Bajo el lema «Humanizar la sociedad y la política», el pasado sábado 1 de octubre se celebró en el Centro Cultural El Pozo del Tío Raimundo el II Encuentro del Círculo Podemos Espiritualidad Progresista, que contó con la participación de ponentes pertenecientes a diversos ámbitos, como la filosofía, la política, la educación, la psicología, la ecología, el activismo y la espiritualidad (representada a través de miembros de diferentes tradiciones religiosas y espirituales, sin excluir la espiritualidad laica).

Los portavoces del círculo comenzaron el encuentro manifestando la voluntad de construir una política desde la ética y los valores espirituales, y José Antonio Vázquez, promotor del círculo, insistió en que la espiritualidad es una dimensión humana y no es monopolio de las religiones (tal como se recoge en la Carta fundacional del Círculo), al tiempo que concibe la espiritualidad como un motor de acción y compromiso social. Vivida de ese modo, la espiritualidad nos humaniza y es capaz de liberar toda la fuerza de transformación de la sociedad. Eso sí, habla siempre de una espiritualidad laica, abierta, dialogante, ecológica… El círculo Podemos Espiritualidad Progresista solo excluye las espiritualidades fundamentalistas y dogmáticas. Vázquez sostiene que la estrategia del diálogo y el encuentro es una estrategia revolucionaria.

A continuación Luis Ángel Aguilar, responsable del Área de Laicidad y Libertad de Conciencia en el Consejo Ciudadano Estatal de Podemos, afirmó que la política precisa de una humanización: «ser activos en la contemplación y contemplativos en la acción». Defiende que humanizar la política es vivirla con vocación de servicio, buscando el mayor bien posible para el mayor número de personas. La segunda idea principal que destacó fue la necesidad de politizar la sociedad y ponerse al servicio de los más desfavorecidos a través de la generación de conciencia crítica colectiva. «Hay que politizar la sociedad para cambiar la sociedad» afirmó, y destacó las contribuciones de Martin Luther King, Mahatma Gandhi, Nelson Mandela, Pepe Mujica y Pili Zabala a la causa de humanizar la política.

José Manuel López, portavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid, aludió a la necesidad de hacer crecer el ámbito de humanización de la política haciendo que toda la vida sea política. Resaltó asimismo la importancia de ganar la hegemonía cultural, ya que si el Partido Popular gana se debe a que ha ganado la hegemonía cultural ligada al individualismo que impera a día de hoy.

La charla coloquio «Una sociedad nueva quiere nacer» contó con la presencia de Jordi Pigem, filósofo, ecologista y escritor, que comenzó rememorando las palabras de Martin Luther King cuando dijo que era urgente poner a las personas por delante en la sociedad y no a las cosas. Resaltó que la desigualdad sigue aumentando y a mayor desigualdad social empeoran todos los datos estadísticos sociales: delincuencia, marginalidad, embarazos no deseados, etc. Expuso que la conciencia de ser uno mismo está en nuestro interior, nos cambia, nos hace humanos, y sin embargo la ciencia y la sociedad de hoy no la reconoce porque no se puede medir ni tocar, pero en realidad las cosas que nos importan en la vida son intangibles, pues tienen que ver con la vida interior. Muchos activistas, sin esta vida interior, se acaban quemando. Esta sociedad que prioriza las máquinas, las cifras y la tecnocracia, afirma Pigem, nos conduce al actual fundamentalismo del crecimiento económico, que mata sociedades, ecosistemas, comunidades, vidas humanas, etc. Se trata de un sistema que nos incita a competir continuamente unos con otros (base del libre mercado), un sistema que empuja a fabricar y consumir sin medida.

Y sin embargo, para Pigem la tecnocracia es incompatible con la democracia y con la espiritualidad, pues la espiritualidad implica estar conectado con algo que va más allá de uno mismo (que puede ser la justicia, la naturaleza, vivir en el aquí y ahora…). El ser humano necesita llenar su vida de sentido, y se sabe que una vez cubiertas las necesidades básicas de techo, alimentación y relaciones humanas, lo material no aumenta el índice de felicidad. Al contrario, querer tener más aumenta el nivel de estrés por conseguirlo y conservarlo. Por todo ello, prosiguió Pigem, nos toca pasar de la tecnocracia a la humanización. Resaltó asimismo que Schrödinger y Winger (galardonados con el premio Nobel de Física) sugirieron que la base de la realidad no es la materia sino la conciencia. El mundo no está hecho de cosas sino de relaciones. Y en este sentido, la ciencia está dando un paso hacia el postmaterialismo. Los valores materialistas (capacidad económica) están dando paso a valores postmaterialistas (ecología, calidad de vida, etc.).

