La India y Pakistán elevaron hoy el tono de sus discrepancias a raíz tras las acusaciones a Islamabad por su presunta implicación en un ataque a una base militar, que causó la muerte a 18 soldados.
Nos reservamos el derecho de responder en el momento y en el lugar de nuestra elección, advirtió en conferencia de prensa el director general de Operaciones Militares indio, teniente general Ranbir Singh.

Tenemos la capacidad para responder a tales actos flagrantes de agresión, afirmó el oficial de alta graduación.

Singh reveló que tras el ataque ocurrido ayer contra la instalación castrense ubicada en el norteño estado de Jammu y Cachemira fueron confiscados, junto a las armas de los cuatro extremistas abatidos, alimentos y medicinas de marcas pakistaníes.

Por su parte, el jefe del Ejército paquistaní, general Raheel Sharif, afirmó que las Fuerzas Armadas están ‘totalmente preparadas para responder a todo el espectro de amenazas directas e indirectas’.

Durante un encuentro con el alto mando castrense, celebrado en la ciudad de Rawalpindi, Sharif aseguró que los militares frustrarán cualquier acción contra la soberanía y la integridad de Pakistán, informó un comunicado del Servicio de Relaciones Públicas de ese cuerpo.

Las primeras investigaciones indias señalan que los atacantes pertenecían a Jaish-e-Mohammad, una organización extremista con base en el vecino país y que reivindicó en el pasado numerosas acciones armadas.

Precisamente, esa formación se adjudicó en enero el asalto a una base aérea india, ubicada en el occidental estado de Punjab y cerca de la frontera, en un incidente en el que murieron seis radicales y siete militares indios.

Ese ataque paralizó el tibio acercamiento entre ambas potencias nucleares acordado a finales del pasado año, cuando el primer ministro indio, Narendra Modi, visitó a su homólogo pakistaní, Nawaz Sharif, el día de su cumpleaños, en un gesto celebrado en ambos lados de la frontera.

Poco antes, los jefes de la diplomacia anunciaron el reinicio de las conversaciones entre Nueva Delhi e Islamabad para intentar solucionar el histórico diferendo, marcado por la disputa territorial por la región de Cachemira, desde 1947.

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