En la ciudad de Cuenca, tuvimos el agrado de conversar con la Coordinadora del Movimiento Afro de la provincia del Azuay, Nila de Aguiar. Luego de una cálida bienvenida a su nuevo hogar, entre los ajetreos de la mudanza y sus labores maternales, con el aroma de un recién preparado té de cedrón, empezamos explorando un día en la vida de Nila, dedicada a la lucha por la equidad y la defensa de los derechos de los afrodescendientes.
No se puede hablar de la dedicación de Nila, sin hablar de su madre, Mama Yama, quien llegó desde el Brasil, hace 25 años y se enamoró de nuestro país. Según nos comenta la misma Mama Yama, ya antes había visitado Ecuador, haciendo trabajo social en diferentes provincias, hasta que decidió quedarse en Cuenca para trabajar directamente con la población afro del Azuay. Podemos decir que la labor de Nila, viene desde la cuna.
Mientras caminamos por las congestionadas calles, madre e hija, nos cuentan los desafíos que se han presentado en Cuenca, donde se niega la existencia de afrodescendientes y además se trata de invisibilizar el racismo. Nila se ha encontrado con una pared difícil de atravesar, al momento de ayudar a quienes acuden a ella en busca de consejo y representación, las autoridades hacen oídos sordos cuando se trata de delitos de odio y prefieren cambiar la figura legal, tratando de esconder los actos racistas de los que son víctimas los afrodescendientes.
Mama Yama lo resume de esta manera: “Cuando un afro es agredido, nadie hace nada, pero cuando un afro es acusado, la justicia es rápida… aún sin pruebas”.
Así llegamos a las instalaciones de Radio Católica de Cuenca, donde tienen su programa llamado Voces de Ébano, un espacio dedicado a dar a conocer la historia y cultura del pueblo afro, con datos verificados e investigados por Mama Yama. El programa busca mostrar a la población la riqueza y aporte del pueblo afro a la sociedad, desde siglos atrás hasta nuestros días y lo más importante es “que no se hace a través de otras voces, sino desde la experiencia y visión de los propios afrodescendientes”.
En “Voces de Ébano”, dedica cada día ocho minutos para hablar sobre cada país de África y su historia; al principio mucha gente se mostraba renuente al espacio ya que no veía importante hablar de los países africanos, pero con el tiempo, Nila ha logrado su cometido de que la comunidad afro se sienta más interesada y segura de sí misma, pero “esto es algo que se puede lograr, solo si conoces tu historia”, nos dice.
Hoy, ellas tienen un nuevo proyecto: “articular de mejor manera el Movimiento creando una fundación que trabaje y vele por el desarrollo, justicia y reconocimiento del pueblo afro, a través de estrategias que ayuden en estos tres ejes, con la finalidad de construir una ciudad integral, unida, donde se respete las diferentes culturas”.
A pesar de que con el Movimiento se ha logrado visibilizar a los 17 mil afrodescendientes del Azuay, aún ve que falta llegar a una verdadera inclusion y “la culpa es del sistema segregacional que perpetúa los estereotipos”.
Para ella lo importante es, también, quitar esa idea de victimización de los afros, Nila quiere que se trabaje con equidad para que puedan aportar al desarrollo social y se les reconozca este aporte; quieren ingresar a la política sin aspirar a altos cargos, sino llegar a los consejos cantonales o a los GAD’s (Gobiernos Autónomos Descentralizados), porque es ahí donde pueden estar más cerca de la gente y sus necesidades, el trabajo es más humanizado.
Nila de Aguiar nos habla de otra labor que están retomando. Se trata de la práctica de la medicina ancestral y la formación de gestores en la misma, cuya materia prima está en nuestra propia tierra y es triste ver cómo se va perdiendo este conocimiento; ya trabajaron en las comunidades aledañas a Cuenca, donde acceder a la salud tradicional es difícil ya que el único dispensario disponible atiende en un horario limitado.
Durante dos años atendieron a personas con dolencias físicas y emocionales, todo a través de la preparación y manejo de las plantas medicinales de la zona, los resultados fueron excelentes. La experiencia les permitió conocer a fondo las necesidades de la gente, pudieron atender y aliviar a muchos ancianos que sufrían de abandono, lo que era el 90% de la causa de enfermedades como: diabetes, presión arterial, artritis, etc. Esta labor, tan humanizada, de persona a persona, es lo que a Nila le ha dado gran satisfacción.
De vuelta en su casa, mientras prepara el almuerzo para sus pequeñas, Nila nos habla sobre el espacio que tiene en televisión, en una revista familiar de Cuenca, un par de días a la semana. Nila aprovecha este programa para dar a conocer, entre otras cosas, la gastronomía del pueblo afro, de Ecuador y otros países, para ella la gastronomía va de la mano con la salud. Otra de las ventajas de este espacio, es que puede invitar a personajes de la comunidad afrodescendiente que destaquen en cualquier disciplina cultural.
Cuando le preguntamos qué ve en el futuro del Movimiento y la población afro, nos responde “veo a los niños y jóvenes, con los que trabajamos en el Movimiento, que ya conocen sus derechos, caminando sin tener que superar la violencia del racismo, como nos ha tocado a nosotros. Nila y Mama Yama seguirán su ciclo natural, son las futuras generaciones las que quedan como legado de este trabajo”.
Le preguntamos el significado personal que tiene el Movimiento en su vida, a lo que responde: “Yo, como Nila, he madurado, he crecido como ser humano. Quiero visibilizar la situación de los afrodescendientes, no a Nila o Mama Yama”.
Nos despedimos de Nila de Aguiar, que seguirá con su trabajo de autogestión y alianzas estratégicas con los diferentes colectivos sociales, ayudando en otras causas, porque para ella “cuando tomas conciencia de las emociones de los demás, creas una cultura de paz”. Así ,envía un mensaje a toda la población para que conozcan el aporte del pueblo afrodescendiente y de a poco lograr la equidad, ya que esta va de la mano con la no violencia.