“Nos hablan de federalismo sin ninguna culpa mientras practican el unitarismo más desembozado”, señala el autor de la nota como conclusión de un abundante informe sobre el presente de la emisora pública. Un caso testigo: en Radio Nacional Santa Rosa, el director anunció que en la AM ya no se escucharán contenidos locales.

Por Gonzalo Carbajal

Hernán Lombardi está desde el 10 de diciembre al frente del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, tiene rango de ministro y un rol muy importante en el gobierno de Macri. Bajo la dependencia directa del jefe de Gabinete Marcos Peña, administra gran parte de los recursos de comunicación con los que cuenta el Estado nacional: Tecnópolis, el Canal 7 de Buenos Aires (la TV Pública), el canal educativo Encuentro, la agencia de noticias Télam, el Centro Cultural Néstor Kirchner (ahora CCK), el canal infantil Paka Paka, el banco de contenidos audiovisuales BACUA, el canal DeporTV y la maltratada Radio Nacional.

Porteño, ingeniero, formado en la educación pública (Colegio Nacional de Buenos Aires y la UBA), con posgrados en marketing turístico y economía, además de vasta experiencia como empresario. Su currículum político también es variopinto, su origen radical incluye el paso por Franja Morada y el “grupo Sushi” en los gobiernos de De La Rúa con quien gestionó Turismo, Parques Nacionales, Cultura y Deportes. Luego de un breve paso junto a Ricardo López Murphy recaló en el mundo Pro y acompañó a Mauricio Macri en sus dos períodos en la Ciudad de Buenos Aires.

Hoy está sospechado por la circulación de dinero negro en medio de la campaña por la Fundación Suma que comparte con su jefa política, la vice Gabriela Michetti. Hay una segunda causa en la que debe dar explicaciones: cuando era ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires hubo algunos movimientos de fondos amparados en la Ley de Mecenazgo, que hoy están bajo sospecha judicial.

Su estilo personal no elude la confrontación aunque la rodea de un tono calmo y aparentemente dialoguista, en la gestión promete respetar la libertad de expresión y hacerlo “con criterio plural y federal”. Pero sólo son apariencias. Cuando se pasa de las palabras a los hechos empiezan los problemas.

Nacional es mía, mía, mía

Resuelto a borrar las huellas de un pasado que incomoda, de movida se tomó la decisión de excluir de la programación de Radio Nacional a periodistas que habían trabajado en el ciclo anterior y tenían al día sus contratos. Si la renovación de una programación es facultad de las autoridades, no lo es el mal trato y la estigmatización, y en todo caso en la salida debería mediar la indemnización de Ley que a toda persona que trabaja le corresponde.

Quien ejecuta el plan Lombardi es Ana Gerchenson, la directora de Radio Nacional Buenos Aires, su marido es Fernando González uno de los nuevos editores centrales del Diario Clarín, seguramente es más ubicable por la frase “#TeRevisamosElTwitter” —en respuesta a Jorge Halperín cuando el grupo de periodistas indagaba las razonespor las cuales se prescindía de sus servicios—. Otro vértice es Miguel Pereyra, presidente de Radio y Televisión Argentina S.E. —de quién depende Gerchenson—, cineasta recordado más por La Deuda Interna que por el documental “Milagro en Jujuy”, en que hace un perfil de Milagro Sala que deberían ver Mauricio Macri, Gerardo Morales y el mismísimo Hernán Lombardi. Cierra el espacio Jorge “Bolita” Sigal, secretario de Medios Públicos, periodista, sanjuanino. De ellos (y ella) depende Radio Nacional en esta nueva etapa “Federal”.

La nueva programación de la radio cabecera de la red incorporó a muchas de las “figuras” que pasaron años criticando la labor de sus colegas en la radio pública. Una de ellas es Romina Manguel, que a la par que accedió a conducir su programa en la primera mañana de Radio Nacional Buenos Aires acompaña a Jorge Lanata en Canal 13. Entusiasmada con la oportunidad de trabajar en “medios del Estado y no del Gobierno”, Manguel lleva tres visitas al Comahue en las que se la observa hacer el programa de radio desde Radio Nacional Neuquén, ocupando un lugar que debería ser de la programación local. Hay colegas que le critican que aproveche que la radio paga los gastos, para investigar para el programa de TV de Lanata, si fuera cierto se trataría de algo así como “aprovechemos que paga el Estado”.

