal ambiental argumentando que no se consideró el impacto del transporte de residuos peligros a través de 1.500 km de carreteras, además de otras observaciones, buscando impugnar la decisión tomada.

Así lo anunció, este jueves, Janet Mena, presidenta del Consejo de Medio Ambiente de la mencionada comuna, junto a otros dirigentes vecinales, quien señaló que “Llevamos demasiado tiempo soportando cargas medioambientales. Hemos tocado muchas puertas sin que nos escuchen pero no bajaremos lo brazos y seguiremos luchando para proteger a nuestras familias y hogares”.

La dirigente agregó que “en una reunión con los seremis, de la que el intendente Orrego se excusó, los representantes de Ciclo dijeron que la comunidad de Til Til estaba de acuerdo con el proyecto y eso no es efectivo. No vamos a arriesgar la salud de nuestros hijos por migajas ni por ningún valor. Ya aprendimos y no creemos cuando llegan empresas ofreciendo dinero o fuentes laborales porque nunca ha sido así”.

Mena agregó que “nos vimos en la obligación, sin ser expertos, de asumir esto porque estuvimos un año esperando que el alcalde nos recibiera. Es lamentable que habiendo podido detenerlo a tiempo no se hizo nada en el momento adecuado. La mayor parte de las observaciones, por no decir todas, las presentamos nosotros”.

A cargo de realizar las observaciones estuvo Consuelo Gamboa, vecina de Caleu y químico de la Universidad de Chile, quien señaló que “estudié todo el proyecto y observé que hay muchos aspectos técnicos que no han sido considerados en su debida magnitud. Este no es un relleno sanitario común y corriente, consiste en la acumulación de residuos industriales peligrosos. No se trata de tarros de pinturas, ni brochas, sino que de ácidos, de bases, de arsénicos, de cianuros, de solventes orgánicos por toneladas que se acumularán por 50 años y van a quedar ahí para siempre”.

Sabina Martínez, vive en la localidad de Runge hace 41 años, se presentó como “rungana de corazón” y afirmó que “es terrible despertar todos los días con el olor a percolado de KDM, de la podredumbre de Aguas Andinas, la fetidez de las chancheras. Las empresas tienen fallas y no cumplen con las normas. Da pena convivir con las moscas y darse cuenta que el Gobierno no tiene interés en ayudarnos. Es más cómodo tirar sus porquerías en un sector que era muy bonito. Duele ver cómo están matando a mi pueblo, pero vamos a llegar hasta las últimas consecuencias hasta que nos escuchen”.

Cabe señalar que esa zona ya recibe el 67% de la basura domiciliaria de Santiago, hay 373 proyectos sometidos al Sistema de Evaluación Impacto Ambiental (SEIA) y 167 aprobados y la mayoría de ellos tienen situaciones conflictivas con el medio ambiente. Además existen dos relaves mineros (Anglo American y Codelco) que son una verdadera bomba de tiempo y la cementera de Polpaico que produce dioxina, la sustancia más cancerígenas que el ser humano ha desarrollado. También, una fundición de metales, cárceles, chancheras.

Hasta el vertedero aprobado llegarían todos los residuos que se produzcan entre la región del Bío Bío y Atacama,  una zona que abarca el 60% del país y que será atravesada por camiones con toneladas de residuos tóxicos y cancerígenos, con los eventuales riesgos de accidentes, choques y volcamientos.