En el Congreso por el Desarme IPB en Berlín este fin de semana alrededor de 40 jóvenes de 15 diferentes países se reunieron durante una Asamblea Juvenil. Pressenza entrevistó a tres de ellos: Marie Cucurella, de Francia, Emma Pritchard, de Inglaterra, y Simon Ott, de Alemania.

Sobre todo, los países europeos han estado representados, pero también vinieron jóvenes de EE.UU., Corea del Sur, Argentina, Colombia, Japón, India, Australia, entre otros. Sólo los invitados africanos no lograron llegar – como es habitual, debido a las dificultades para obtener visados. Casi todos los jóvenes tienen ya sea un activismo o una formación académica en los temas de la paz y la no violencia. Por ejemplo, Marie y Simon son miembros de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (WILPF) y Emma tiene una maestría en resolución de conflictos.

La estructura del encuentro, principalmente organizado por los propios jóvenes, era muy diferente al resto del congreso. Mientras que el congreso ordinario consistía principalmente en plenarias y paneles de discusión, los jóvenes organizaron juegos antes y al final de cada día, – «actividades no formales de educación » – para llegar a conocerse unos a otros, incluyendo una conversación de café o actividades de creación de equipos. «Muchos de estos juegos los he aprendido de los estudios de resolución de conflictos», dice Emma, quien fue una de las organizadoras, “por ejemplo, un juego en el que tienes que hacer una serie de declaraciones, como ‘Soy feminista’, y la gente tiene que posicionarse en una línea a favor o en contra, y explicar su posición».

Cuestiones de género y formas de comunicación

Algo que los tres resaltaron como lo más importante en el Encuentro de Jóvenes fueron las inspiradoras charlas entre ellos. «Hablamos de muchos temas: el feminismo, educación para la paz, el capitalismo, y muchos más», dice Marie, y Simon continúa: «Hay diferentes aportes, aprendemos mucho unos de otros.» Algo también importante y diferente a lo que observaron en las sesiones oficiales del Congreso: todo el mundo fue incluido, también las personas tímidas encontraron espacio para expresar sus puntos de vista. Marie dice: «Por ejemplo, podríamos preguntar: “¿Qué te parece, Luisa?” O trabajar en grupos más pequeños donde es más fácil que todos puedan expresarse». » No estamos de acuerdo en todo, pero tenemos una manera de respetarnos unos a otros», añade Simon.

Un tema candente fue el tema de género. «Todos estos viejos», Marie susurra y explica: «Cuando nos fijamos en los niveles inferiores de la jerarquía, observas más mujeres, pero cuando nos fijamos en los podios y las posiciones más altas, en gran medida los hombres siguen superando en número a las mujeres». Pero se dieron cuenta que sus desigualdades de género aún persisten en su generación. «Uno se pregunta si lo que está obstaculizando se trata de un problema estructural u otra cosa.» Ellos se dieron cuenta que, en parte, la posición del hombre se deriva de formas de comportamiento que fueron enseñadas. «Los niños están más acostumbrados a interrumpir, mientras que las niñas son a menudo más tranquilas», dice Emma, a modo de ejemplo.

Siempre dicen: ¡Involucren los jóvenes!

Cuando se le pidió criticar constructivamente el Congreso, los tres de parecieron animarse: «Siempre dicen: ¡Involucren a los jóvenes! Pero luego no nos dan espacio. La presentación del Encuentro de Jóvenes y nuestro trabajo sólo ha tenido diez minutos en el panel, y no hubo otros oradores jóvenes en el pleno. No nos piden nuestra opinión, no nos involucran. «Emma dice que la juventud tenía una importante perspectiva con la que contribuir, una perspectiva que también es valiosa. «La meta sería que ya no tengamos reuniones de jóvenes en el futuro, sino que participemos en igualdad de condiciones», dice Marie. Además, la estructura del Congreso no fue muy bien vista. «Es muy conservador, muy tradicional: el público sólo escucha pasivamente a algunas celebridades. Tal vez les guste esta manera. Pero no es atractivo para los jóvenes. No es la manera de hacer conferencias hoy en día». Ellos podrían hacer muchos más talleres con círculos abiertos de discusión, sesiones plenarias, más creativas y activas, y fluidas, explican. Y luego: «La gente quiere saber lo que pueden hacer. Se les debe involucrar para que sean más activos».

¿Cómo serían tratados los alienígenas por los seres humanos?

¿Y ahora? «Vamos a estar en contacto». El borrador del proyecto del borrador de su declaración (aquí se puede encontrar el segundo proyecto), después de muchos debates, ya está listo para ser finalizado. Otro objetivo es la organización de un Congreso Mundial de Jóvenes por la Paz en 2018. También está prevista la organización de talleres y webinarios. Sin embargo, parece que esto es sólo el principio. Llegaron a conocerse y lucharon juntos para encontrar la manera de hablar, debatir y definir las cuestiones más importantes. Pero hablando con ellos se podía sentir lo inspirados y entusiastas que son. Al final me dijeron, riendo: «Anoche hablamos de cómo los alienígenas serían tratados por los seres humanos. Algunos de nosotros fuimos más optimistas y otros más negativos». Llevando las cosas más hacia el lado serio, Simon explica: «Básicamente, se trata de la cuestión de qué pasaría si apareciera una potencia neutral. ¿Cómo respondería la humanidad, tal como lo es hoy?» «Por supuesto», añade Marie,» asumimos que los alienígenas serían pacíficos.»

Emma Pritchard, Marie Cucurella y Simon Ott, delante de una escultura de la bomba atómica, expuesta en la conferencia.

Emma Pritchard, Marie Cucurella y Simon Ott, delante de una escultura de la bomba atómica, expuesta en la conferencia.

Preguntado por el valor más valioso para ellos, Marie respondió: «La solidaridad y el respeto.» Emma: «La justicia. No tanto la justicia legal, sino la igualdad, el concepto de compartir, del diálogo». Simon: «La colaboración. También la justicia. La igualdad de acceso a los recursos y la igualdad de derechos. El compartir». El resumen de todos ellos: «Cada vez que conoces a gente de otra parte, te das cuenta de que son iguales a uno». [En mis entrevistas siempre pregunto a mis entrevistados acerca de los valores que cuentan más para ellos. Nota del autor]