Para el 25 de mayo, aniversario 49 de Radio Nacional La Quiaca la gran movida de la radio fue que el Cholo Gómez Castañón transmitió desde La Quiaca para todo el país, entrevista a Mauricio Macri incluida. La directora Gerchenson lo justificó: “Le vamos dando a la programación un color federal”. Alguien que trabaja desde hace años en la emisora lo describió con ironía “iluminar a los brutos de las provincias con el saber porteño”. Agrega que la línea editorial plantea la despolitización: “nos dicen: hay que hablar de lo que le interesa a la gente y a la gente no le interesa la política”.

«Queremos que todas las grandes celebraciones tengan un concepto muy federal, y por lo tanto, nos parecía muy pertinente que la radio más al norte de nuestro país, que es la de la ciudad fronteriza, y que a su vez cumple 49 años, lo celebre como se merece La Quiaca y como se merece Jujuy», dijo Hernán Lombardi al Diario El Tribuno. Para el hombre que maneja el Sistema Federal de Medios Públicos, La Quiaca no se merece encabezar la transmisión en su aniversario, necesita al Cholo Gómez Castañón. Sin remate.

Federalismo Pro

Radio Nacional está constituida por 50 emisoras de AM y 49 de FM. En muchos casos la misma radio comparte la gestión de frecuencias de AM y FM, a veces con transmisiones diferenciadas y otras con la misma. En Buenos Aires, además de la AM, hay 3 FM (Rock, Folklórica y Clásica) más Radiodifusión Argentina al Exterior (RAE), la emisora de Onda Corta.

La AM de Buenos Aires transmite en el 870 de Amplitud Modulada y es la cabecera de una red en la que siempre hubo disputas para ver qué contenidos prevalecían en el aire. Buenos Aires siempre contó con los mayores presupuestos para contrataciones artísticas y eso se traducía en que muchas filiales se vieran obligadas a retransmitir mayor cantidad de contenidos generados en la Capital Federal que propios.

Esa tensión está resuelta a favor del puerto en esta gestión. Las filiales que tienen emisiones en duplex (mismo contenido en AM y FM) deberán pasar completa la transmisión de Buenos Aires en una de ellas. Las que tenían transmisiones diferenciadas en AM y FM (aproximadamente la mitad) deberán acomodarse. Los trabajadores auguran conflictos y no se descartan despidos.

El caso Neuquén es una muestra. El programa Viento Sur que conducían Héctor Mauriño y Marcelo Pascuccio, fue levantado a principios de 2016. Luego le tocó a Repasadas, que hacían Virginia Pirola y Marcela Toranzo y últimamente Ciudad Despierta que era conducido por Mauricio Rojas. Sobre estos hechos se expresaron el Sindicato de Prensa de Neuquén y Aatrac y, a instancias del senador Marcelo Fuentes, el Senado de la Nación aprobó una Declaración en donde expresa “preocupación” por las intervenciones que la directora Dalila Pinacho ha llevado a cabo en la programación.

El “federalismo” de la gestión Lombardi en Radio Nacional tiene su máxima expresión en la manera en que se está reorganizando la programación de toda la red. Los panoramas informativos con noticias de todo el país corren riesgo.

También esta semana se conoció el caso de Radio Nacional Santa Rosa, el director designado por Lombardi anunció que en la AM ya no se escucharán contenidos locales, con la insólita explicación de “federalizar la radio” con un contenido común elaborado en Buenos Aires. Ya recibió críticas de los trabajadores de la emisora, del Sindicato de Prensa local y hasta de UTELPa, el sindicato docente de la provincia. Quedará la producción local para la FM que llega apenas a cubrir la ciudad. Los parajes y el mundo rural poco sabrán del acontecer de la capital provincial, pero se mantendrán enterados de lo que sucede con el tránsito o el estado de la Red de Subterráneos de la Ciudad de Buenos Aires.