Pigem también quiso recordar que la encíclica del papa Francisco Laudato Si’ habla del clamor de los pobres y el clamor de la tierra, y al estar todos conectados como olas en un océano, el bienestar de todos pasa por mirar la realidad con conciencia, honestidad y sinceridad. Ese es el primer programa para humanizar la política. Concluyó planteando que antes de preguntarnos qué es lo que necesita el mundo debemos preguntarnos qué nos pide a nosotros el mundo a partir de nuestras motivaciones a día de hoy.

Y tras las preguntas e intervenciones del público se dio paso al panel expositivo sobre «Cómo la espiritualidad humaniza la sociedad y la política».

José Luis Marqués, miembro de la comunidad Bahá’í, incidió en la capacidad transformadora de las religiones, que no solo han creado civilizaciones y cultura, sino que también han transformado a las personas. La fe bahá’í enseña que cada religión es como un capítulo de un mismo libro. Bahá’u’lláh predicó que solo hay una raza humana y que la paz y la unidad son inalcanzables a no ser que a nivel mundial nos veamos como una única nación mundial. Las enseñanzas bahá’ís buscan confluir en lo esencial y entendernos para trabajar bajo una ética mundial común: «Nosotros, hombres y mujeres de diferentes religiones y regiones del planeta, estamos convencidos de que todos somos responsables de la búsqueda de un orden mundial común».

Emma Martínez Ocaña, historiadora y teóloga, resaltó que lo esencial del cristianismo es ser fiel a la ruah, al espíritu de Jesús de Nazaret. La espiritualidad cristiana puede ser una gran fuerza humanizadora y transformadora de la situación actual. Si la política es el compromiso con la polis y vivimos desde la unidad del ser, experimentando la conexión con todo lo que nos rodea, no podemos permanecer ajenos ante el sufrimiento humano, ante las injusticias, discriminaciones y exclusiones que convierten a los seres humanos en residuos sobrantes. Esta comprensión cambia nuestra relación con todo: con el dinero, con el poder, con las demás personas, etc. «¿Cómo cambiaría nuestra sociedad si pasáramos a la cultura del cuidado de todos los seres?» planteaba Martínez Ocaña. Y prosiguió exponiendo que Jesús quiso formar una única familia humana sin discriminación, a la que llamó Reino de Dios. Animó a desenmascarar un sistema económico que produce muerte y concluyó con el llamamiento a una exigencia ética irrenunciable que implique vivir de manera más austera, que busque la justicia, que defienda el bien común y que denuncie todo lo que destruye la unidad.

Juan Larios, pastor de la Iglesia Española Reformada Episcopal (de comunión anglicana), subrayó que todas las religiones y espiritualidades confluyen en sus puntos esenciales, pero que el problema surge cuando estas religiones respaldan la injusticia al aliarse con ciertos poderes. Denuncia que hoy en día hasta la espiritualidad ha caído en las manos del mercantilismo: las empresas manipulan para que los trabajadores sean más productivos (no más felices). Resaltó que si queremos empezar a cambiar el modelo de política y humanizar la política, debemos tender a la espiritualidad de Jesús: profética y liberadora; una clase política que no quiere ser consciente del daño que causa a millones de personas necesita una voz profética. Afirmó que el proyecto de Dios es hacer de la vida humana algo más gozoso, y que una sociedad que quiera ser agente de cambio debe estar movida por una gran compasión y debe ser sanadora.

Jordi Pigem manifestó a continuación que todas las tradiciones espirituales necesitan hoy renovarse. Como todo lo vivo, necesitan transformarse para no morir. Así como muchas religiones se han centrado durante mucho tiempo tan solo en la liberación personal, hoy muchas religiones tienen en su seno corrientes socialmente comprometidas. Y concluyó diciendo que sabemos que la belleza o la justicia son reales; el mundo no es solo lo que podemos tocar, sino que hay realidades intangibles y algunas también participan aquí.

En el segundo turno de preguntas para que el público también pudiera participar y hacer sus aportaciones, destacaron la intervención de José Luis Marqués, que expuso que a pesar de que aún existen formas de esclavitud, hemos tomado conciencia y reconocemos que es injusto; la intervención de Jordi Pigem, que explicó que casi todos los problemas del mundo contemporáneo provienen del dualismo, que crea división, y la intervención de Emma Martínez Ocaña, que insistió en que tenemos pendiente un trabajo lento y serio de educación y concientización de la sociedad. José Antonio concluyó diciendo que aprender a escucharnos, reunirnos y dialogar es una toma de conciencia revolucionaria y eso mismo es espiritual.

Después de la comida, preparada por el colectivo de Lavapiés Mbolo, se inició la sesión de la tarde con una breve exposición de las temáticas de cada una de las cinco asambleas participativas, que buscaban plantear una reflexión sobre los diferentes temas propuestos.

El taller «Una nueva política. Transversalidad. La gobernanza», a cargo de Clara Serra (Consejo Ciudadano Estatal de Podemos), Alberto Revolware (miembro del grupo de Conciencia Plena del Círculo de Villalba) y Pedro J. (miembro del Círculo de Espiritualidad), abordó la cuestión de la perversión del lenguaje cuando manipula y la importancia de poner a las personas en el centro. La nueva política es el arte de la administración del bien común, que es una enorme responsabilidad. El taller propone recuperar la transversalidad siendo conscientes de que querer que en Podemos quepan todos es un auténtico reto.

