El mayor déficit de Europa es el humanismo.

Italia, colapsada al llegar 5.000 inmigrantes en 48 horas: «Es la oleada más grande de 2015». Son más de 43.000 personas las que han llegado a Italia este año a través del Canal de Sicilia, 31 de mayo de 2015.

Continúa la tragedia en el Mediterráneo: 8.000 desaparecidos, 19 de abril de 2016.

Médicos Sin Fronteras habla de cientos de muertos en el último naufragio en Libia, 5 de agosto de 2016.

El número de refugiados e inmigrantes que han llegado a las costas europeas este año ha superado hoy los 300.000, según datos de ACNUR, 20 de septiembre de 2016.

11.000 inmigrantes rescatados en 48 horas. “Era como una montaña de muertos. Hasta que no les metimos en bolsas, no pudimos contarlos. Esperpéntico”, 5 de octubre de 2016.

Estas barbaridades son algunas de las consecuencias tras los bombardeos contra Libia, iniciados con el decreto de la ONU de zona de exclusión aérea en marzo de 2011. Hasta entonces, ese mismo año, Libia alcanzó el índice de desarrollo humano (IDH) más alto de toda áfrica por lo que era denominada la Suiza africana.

La Unión Europea recibió el Nobel de la Paz por su contribución al avance de la paz, la reconciliación, la democracia y los derechos humanos, el 12 de octubre de 2012.

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Francisco Carpio: «L’enfer, c’est les autres…» (El Infierno son los otros), nos diría Jean Paul Sartre en su obra de teatro Huis Clos (1944); no iba muy descaminado el gurú del Existencialismo; aún más, yo creo que fue demasiado benévolo: En realidad el Infierno somos (nos)otros… Y lo somos por permitir –en nuestro propio mundo, no en un futuro discutible- la existencia de situaciones tan injustas, tan crueles, tan cobardes, tan mezquinas como las de los campos de refugiados.  Injusticia, crueldad, cobardía, mezquindad; viejas y eternas compañeras de viaje de ese ya viejo viaje que es el ser humano…

En una nueva y borgiana edición de la Historia Universal de la Infamia, esta terrible realidad que supone el desarraigo y el éxodo de miles y miles de mujeres, niños, ancianos y hombres, ocuparía sin duda un capítulo húmedo, extenso y sombrío.

El proyecto “Beyond Borders – Más allá de las fronteras” arroja una mirada sincera, valiente y solidaria sobre una experiencia tan amarga como la que están sufriendo todas estas personas, privadas de algunos  de sus más inalienables derechos: agua, comida, calor, techo, pero sobre todo privadas de libertad y de presente-futuro.

Amigo espectador, voy a pedirte que hagas un viaje especial –y también espacial- por estas imágenes fotográficas. Razones emulsionadas contra la sinrazón. Recorre atentamente con las pupilas de tus ojos y con las de tu corazón su inquietante y humana geografía. Un paisaje de desesperanza que habita en el rostro y en las desilusiones de sus moradores. Los hombres y las mujeres no podemos vivir sin alimentos ni bebidas, pero tampoco podemos hacerlo sin esperanzas. Los niños nunca las pierden del todo. Mira sus miradas. Todavía hay luz. No los convirtamos en adultos prematuros, en muertos vivientes. Eso es también el infierno…

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