La segunda vuelta de las elecciones legislativas francesas parecía un trámite. Todo indicaba que Emmanuel Macron, el flamante presidente obtendría el respaldo de una mayoría absoluta aplastante en el parlamento. 361 diputados sobre 577 le dan una amplísima mayoría, aunque menor de la anunciada.

Esto consolida la dimensión neoliberal y reformista del líder de La República en Marcha, apoyada en una alianza con el Movimiento Demócrata, un partido social liberal con ideas europeístas, que le aporta 42 de los 361 diputados a la fuerza de Macron. Los Republicanos, el partido de la derecha clásica, obtuvo 126 escaños, mientras que los socialistas y aliados continúan su declive con 46 diputados.

Aparte de estas tres fuerzas, Francia Insumisa y su aliado el Partido Comunista Francés consiguieron 26 escaños, desde donde se espera puedan dar batalla frente a este desembarco definitivo del poder financiero en las instituciones francesas. El Frente Nacional arañó 8 diputados, mostrando un severo castigo al partido xenófobo que Marine Le Pen no pudo camuflar más, al no ser ella la candidata. Otros 10 escaños se repartieron entre pequeños partidos, incluyendo 3 para los nacionalistas corsos.

Con estos resultados podemos concluir que el establishment se consolida con 533 diputados de 577. El poder de las patronales, el complejo militar-industrial y la Banca decidirán el destino de los franceses y apenas se enfrentarán entre compañías por ver quienes se quedan con la tajada más grande del pastel.

¿Pero todo es malo en estas elecciones?

No, por supuesto que no. Para empezar, el próximo 4 de julio cuando den inicio las sesiones de la nueva configuración del Parlamento, habrá no menos de 219 mujeres, lo que supone un record absoluto y que supera ampliamente las 155 que había en la distribución de 2012 que representaba el 27 %.

Francia Insumisa aportó con sus 16 diputados un poco de sangre nueva en el hemiciclo, candidatos que no provienen de la carrera política y que portan como bandera uno de los mejores programas electorales de la historia francesa. A ellos se suman los 10 escaños del Partido Comunista Francés con quienes conformarán un grupo de oposición y de denuncia permanente. Serán la voz de sus distritos y de las luchas de las minorías.

Entre ellos se destacan Jean-Luc Mélenchon, el candidato a presidente que volverá a las labores legislativas; Caroline Fiat, la auxiliar de enfermería que doblegó al candidato del frente Nacional en la Lorena; Michel Larive, ganador en Arliège, presidente del festival de teatristas en Couserans y cofundador de la Agencia de Desarrollo de la Economía Cultural en la misma región; o la altermundista, feminista y antiracista Danièle Obono, que consiguió ganar en uno de los distritos parisinos y que fuera vocera de Francia Insumisa.

La participación apenas superó el 35 %, un porcentaje al que hay que agregarle los votos en blanco y los nulos, pero que muestran una bajísima participación ciudadana. Si bien pareciera que el partido del presidente François Hollande fue tremendamente castigado, no debemos dejar de mencionar que muchos de los ahora diputados de Macron, fueron antes partidarios de Hollande. El travestismo ha estado a la orden del día para la llegada al poder del exbanquero de Rothschild.