Por Catherine Franchel

Una cita de mayor importancia en estos tiempos socialmente agitados: se trata de participar en un taller sobre la Renta Básica Universal e Incondicional (RBUI).

En poco tiempo, el tema de la RBUI se ubicó en el centro del debate político, de las asociaciones y de las cenas familiares. Tan solo dos años atrás nadie sabía de qué se trataba, hoy muchos actores de la sociedad civil, políticos y personas en general están hablando de esto.

Es una buena noticia, una idea profundamente humanista. Ofrece dignidad a todas las personas por el solo hecho de existir, con o sin trabajo. No obstante, merece profundizarse y discutirse para que logre ser un verdadero adelanto social y no un invento cualquiera que refuerce las desigualdades.

La RBUI fue confundida, -y todavía lo es y a menudo intencionalmente- con las rentas mínimas y otros subsidios otorgados por el Estado a los desempleados y a las personas de muy bajos recursos. Esta confusión no viene solamente de la derecha neoliberal, sino también de la izquierda tradicional, que ve la RBUI como el fin de la lucha de clases, de la clase obrera y del trabajo como punto central de lucha y de sentido de la vida.

La RBUI es un ingreso que el Estado brinda a cada persona desde que nace hasta que muere sin ninguna condición y de manera independiente de sus otras fuentes de ingresos. Dicho de otro modo, ¡no importa su estatus social, su riqueza o su pobreza, sus orígenes o el lugar donde vive! Para nosotros, debe articularse y asociarse con otras prestaciones universales e incondicionales como la salud y la educación pública y gratuita para todos. La puesta en marcha de la RBUI en ningún caso debe conducir al retroceso de los derechos sociales adquiridos. Por el contrario, deberá ser un verdadero avance social que hará retroceder la pobreza, evolucionar las mentalidades y mejorar significativamente la calidad de vida de los seres humanos.

Se escuchan muchas discusiones y opiniones divergentes sobre la forma de financiar la RBUI. Incluso según algunos sería una tarea casi imposible…

Sin embargo, nosotros podemos afirmar que hoy en día es posible asegurar la RBUI a toda la población. Se ofrecen varias fuentes de financiamiento para nuestras sociedades. Podemos aumentar las contribuciones del 20 % más rico de la población y los impuestos indirectos de aquellos que consumen más; exigir un impuesto a las transacciones financieras (tasa Tobin) y sobre las emisiones contaminantes; luchar de manera eficaz contra el fraude fiscal y los paraísos fiscales, etc. No hay dudas de que el dinero existe, basta con ir a buscarlo pidiendo a los que tienen más que compartan…

Más allá del aspecto financiero, la RBUI permite cuestionar numerosas creencias bien ancladas en el sistema. La primera, es que el trabajo sería la panacea del hombre, su sentido de vida, su máxima realización. Otra fuerte creencia que viene de la Biblia nos condenaría a “ganar el pan con el sudor de la frente”, otra aún, sería que la riqueza pertenece a sus propietarios “legales”, a saber, las grandes empresas, multinacionales y lobbies financieros mundiales.

Podemos osar sin dificultad llevar a la palestra estas creencias, fuentes de miseria y de pobreza en todas partes del mundo.

Desde el cuestionamiento de estas creencias, podemos afirmar sin ninguna duda que la RBUI favorecería el cumplimiento del trabajo por vocación. De esta manera, cada cual podría elegir hacer un trabajo artístico, voluntario, sin encontrarse en situación de precariedad. Permitiría poner en valor el aprendizaje y la capacitación a lo largo de toda la vida, ocuparse de los hijos, de los ancianos, de los discapacitados si ese fuera el deseo de la familia. Sería también una contención para las mujeres víctimas de violencia, pudiendo adquirir autonomía económica que les permitiera huir de su agresor. Además, alentaría a las personas a buscar empleo, los jóvenes y los no tan jóvenes a crear una empresa acorde con sus conocimientos y sus talentos sabiendo que no van a perder dicho ingreso pase lo que pase. Y tantas otras ventajas…

En todos los estudios y experiencias que se hicieron (por ejemplo en Canadá y en Namibia), la RBUI influenció significativamente en el retroceso de las enfermedades mentales y en la criminalidad.

Desde otro punto de vista, decimos que la RBUI se puede considerar como un dividendo de riqueza acumulada por miles de generaciones humanas a través de la historia, cuyos frutos son la riqueza actual, por lo tanto debería beneficiar a todos los seres humanos sin excepción. Además, la automatización creciente del trabajo provocada por el desarrollo de la tecnología hará desaparecer en 20 años el 50 % de los empleos actuales, según la mayoría de los estudios hechos en esta materia. Paradojalmente, la riqueza aumenta sin intervención humana y los costos para obtenerla van disminuyendo hasta llegar casi a cero, gracias a esa tecnología.

No obstante, si seguimos como en la actualidad, este aumento exponencial de la riqueza se concentrará cada vez más en menos y menos manos condenando a vastos conjuntos humanos a la miseria. Una miseria que será cada vez menos posible de vivir y que impondrá a los seres humanos la migración hacia otros países y la violencia para sobrevivir.

Por todas estas razones, es importante sensibilizar a la población acerca de la necesidad urgente de poner en marcha la RBUI para todos los habitantes del planeta. No se trata de un sueño, no es una quimera irrealizable, porque con la gran cantidad de medios que disponemos actualmente, la RBUI es perfectamente posible a escala mundial. Cada vez más personas deben conocer esta alternativa con precisión para presionar a los gobiernos, de manera no violenta, hasta su aplicación. Con seguridad la RBUI se va a imponer, ya que se habla cada vez más de ella, considerada como la única alternativa posible para el futuro. Por lo demás, para nosotros, los humanistas, ofrece una excelente ocasión de exponer nuestros puntos de vista.

Por último, queremos demostrar que un futuro en que trabajemos menos no representará ninguna tragedia para los seres humanos, muy por el contrario, siempre que todos reciban una RBUI.

Tendíamos por fin energía libre para preguntarnos en qué condiciones queremos vivir, qué queremos hacer realmente y cuál es el sentido de nuestra vida.