El taller «Economía del bien común», a cargo de José Eizaguirre (ecologista), Begoña Sánchez Laiseca (empresaria y miembro del Movimiento de Renovación Pedagógica) y Paco Martínez Moya (socio de Fiare Banca Ética, miembro de HOAC y En la brecha), buscaba plantearse qué decisiones debemos tomar sobre nuestro estilo de vida. Es posible decidir pensando en el bien común e implementar una economía del sentido común si hay voluntad política para hacerlo.

El taller «El cuidado», a cargo de Rosa Arauzo (feminista y activista LGTBQI), Alfonso Colodrón (terapeuta) y María Teresa García de la Hera (cuidadora), recordaba la importancia de cuidarse a uno mismo para poder cuidar a los demás. El autocuidado abarca tanto el cuidado del propio cuerpo (alimento, descanso, etc.) como la gestión de las emociones. El taller insistía en la importancia de educar en saber gestionar las emociones de forma adecuada, al tiempo que pretendía abordar cómo configurar las distintas formas de cuidar.

El taller «Sanar la memoria», a cargo de Silvia Erice (psicóloga y terapeuta familiar), José Luis San Miguel (filósofo y escritor) y Miguel Ángel Vicente (experto en counselling y coaching), trataba sobre el proceso psicológico para reparar y sanar las experiencias traumáticas a nivel individual, a nivel familiar y a nivel nacional o colectivo. Se explicaba, por ejemplo, que sin el reconocimiento de la sociedad civil no se puede iniciar este proceso de reconciliación con el pasado y quizá también de perdón. Puesto que las víctimas no pueden hablar cuando aún se encuentran en la fase de shock postraumático, muchas víctimas necesitan un tiempo de silencio hasta poder hablar de sus traumas.

El taller «Cultura de paz y educación», a cargo de Pepa y Elisa (educadoras) y Trinidad Gimeno (animadora sociocultural), planteaba que vivimos en una sociedad muy polarizada y muy agresiva, en la que usamos nuestra verdad para atacar. ¿Qué nos pasa en nuestra sociedad que no abrimos nuestros oídos a lo que los demás piensan y sienten? El taller buscaba promover el buen trato, la cultura por la paz y la convivencia y la búsqueda de nuevas formas de relacionarnos.

Después de los talleres se contó con la participación de Rafael Mayoral, secretario de Relación con la Sociedad Civil y Movimientos Sociales de Podemos, que habló de impulsar la fraternidad popular y declaró que el amor entre las personas es emancipador: «La construcción de la alegría y la esperanza es fundamental».

El encuentro se cerró con la lectura del Manifiesto, que reproducimos a continuación:

 

MANIFIESTO DEL II ENCUENTRO PODEMOS ESPIRITUALIDAD

«HUMANIZAR LA SOCIEDAD Y LA POLÍTICA»

Somos los que dejamos de soñar con un mundo nuevo para empezar a construirlo, a gestarlo, bebiendo del agua fresca que ha manado de este pozo en el que se ha convertido hoy este centro cultural llamado… El Pozo.

Hemos manifestado juntos nuestro deseo de caminar hacia una sociedad nueva, fundada en el respeto y el cuidado de la naturaleza, los derechos humanos, la justicia social y económica, la democracia participativa, la no violencia y una cultura de paz.

Entendemos que la política debe ser una vocación de servicio y sentimos como una tarea humanizar la política, así como también «politizar» la sociedad, para vivir con autenticidad nuestros deseos de humanización y que den lugar a cambios reales.

Estamos convencidos de que la espiritualidad es un instrumento de progreso, transformación y movilización social que comienza en nuestro propio interior y genera cambios profundos en la sociedad.

Queremos que el nuestro sea un tiempo que se recuerde por el despertar de una sociedad basada en la dignidad de la persona, el respeto a la vida y a la tierra en toda su diversidad. Una sociedad que fomente la ética de la responsabilidad y el cuidado en aras de un desarrollo humano integral.

Queremos que el nuestro sea un tiempo que se recuerde por la firme resolución de alcanzar la sostenibilidad, cambiando los patrones de producción y consumo.

Queremos que el nuestro sea un tiempo que se recuerde por el aceleramiento hacia la justicia social y económica, posibilitando que todos alcancen un modo de vida seguro, digno y ecológicamente responsable.

Queremos que el nuestro sea un tiempo que se recuerde por el logro de la igualdad y equidad de género y por promover una cultura de tolerancia, no violencia y paz.

Queremos, en definitiva, que el nuestro sea un tiempo que se pueda recordar por que las condiciones vitales de las personas hayan mejorado tanto que sea posible la alegre celebración de la Vida.