De joven me encantaban esas películas, novelas o relatos que comenzaban así “Querido diario”.

El diario secreto es algo muy interesante, algo menospreciado, se regala como juguete, quizás no le damos el auténtico valor que se merece.

En mi adolescencia me encantaba hablar con, sobretodo amigas, que escribían todas las noches en el suyo, donde se contaban todo a sí mismas. Nunca me dijeron que escribían, me intrigaba mucho. Les preguntaba y se hacían las interesantes pero jamás soltaron prenda.

Ahora veo que estaban haciendo una gran terapia y me pregunto si alguna vez, ya de mayores, habrán releído sus pensamientos plasmados en esas páginas guardianas de sus secretos o si siguen escribiendo sus deseos, anhelos o frustraciones en las páginas en blanco de sus diarios…

Lo cierto es que en la gran era digital en que vivimos escribir en papel con bolígrafo, rotulador o pluma estilográfica se ha convertido en algo raro de ver. Yo sigo escribiendo con pluma en todo tipo de papeles, siempre tengo los bolsillos llenos de anotaciones, listas, cosas que hacer y sueños por cumplir…

En la actualidad tenemos los blogs, que podrían ser como los diarios secretos pero sin ser diarios ni secretos. Son ventanas con las que compartir conocimientos, creaciones, amor.

 

Debería haber una asignatura obligada en los colegios llamada “Querido Diario”, quizás a partir de la adolescencia, justo cuando empieza a haber dudas existenciales y te enfrentas a todo lo establecido, así se dejaría todo por escrito para, cuando se crezca, ver los pensamientos destructivos, románticos, de todo tipo,  que se han tenido.

El hecho de pensar, escribir, leer lo escrito, es una gran terapia para todos, yo recomiendo a mis alumnos o pacientes que se escriban cartas de gratitud, tipo Ho´onopono. Que agradezcan, si hay que pedir perdón también lo pueden hacer. Así se perdonan, así nos perdonamos, que parece que nos cuesta más perdonarnos que perdonar.

Me encanta leer, me apasiona escribir, amo crear.

Si pudiese volver atrás en el tiempo escribiría todas las noches  antes de dormir, justo antes de soñar en mí…

Querido diario