La frase del título es del Juez que entiende en la causa de Jesica Arroyo. Lejos de la gran ciudad y sus medios distraídos con la farándula, esta nota denuncia el drama que viven una mujer y sus hijas, la absurda respuesta de la “justicia” y la necesidad de una solución efectiva y rápida antes de tener que lamentar otra tragedia sin retorno por violencia de género. Las víctimas han sufrido y siguen sufriendo mucho hasta aquí. Esperamos que enterarse, enterar a otros y multiplicar la denuncia, ayuden a terminar la pesadilla.

Por Gustavo Figueroa/Periferia

Newenken, territorio mapuce.- Jesica Arroyo es madre, docente y víctima de violencia de género. Su ex pareja Nicolás Alarcón –un suboficial de la policía de Neuquén– intentó matarla con su arma reglamentaria, a ella y a sus dos hijas menores de edad. Pero esta escena es una de las últimas escenas de violencia de una larga serie de persecuciones y hostigamientos. Sin embargo hoy la justicia de Neuquén entiende que la que debe ser procesada es la madre. Una madre que según la justicia y su ex pareja no cumple con el régimen de visitas; peor aún, el poder judicial comprende que Jesica Arroyo impide el régimen de visitas y atenta contra la integridad de la hija que tiene en común con Alarcón.

¿Qué figura jurídica puede comprobar si el padre cumple o no efectivamente el régimen de visitas? ¿No es prudente que una persona que ha cometido hechos de violencia contra una mujer esté acompañado por personal terapéutico y profesional durante las horas de visitas en las que esté con su hija, una niña menor de edad? ¿Es incoherente exigirle a un agente de la policía, que ha amenazado de muerte a su ex pareja, que no porte más armas (reglamentarias)? ¿Es necesario esperar a que el victimario cumpla sus amenazas para que el poder judicial y los jueces de Neuquén se coloquen a la altura de las circunstancias? ¿Cuáles son las convivencias íntimas entre el poder judicial y las fuerzas de seguridad de Neuquén? ¿En qué momento las advertencias del juez interviniente en el caso se convirtieron en amenazas?

El abogado querellante Martín Pedernera aconseja a Alarcón durante la audiencia. Foto Gustavo Figueroa.

El abogado querellante Martín Pedernera aconseja a Alarcón durante la audiencia. Foto Gustavo Figueroa.

“En este tipo de casos la voz de Jesica no se escuchó nuevamente siendo que presentamos no solamente un informe de la psicóloga que atiende a la menor sino también las denuncias que ha hecho y las denuncias que realizó en su momento y que fueron archivadas por la fiscalía. La misma fiscal que le formuló cargos a Jesica con una política criminal determinada fue la misma que le archivó la causa en octubre del año pasado por violencia de parte de Alarcón. Entonces entendemos que la misma fiscalía que tiene que defender a las mujeres es la que hoy es la que está acusando a una compañera y es la que actúa ineficientemente en todo el resto de los casos en donde las mujeres mueren y son violentadas.” Gisella Moreira, abogada defensora.

“En ningún momento, desde que me animé a denunciar, han escuchado a mis hijas. Y el juez Muñoz, la jueza Vesvari y todos los jueces y fiscales que han intervenido, en lugar de protegernos nos están poniendo al alcance de este tipo para que nos mate. En Picún (Leufú) a Sandra Merino la mataron cumpliendo un régimen de visitas. Ella había denunciado y nadie hizo nada. Nosotros venimos denunciando hace rato y tampoco nos escuchan. Pretenden que una criatura de cuatro años se quede sola con este padre que la intentó matar con su arma reglamentaria, ¿quién puede entender eso?» Jesica Arroyo.

“Mi hermano tiene tres años y lo dejaron sin mamá. Le arrancaron su mamá a los tres años. No queremos que la hija de Jesica se quede sin mamá. Señor Muñoz a usted le hablo, yo no quiero que la hija de Jesica se quede sin mamá, como me pasó a mi o como le pasó a mi hermano.” Mayra Saavedra, hija de Sandra Merino (víctima de femicidio).

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