Caminaba entre la gente que se apretujaba para estar cerca de la central nuclear de resistencia que es Hebe de Bonafini y escuché eso de que no puede estar en rebeldía, porque ella es la rebeldía. También escuché “tiene 90 años ya”, “la vieja es sagrada”, “este es el límite de cualquier pueblo digno”. Porque había fervor. Fervor guerrero, fervor protector. Como decía a la distancia el comunicador cordobés Luciano Debanne “Gratitud, lealtad, devoción”. Eso entregaron estas madres, eso solamente merecen. Como mínimo.

Porque otros, desesperados, estaban dispuestos a entregar su corazón envuelto en un pañuelo blanco. Pero no hizo falta tanto sacrificio. Un poco de astucia y una movilización ágil, reactiva, atenta, presurosa, hicieron el resto.

Las madres pudieron cumplir con su ritual de cada jueves, la ronda a la Pirámide de Mayo. En el centro de la vallada Plaza de Mayo, a la distancia la Casa Rosada, habitáculo desde donde se descargan consignas iracundas, donde se toman decisiones y se firman decretos que cercenan derechos y hacen retroceder los almanaques. La vuelta 1999. ¿Quieren evitar que la semana que viene Hebe de Bonafini encabece la ceremonia número 2000?

La mayoría de los que acompañaban la camioneta que transportaba a las madres desde Plaza de Mayo hasta su búnker, la Universidad de las Madres, no tenían 2000 semanas de vida, o como yo, apenas las superaban.

No hace falta contar que el juez Martínez de Giorgi postergó la indagatoria a Hebe, ni que ahora la pelota está en el tejado del ministerio de seguridad. Sí, el ministerio que cuenta con la persona más incompetente de todas a su cargo. Y miren que tiene competencia.

Con voz propia

“Es la movilización de los pueblos lo que libera” dijo la referente de la lucha por los derechos humanos. “¡Macri pará la mano!” insistió, animando a todos a seguir resistiendo, salir a las calles y no quedarse callados. Aseguró que no tenía miedo y que “hacen falta 2000 Macris para apagar tanto fuego” en referencia a los jóvenes que la acompañaban.

Se trata de una persecución misógina llevada adelante por el gobierno de Cambiemos, esa alianza fascista que quiere seguir liberando a genocidas de la dictadura y poner en su lugar a las lideresas del pueblo. Milagro Sala ya lleva 202 días presa, Cristina Fernández es acosada judicialmente y ahora Hebe. Quien, además de remarcar que debemos enfrentar a estos hacedores de hambre e injusticias, siempre con alegría, nos pidió que no respondamos a estas provocaciones con violencia. Eso son estas madres, la fortaleza, la sabiduría y la bondad de un pueblo que se sigue buscando a sí mismo, que se sigue tropezando, pero que insiste. Que porfía en levantarse y tratar de dar dos pasitos más, que se limpia las lágrimas y se pone una sonrisa en el rostro, porque a los antihumanistas se los espanta con alegría.

Compartimos también este breve reportaje realizado por el fotoperiodista Estanislao Santos.