En la ciudad de Mendoza este esquema lleva a que la cobertura con información local apenas traspone los límites capitalinos. Hacia el Este las ciudades de La Paz, Santa Rosa, Rivadavia, San Martín y Junín escucharán a Buenos Aires. Igual que en Luján de Cuyo, el Valle de UCO, Uspallata y el corredor Internacional que lleva a Chile.

¿Qué pasará con los mensajes al poblador rural?

Rompela

A la par de la actualización tecnológica de sus equipos de transmisión, el acondicionamiento de sus instalaciones en todo el país y la jerarquización de la programación, hasta diciembre de 2015 Radio Nacional experimentó un notable incremento de audiencia. La AM de Buenos Aires disputaba hasta fines del año pasado con Radio Continental el cuarto puesto en su categoría. Menos de un año después con suerte llega al séptimo. Un enorme golpe, también para el orgullo de quienes criticaban la gestión anterior porque “se creían mejores” haciendo radio.

Para quienes producen no es sorpresa el abandono de la audiencia, a principios de año en reunión de producción se bajaron directivas concretas: “no nos importa lo que pase al aire, lo único que nos importa es que del aire se puedan sacar cosas para poner en las redes sociales”.

Nacional Rock (FM 93,7 en Buenos Aires) fue la primera en sentir el cimbronazo, el 30 de diciembre de 2015 Hernán Lombardi avisó por Twitter que la programación se levantaba y se daban de baja las contrataciones comprometidas. Una FM que llegó a disputar audiencia a las más conocidas en su segmento (el lugar 11º, con la histórica Rock&Pop en el 9º), hoy algunos dicen con malicia que tiene más oyentes que la AM.

Sobre RAE siempre pesa la amenaza de que sus emisiones por aire sean levantadas para reemplazarlas por la salida por Internet exclusivamente. Es de esperar que a esta gestión no se le ocurra avanzar en esa idea que por suerte había quedado desterrada hace años. Lo agradecerán oyentes dispersos a lo largo del planeta, como las tripulaciones de barcos pesqueros que ni sueñan con acceso a Internet en alta mar.

De Internet al mundo

Hasta hace poco tiempo cada radio en el país contaba con una web propia abierta al mundo en la que se podían escuchar contenidos que habían sido emitidos, leer despachos y mantener vínculo con la radio. Todo ese contenido, además, estaba volcado en un servidor centralizado que funcionaba como una agencia de noticias radiales propia. Un enorme banco de contenidos, memoria histórica de años de radio con la diversidad de cada filial, que acumulaba casi 40 mil cortes. Cada radio administraba su propio servidor, subía sus cortes de acuerdo a la valoración periodística propia.

Esa estrategia de contenidos locales en la web tenía sus propias mediciones y había crecido desde cero a unos 300 mil visitantes mensuales de promedio, con acceso desde los lugares más distantes del mundo. Hoy no es posible acceder a ninguna de las páginas locales, puede probar el lector con www.nacionalsantarosa.com.ar, www.nacionalrosario.com.ar, www.nacionalsalta.com.ar, www.nacionalrock.com.ar o cualquier otra y verá que ya no existen más. En esto también es preciso pasar por Buenos Aires para llegar a las radios locales.

No solo se achica por este lado, la línea de oyentes no se incorpora más a la transmisión “para hacer control de contenidos” y términos como “compañero” no deben ser nombrados por su carga militante. “Hegemonía” no la pasa mejor por “estar politizada”.

Se escucha bastante rememorar al período de la Fusiladora por sus similitudes con este tiempo. Pero como dice Daniel Rosso, esto se diferencia del lejano 1955 en que el esfuerzo estaba puesto en eliminar determinadas palabras, hoy “se las interviene con las máquinas de renombrar en que se transformaron los medios hegemónicos”.

Nos hablan de federalismo sin ninguna culpa mientras practican el unitarismo más desembozado. Pero en algo tienen razón, desde su llegada no hay más grieta. En este idílico mundo Pro de un lado están ellos como significante y del otro ellos mismos como significado. La alianza que conforman con el sistema de medios comercial les permite dejar en sus manos la comunicación y que los medios públicos bajo su conducción agonicen.

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